IMÁGENES Y SONIDOS DE LOS JAIME VILLASEÑOR 032 TAMY, BETO Y LIZTHER: Junta Cumbre

Planeación es una palabra que debe borrarse de los diccionarios mexicanos y latinoamericanos, porque además de ser muy ajena a nuestra idiosincrasia, cuando la buscamos infructuosamente, terminamos frustrados.

Extrañamente, cada vez que planeamos, las cosas resultan de otra manera, quizá porque somos malos planeadores, por que la planeación es un mito o por que nuestra previsión y decisiones anticipadas al futuro se quedan cortas.

Señalo esto, porque a manera de ejemplo, con muy poco tiempo iniciamos algunas diligencias, para hacer una celebración familiar de propósitos múltiples, pero nuestra imaginación no alcanzó para el verdadero resultado, que afortunadamente se logró.

Es fantástico y fascinante observar como se acomodan las cosas, cuando se hacen no en el orden, sino en el caos, cuando no son los procesos intelectuales los que mandan, sino las voluntades las que se conjuntan aleatoriamente.

Explico:

Nadie había planeado que el Dr. Enrique Rojas Gimenez (ilustre implantólogo Dominicano) estuviera ayer con nosotros, ni él mismo lo había pensado, sin embargo, súbitamente tomó la decisión de reunirse con su familia, y a últimas hora consiguió una buena tarifa aérea, el mismo vuelo y asiento vecino, con el Maestro en Administración Humberto Jaime Villaseñor y regreso el mismo día y en la misma línea con la familia Rojas Jaime que está vacacionando actualmente en México. El efecto inmediato de esta gran sorpresa, fue una alegría inconmensurable de Lizther, Zara, Daniel, Michelle, Mamama y de él mismo, que se hace notar en la fotografía.

El júbilo de la familia aumentó con la presencia siempre anhelada de Tío Beto, que en visita relámpago a México, en tránsito hacía San Francisco California, hizo una breve escala en el Distrito Federal.

Todos estamos contentos de verlos, pero la que más lo ha demostrado es por supuesto su irreemplazable madre, Cucú, que no oculta en ningún momento su gran amor maternal.

Deseamos que le vaya muy bien en los negocios que lo llevan a los Estados Unidos y que regrese pronto a la casa familiar a gozar de un merecido descanso, las suculentas comidas de Cucú y toda clase de consideraciones de hijo consentido.

De modo que sin planearlo, siguen en las mismas andanzas Enrique y Beto. No terminaron ahí los dones del destino, pues tanto Tamy como Lizther aumentaron los motivos de dicha en el seno de nuestro grupo familiar.

Los tres hermanos, que llegaron desde diferentes puntos, se encontraron con un gran amor fraternal y fueron a tomarse la tradicional foto del recuerdo.

Aunque Cucú fue la gran organizadora, hay que reconocer que hubo mucha capacidad de adaptación, pues en los preparativos de la fiesta, se hizo posible lo deseable, con lo disponible.

Por la noche, llevamos a cabo una celebración con antojitos mexicanos y aguas frescas, para celebrar entre otras cosas, los cumpleaños de todos, que no tenemos oportunidad de pasarlos juntos, el haber retornado a México, pero sobre todo la feliz coincidencia de estar toda la familia reunida.

Todo lo anterior no tendría valor sin la presencia de nuestros nietos, de tal forma que a los Rojas Jaime se les unieron los Piña Jaime (Janet y Quique).

Cucú le pidió a Papábeto que expresara a los invitados los motivos de el ágape. Aunque la oratoria no es lo suyo, Papábeto quizó transmitir que somos una familia diseminada en la geografía pero muy unida; que aunque estamos distantes, no estamos separados porque nos unen fuertes lazos familiares.

Agradeció la presencia de nuestros muy selectos invitados: Hermanos de Cucú y Papábeto, Mamá Tete, los Sánchez, Marco Antonio y Lupita, amigos de toda la vida, El Tío Pepe y esposa, así como vecinos de Tepetitlán y Almoloya. Algunos incluso permanecieron por momentos fuera de la casa.

Nuestra nietas bailaron árabe y recibieron un caluroso aplauso.

Todos disfrutaron del insuperable sabor para nuestros paladares, que representa la comida mexicana.