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sábado, 14 de febrero de 2009

Merecería ser Verdad XX El MAL DE OJO: Síndrome de filiación cultural de alcance mundial

Imagen:collage/es.geocities.com/
ba.metu.edu.tr/azabachereydeasturias.com/peru.acambiode.com/ /cookingfire.com

Aunque los adultos de la localidad de Araujo-una de las 71 localidades del municipio Dr. Coss-mostraban desde muy pronto importantes cambios en su silueta-por el abundante consumo de la tortilla de harina de trigo-y deterioro en su aspecto por las severas condiciones adversas en las que desarrollaban su actividad predominantemente agrícola-sequía, clima extremo-, tenían hijos, que cuando pequeños, cumplían los parámetros, de lo que en nuestro medio es considerado un “niño bonito”: rollizos, de piel muy blanca y grandes ojos azules. Inevitablemente uno mostraba su admiración a los padres, quienes presurosos y preocupados, de inmediato decían: “tóquele la cara médico, no le vaya a hacer ojo”, yo les contestaba ¿ustedes creen en el ojo? a lo que respondían “no, pero tóquelo”.

Y es que la población campesina, escasa y muy dispersa, del municipio-uno de los 51 del estado de Nuevo León, al este, limítrofe con Tamaulipas-, que lleva el nombre en honor al doctor en teología José María Coss-prócer zacatecano de la independencia- mezcla de indígenas y españoles, asentados en esas regiones desde 1745, provenientes de El Zacate, Los Aldama y General Bravo, tienen creencias arraigadas tradicionales, de ambas ramas étnicas, en cuestiones de salud-enfermedad.

En otro confín de México, en uno de los 106 municipios del estado de Yucatán- localizado en la región centro norte, al este de Mérida, la capital-, en el henequenero Timucuy-lugar de tórtolas-poblado desde antes de la conquista por indígenas, mayas-actualmente todavía hablantes de la lengua maya-, me llamaba mucho la atención la vestimenta de los lactantes, que desde esa temprana edad usaban hipiles, y en la muñeca podían traer un amuleto, pues los mayas consideran que las enfermedades pueden ser de origen natural o provocadas por hechizos, envidias o por seres sobrenaturales, como el ah pul yaah o mal de ojo que por desarmonía energética se manifiesta como un niño febril, llorón, inestable, que no come ni duerme.

Ya en el Área Metropolitana de la Ciudad de México, en la Magdalena Contreras-una de las 16 delegaciones, situada al sur poniente del Distrito Federal-al recomendar el corte de las uñas en lactantes menores, algunas madres exclamaban: “no le corto las uñas porque se queda mudo”, aunque yo no comprendía esa lógica, entendía que era un concepto étnico tradicional, ya que el lugar, originalmente poblado por otomíes chichimecas-gente cazadora-coexistiendo con nahuatlacas-gente que habla claro-tepanecas-una de las siete tribus-formando parte del Señorío de Coyoacán-hasta que Tacuba, Texcoco y México, en la Guerra de la Triple Alianza derrota a los Tepanecas-, pagando tributo a los mexicas, hasta la llegada de los españoles; conservó algunas costumbres y tradiciones ancestrales.

Los tres sitios tienen como común denominador-para facilitar la accesibilidad cultural-, el respeto que siempre tuve por sus creencias, valores, principios, lenguaje, usos y costumbres, lo que permitió el establecimiento de un puente intercultural, buscando que la sabiduría popular se nutriera del pensamiento y de la evidencia científica.

Los sucintos ejemplos anteriores ilustran contenidos de la antropología médica-subcampo de la antropología social o cultural-motivo de investigación sobre los procesos sociales y las representaciones culturales de la salud, la enfermedad y las prácticas de atención o asistencia relacionadas con ella-medicina popular, tradicional o folk-como rituales, relaciones entre ciencia y religión y categorías psicopatológicas-trastornos étnicos y síndromes delimitados culturalmente- que se reseñan en estudios etnográficos-descripción que se refiere a un grupo de personas, previa convivencia con el etnógrafo que realiza el trabajo de campo- para la identificación y descripción de enfermedades propias de culturas específicas previamente no descritas en la clínica, denominadas trastornos étnicos y más recientemente “culture bound syndroms”, como el tarantismo en el campesinado europeo, la posesión y los estados de trances, y la anorexia nerviosa.

El conjunto de enfermedades inextricables-enmarañadas y confusas-vinculadas con la visión del mundo y la cultura de un pueblo se conoce actualmente como “síndromes de filiación cultural”, tales como el “empacho, pasmo, o el susto-perdida de la sombra-”; el “daño por brujería”; el “aire”; la “caída de la mollera”; el “cuajo” y el “mal de ojo”, entre muchas otras que requieren sofisticados métodos de diagnóstico como la consulta de maíces y cartas; la limpia con huevo o la botella o la pulsación de la sangre en las venas: Cada enfermedad tiene su propia medicina y los métodos de cura son muy variados.

En la medicina tradicional, como conjunto de ideas creencias, representaciones y símbolos, que constituyen un saber reconocido y aplicado, se condensan sin contradicción el pensamiento empírico, racional y lógico con el pensamiento simbólico, mitológico y mágico, las cuales se transmiten por tradición oral a través de las generaciones, cuyo fin último es la recuperación del enfermo.

Las enfermedades, desde esta óptica, se dividen en dos categorías, según su orinen: natural-que solo requieren algún remedio empírico (masajes, “sobadas”, baños de hierbas, aplicación de ventosas, supositorios, purgas, plantas medicinales o preparados de origen mineral y animal)- y sobrenatural-en las cuales es indispensable llevar a cabo un ritual curativo (por sobadores, yerberos, hueseros, parteras empíricas, limpiadores, chupadores y pulsadores).-Las enfermedades graves y difíciles derivan de la pérdida del principio vital del ser humano, de la intrusión de una energía negativa, de un ente extraño al cuerpo del individuo, o la manipulación de poderes mágicos para que la divinidad castigue al infractor, alterando las funciones vitales del organismo por desequilibrio emocional y psíquico. La intervención del Chaman tiene la función de recuperar lo que falta o expulsar lo que sobra, utilizando su “don de curar”, porque son “intermediarios” entre la divinidad y el paciente.

En el Imperio Azteca, en el altiplano central de México, se consideraba la enfermedad como un castigo enviado por una deidad por haber violado un tabú o bien causada por hechiceros o chamanes. Se atribuían cuatro causas posibles: la introducción de un cuerpo extraño al organismo mediante magia negra; sufrimientos del dios del enfermo; pérdida del tonalli-alma, signo de nacimiento, suerte, destino–y “aires de enfermedad”-influencias nefastas e invisibles que vagan por la noche-, las ausencias normales del tonalli serían el estado de inconciencia, la ebriedad, la enfermedad y el sueño.

El “mal de ojo” o “aojamiento” es causado por un individuo dotado de “vista pesada”, quien a través de su mirada, voluntaria o involuntariamente, produce y expide una energía que penetra el cuerpo de los más débiles-como los niños-, alterando las funciones vitales del organismo ya que “queda ojeado, le echaron el mal de ojo, o el ojo encima”, según la creencia popular, efecto de la envidia o admiración del emisor. En algunas culturas orientales se cree que las personas de ojos claros-“borrados, en el norte de México”- tienen el mayor poder para el mal de ojo. En el aojamiento se presenta cansancio, adormecimiento o pesadez, que termina enfermando gravemente a la víctima. El mal de ojo-creencia extendida en el mundo-se caracteriza como la emanación personal de una fuerza que surge en forma involuntaria debida a un fuerte deseo, y que va a perjudicar al ser deseado.

Aunque el nombre es español, coincide con distintas creencias de la antigüedad náhuatl, que consideraba que el mal se causaba voluntariamente, transmitido por cansados y sudorosos; sedientos, menstruantes e iracundos. La mujer embarazada puede transmitir a su hijo y a su marido la chipilez, padecimiento mezcla de melancolía y desaliento provocado por el mal de ojo. La mujer prolonga el trabajo de parto; los niños recién nacidos dañados sangran del ombligo; el niño mayor sufre diarrea con pujos, fiebre, vómitos, sobresaltos y una de las aperturas palpebrales es más chica que la otra; todo esto se evita si las personas irritadas esperan a enfriarse antes de entrar en contacto con los vulnerables. También existe el “mal de aojar”, causado por los gemelos-sus demás hermanos y los padres de estos-transmitiéndose por proximidad y contacto; el mal de aojar se evita haciendo que los gemelos entren en contacto con los enfermos-recogen frío y devuelven el calor robado- o poniendo saliva de uno de los gemelos a la parte del cuerpo enfermo donde se manifiesta el daño.

Se recomienda pisar los zapatos nuevos-remojo en México-como mecanismo para evitar la envidia y santiguar a los bebés, como prevención del “mal de ojo”. La protección contra el mal de ojo, se basa en desviar la mirada del emisor, mediante algún objeto llamativo, lo más común una cinta roja y colgar amuletos que sirven como escudo al mal. Los amuletos son los únicos efectivos contra esta enfermedad, se hacen de semillas, piedras, dientes, conchas y corales.

En el Antiguo Egipto se utilizó el amuleto mágico “Ojo de Horus-hijo de Osiris-” o “Udyat-el que está completo-”; para contrarrestar los efectos del “mal de ojo”, simbolizando la salud, la prosperidad y la indestructibilidad del cuerpo. En Turquía y en algunos países musulmanes, se acostumbra-como collar, arete, llavero, imán para refrigeradores y pulseras-el amuleto azul Boncuk Nazar-derivado del ojo fenicio-para neutralizar la envidia y el resentimiento incluidos en las falsas alabanzas. La Higa-figa-o Mano Poderosa, es un amuleto protector de origen español, elaborado inicialmente en azabache negro-que siempre ha tenido consideración de material mágico y protector-asturiano-de Villaviciosa, supuesta cuna de los Alarid-; difundido por diferentes partes del mundo, su uso se mantiene muy activo hoy en los países caribeños y en Brasil, aunque la falta de verdadero azabache ha llevado a elaborar allí estos amuletos con otros materiales. Su forma es la de una mano cerrada mostrando el pulgar entre los dedos índice y cordial, indicando desprecio y protección ante el mal inminente; ahuyenta el mal de ojo, la envidia y los celos. El amuleto Inca más antiguo del Perú, es la semilla de la selva amazónica del huayruro, que atrae suerte, fama y fortuna; alejando la envidia y el mal de ojo. En Latinoamérica el amuleto más común se compone de la semilla “Ojo de Venado”, la cuenta de vidrio roja y el azabache; que mi maestro de antropología identificaba como la “vacuna triple de los pobres”. La semilla de ojo de venado contiene una mancha negra que semeja una pupila, y era para los aztecas la indicada para alejar la mirada fuerte, la envidia de una persona.

Un remedio suele ser untar los bebés con saliva-popularmente considerada protectora-tocar los ojitos o las mejillas, interponer objetos considerados mágicos, como los bordones Makila-bastón tradicional de las regiones vascongadas de madera de níspero, que esconde un estoque bajo la empuñadura-; o protectores mágico religiosos como estampillas de santos u oraciones. En Cuba utilizan el ojo de Santa Lucía en tanto que en Argentina se utiliza el remedio descubierto por el indio mapuche-nacido en Chipay- beato Ceferino Namuncurá. La curación del “mal de ojo” puede ser realizada por cualquier persona que conozca el ritual del tratamiento, con un huevo que recorre todo el cuerpo que al formar grumos blancos indican que esta “aojeado”.

Lástima merecería ser verdad, pero el mal de ojo no es una enfermedad, es una combinación de síntomas somáticos y psiquiátricos sin alteraciones bioquímicas o estructurales. Se trata de un fenómeno supersticioso con expresiones psicosomáticas; es un complejo proceso mórbido-que se autolimita espontáneamente-solo reconocido, diagnosticado y tratado como tal dentro de las normas culturales del grupo de pertenencia.

martes, 10 de febrero de 2009

Merecería ser Verdad XIX CALENDARIO REPUBLICANO FRANCÉS: Decimal y Anticlerical.

Imagen: wikimedia.org

Un calendario es un sistema inventado por el ser humano para dividir el tiempo en períodos regulares, a partir de criterios fundamentalmente astronómicos-nacieron de la observación del cielo, el ciclo de las estaciones y la naturaleza-, pero también por razones religiosas-lo que los hace diferentes en las distintas culturas-. Es razonable pensar que las opciones astronómicas y contables están supeditadas a razones totalmente ajenas a la correcta construcción del calendario; por ejemplo en nuestra cultura, la consagración de dos meses a los grandes emperadores-como un acto de culto-es la responsable que tengamos un mes más corto,-febrero de 28 o 29 días-, porque el emperador Augusto-en cuyo honor se puso Agosto-mando que el octavo mes tuviera 31 días, igual que Julio, el séptimo mes,-en honor de Julio César-,sin importar que se rompiera el diseño inicial de la alternancia de meses de 30 días y meses de 31; ni que el noveno mes se llame séptimo-septiembre-;el décimo, octavo-octubre-;el decimoprimero, noveno-noviembre-; y el decimosegundo se llame décimo-diciembre-. Razones religiosas determinaron la intercalación en nuestro calendario-de carácter solar-, de la fiesta de Pascua-en régimen de calendario lunar-con lo que los carnavales y la Semana Santa, tienen fechas movibles.
Los primeros calendarios de la humanidad datan de las civilizaciones que habitaron el valle de los ríos Tigres y Éufrates, en Mesopotamia. El sistema babilónico sirvió de modelo a hebreos y musulmanes. Los judíos introdujeron la semana de siete días. Los egipcios de la edad Antigua aprendieron a determinar las estaciones del año a partir de los cambios que mostraba el río Nilo-inundación, suelo húmedo y sequía-;de sus observaciones nace el calendario solar de 365 días y la división del día y la noche en doce partes cada una. Los chinos, alrededor del año 2637 a.C. introdujeron un calendario lunisolar, con ciclos de 12 años regidos por animales distintivos-Rata, Búfalo, Tigre, Liebre, Dragón, Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Cerdo-estimando el año, en 480, con un exceso de tan solo 52 segundos sobre el valor vigente-365.2422-.

Las civilizaciones prehispánicas americanas utilizaban comúnmente calendarios; los mayas definían el tiempo a partir del movimiento solar, utilizando como unidad temporal básica el día; a partir de éste la trecena-13-, el mes-20-el ciclo de la luna-28-, el ciclo Tzolkin-260-el tun-360-el haab-365-, así sucesivamente, hasta el piktún de 2, 880, 000 días. Para los aztecas al ciclo anual de 260 días agregaban el xíhuitl-año solar de 365 días-dividido en 18 meses de 20 días y cinco días adicionales-; la combinación de ambos ciclos formaba unidades de 52 años-siglo-. El calendario azteca establecía los nombres de cada día: ácatl-caña-técpatl-pedernal-, calli-casa-, y toctli-conejo-que multiplicado por 13 numerales daba 52 nombres de año; cada ciclo de 52 años se iniciaba con la fiesta del Fuego Nuevo.
En la antigua Roma se usaba un calendario lunar de 10 meses-cuatro con 30 días y seis con 31-lo que constituía un período de 304 días que no formaba ni un año solar ni un año lunar. El emperador Julio César, en el año 46, para adecuar el calendario al año astronómico introdujo un año bisiesto cada 4 años, tomando el nombre de Calendario Juliano-que básicamente era igual al calendario egipcio-que se usó en Occidente durante más de mil años. Por su diferencia de 12 minutos con el ciclo solar, se fue acumulando, hasta llegar a 10 días en el siglo XVI, por lo que el papa Gregorio XIII en el año 1582 promulgó una reforma al calendario juliano que obligaba a todos los países católicos a que del 4 de octubre siguiera 15 de octubre, para estar en armonía con las estaciones, además establecía que los años seculares no divisibles entre 400, ya no serían bisiestos, esta mejora redujo el error a solo 26 segundos por año. Finalmente, el papa repuso el 1 de enero como día de Año Nuevo. La Europa católica adoptó inmediatamente el calendario “Gregoriano”-actualmente utilizado de manera oficial en todo el mundo-, pero los países protestantes se rehusaron a ello, hasta 1752, que tuvieron que hacer un ajuste de 11 días; aunque los Rusos Bolcheviques quitaron 13 porque se convirtieron hasta 1918. La Iglesia Ortodoxa Rusa sigue el calendario juliano y celebra la navidad el 7 de enero.
En 1789, con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional se inicia la Revolución Francesa-anticlerical e iconoclasta-que en abierta guerra contra el sistema estamental y contra sus cimientos ideológicos, se propuso arrasar con todo lo que recordase la religión, por lo que podía dejar intacto el calendario-percibido como un gran depósito de doctrinas e inductor de conductas contrarias a la Revolución-proponiendo un Calendario Republicano-en sustitución del calendario gregoriano-adoptado por la Convención Nacional Francesa, cuyo diseño intentaba adaptar el calendario al sistema decimal y eliminar del mismo las referencias religiosas y eclesiasticas-referido a los clérigos-.
El calendario fue diseñado por el matemático Gilbert Romme con la ayuda de los astrónomos Joseph- Jerôme de Lalande, Jean Baptiste-Joseph Delambre y Pierre-Simon Laplace. El Poeta Fabre d'Églantine dio un toque literario a los nombres de los meses y los días. El calendario nace en 1793, aprobado por la Convención Nacional Francesa-poder ejecutivo del régimen republicano-controlada por los jacobinos-club de amigos de la revolución que se reunían en un convento de dominicos en la calle San Jacobo de París-; fijando su inicio el 22 de septiembre de 1792, un año antes de ser adoptado,-con aplicación civil en Francia y sus colonias americanas y africanas-coincidiendo con el equinoccio de otoño y la proclamación de la República en el Jeu de Paume-juego de pelota-.
Los años aparecen escritos en números romanos, contados a partir de la fecha de la instauración de la república y la abolición oficial de la monarquía-y la nobleza-en Francia, que se constituyó en el año I de la era Republicana. El año, que empezaba siempre en el equinoccio de otoño, se dividía en 12 meses de 30 días, más 5 adicionales, después del último mes, para las fiestas republicanas-los Sansculottides o epagómenos: Fete de la Vertu 'Fiesta de la Virtud', el 17 ó 18 de septiembre; Fete du Génie 'Fiesta del Talento', el 18 ó 19 de septiembre; Fete du Travail 'Fiesta del Trabajo', el 19 ó 20 de septiembre; Fete de l Opinion 'Fiesta de la Opinión', el 20 ó 21 de septiembre y Fete des Récompenses 'Fiesta de las Recompensas', el 21 ó 22 de septiembre. Cada año bisiesto se agregaba un sexto día llamado Fete de la Révolution “Fiesta de la Revolución”, el 22 o 23 de septiembre.
Los meses recibían nombre nuevos basados en la Naturaleza, derivados de palabras similares en francés, latín o griego. Las terminaciones de los nombres se agrupaban según la estación: En Otoño, vendimiario, brumario y frimario; en invierno, nivoso, pluvioso y ventoso; en primavera, germinal, floreal y pradial; y en verano, mesidor, termidor y fructidor.

Vendimiario-vendémiaire-del latín vindemia “vendimia” a partir del 22, 23 o 24 de septiembre; Brumario-brumaire-del francés brume “bruma” a partir del 22, 23 o 24 de octubre y Frimario-frimaire-del francés frimas “escarcha” a partir del 21, 22 o 23 de noviembre, en el otoño septentrional, terminación aire.
Nivoso-Nivôse-del latín nivosis “nevado” a partir del 21, 22 o 23 de diciembre; Pluvioso-Pluviôse-del latín pluviosus “lluvioso” a partir del 20, 21 o 22 de enero y Ventoso-ventôse-del latín ventosus “ventoso” a partir del 18, 20 o 21 de febrero, estos meses en invierno, terminación -ôse.
Germinal-germinal-del latín germen “semilla” a partir del 20 0 21 de marzo; Floreal-floréal-del latín flos “flor” a partir del 20 o 21 de abril y Pradial-prairial-del francés prairie “pradera”, son los meses primaverales, terminación al.

Mesidor-messidor-del latín messis “mieses, cosecha” a partir del 19 o 20 de junio; Termidor-thermidor-del griego termos “calor” a partir del 19 o 20 de julio y Fructidor-fructidor-del latín fructus “fruta” a partir del 18 o 19 de agosto. Meses veraniegos, terminación idor.

Desaparecen las semanas y los meses se dividían en tres décadas-décade en francés-, porque tenían 10 días-nueve de trabajo y uno de descanso-: Primide, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi y decadi. Los días se hicieron de 10 horas decimales, que se dividían en cien minutos y éstos en 100 segundos. Cada hora equivalía a dos horas y 24 minutos tradicionales. Los días se asociaban a una planta, un animal o una herramienta.

Diez días forman una década; tres décadas forman un mes; doce meses y cinco días forman un año; cuatro años y un día forman una franciade; diez franciades una franciade secular; diez franciades seculares, menos un día forman una franciade milar. Esta división no fue muy popular, y se restableció la semana de siete días antes que el calendario fuera derogado, para uso oficial, por Napoleón Bonaparte en 1806, como una manera de eliminar los signos de democracia republicana, ya que se había autoproclamado Emperador de los Franceses.
El calendario duró 12 años, fue abolido porque la Iglesia Católica se opuso fuertemente a él como un intento de quitar toda influencia cristiana, porque tener una semana laboral de diez días dejaba menos descanso a los trabajadores, porque el equinoccio era una fecha móvil para empezar el año y porque era incompatible con los ritmos seculares de las ferias y los mercados agrícolas. El calendario se volvió a implantar brevemente tras el derrocamiento de Napoleón, y fue usado también por la efímera Comuna de París. Lástima, su universalización merecería ser verdad, pero era muy particular para Francia en el hemisferio norte y los nombres descriptivos para los meses podrían ser imprecisos en otras partes del mundo, como un thermidor helado en partes del hemisferio sur.

lunes, 2 de febrero de 2009

Merecería ser Verdad XVIII El Mito de El Dorado

Imagen: misteriosyleyendas.com


La Asociación de Personal del Organismo Internacional de Salud de Colombia, en el que laboré, nos otorgaba, cuando terminábamos nuestra Misión en el País, un recuerdo de despedida, consistente en una replica, de la figura de oro-de alrededor de 700 años de antigüedad-que puede contemplarse en el Museo del Oro de Bogotá y que es considerada como la pieza emblemática: “La Balsa Muisca”, que representa la Ceremonia del Indio Dorado, en la que el heredero del cacicazgo de Guatavita, cubierto de oro en polvo, tomaba posesión de su mandato con una gran ofrenda a los dioses, rodeado por los cuatros caciques principales y su séquito, todos adornados de oro y plumería.

Al parecer la escultura encontrada en Pasca, Cundinamarca en 1969, se refiere a un ritual sagrado por el que una vez al año, se efectuaba un baño de iniciación de los indios chibchas, que solía llevarse a cabo, en la meseta de Cundinamarca, en el importante centro ceremonial de la laguna de Guatavita-localizada a unos 50 kilómetros al norte de Bogotá, Colombia- -formada por el impacto de un aerolito-, en donde los nuevos zipas serían consagrados como reyes de Bacatá, arrojando a las aguas oro y esmeraldas. A partir de este hecho cierto, conocido en Quito, gracias al relato que hizo un embajador indígena a uno de los lugartenientes del conquistador cordobés, Sebastian Moyano-que cambio su apellido por el de su lugar de origen, de Belalcázar-nace uno de los mitos más célebres y universales del período de descubrimiento y la conquista, cuyas reminiscencias aún se evidencian en la actualidad, pues el Aeropuerto Internacional de Bogotá, Colombia, se llama “El Dorado”.

Según los cronistas, al escuchar Sebastian de Belalcázar la historia áurea, exclamó "¡Vamos a buscar este indio dorado!", comenzando la leyenda de El Dorado, que progresivamente se fue magnificando por la fantasía hispana. Cada quien imaginó ya no un ser, sino un país, un reino de ídolos gigantes de oro macizo, calles empedradas de oro y un rey espolvoreado de oro. La predisposición de esa época, de creer en quimeras y patrañas se basaba en las extraordinarias riquezas halladas en Tenochtitlán, México y la aún mas incalculable del Imperio Inca en el Perú, lo cual estimulaba la imaginación de los nuevos conquistadores, que se transformó vertiginosamente en una verdadera obsesión, traduciéndose en el motor inagotable, para una búsqueda desenfrenada de ese territorio imaginario colmado de riquezas.

Belalcázar, experimentado conquistador español, que había acompañado a Cristóbal Colón en el tercer viaje; como capitán viajado al Darién con Pedrerías Dávila; conquistado Nicaragua con Francisco Hernández de Córdoba; embarcado a las costas del Perú para unirse a Francisco Pizarro en la expedición contra el Imperio Inca y conquistado Quito, experimentó la suficiente motivación para dirigirse en 1535 hacia la actual Colombia en la búsqueda de El Hombre Dorado. Penetró en el valle del río Cauca, fundó Santiago de Cali, Neiva y Popayán, cruzó el Magdalena en 1539 y entró en Bogotá, junto a Gonzalo Jiménez de Quesada y el alemán Nicolás Federmann, pero no encontró su maravillosa ilusión, porque el rito había dejado de celebrarse por la guerra entre los guatavitas y los muiscas. Al principio los exploradores buscaron en los Andes, en el mismo año de 1535, el explorador y cronista alemán Nicolás de Federmann, también dirigió una expedición; en 1536 el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quezada busca la misma quimera, estableciendo un diferendo con Federmann y Belalcázar, que se resuelve pacíficamente en Bosa.

La frustrada búsqueda del Indio Dorado no aminoró la esperanza de gente enfebrecida por el oro, por el contrario El Dorado pasó a ser en la imaginación fantasiosa, un territorio de gran riqueza, que existía en algún lugar del continente sudamericano, supuestamente situado entre el Orinoco y el Amazonas. Esta convicción, generó penosas, estériles y bárbaras expediciones al interior más inaccesible del continente, en las que múltiples aventureros buscaron con afán y a costa de grandes sacrificios, la inmensa fortuna, que según ellos, les aguardaba. Documentos como el de Juan Rodríguez Freyle en 1636, los rumores de los conquistadores y los falsos testimonios de los indígenas-quienes afirmaban la existencia de El Dorado, para alejar de su territorio a los conquistadores-mantuvieron vigente la creencia durante dos siglos, extinguiéndose hasta el siglo XVII.

Entre las expediciones en busca de este reino legendario, se encuentra la de Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, que partiendo de Quito en 1541, para buscar el “reino de la canela”, divididos en dos grupos, el primero regresa al punto de partida, y el segundo descubre el río Amazonas, que lo navega hasta su desembocadura en el océano Atlántico. Múltiples expediciones parten buscando tan lucrativa empresa, destacando la del alemán Felipe de Hutten-llamado por los españoles Felipe de Utre-, que inicia su viaje en la costa venezolana de Coro-entonces capital de la provincia de Venezuela-que en 1541, acompañado por un pequeño grupo de soldados y por supuesto un escribano, hace un viaje de cinco años, cruzando el Apure y el Orinoco, hasta que cree llegar cerca de la nación de los Omeguas, en la espesura de la selva amazónica, en donde debe habitar el Rey Manoa, poseedor de los tesoros anhelados, trabando un combate en Cavira, que le impide avanzar. A su regreso es decapitado por el gobernador Carvajal.

Otra notable expedición en 1560, con dos años de duración, la encabezan los navarros vascos, el legendario Lope de Aguirre-de casi cincuenta años, muy pequeño y de mala apariencia- y Pedro de Ursúa; quienes zarparon de Lamas, en Lima, formada por 300 soldados españoles, 300 servidores indígenas y unos veinte negros. Todos embarcaron en dos bergantines y llevan otras nueve embarcaciones llamadas chatas, para transportar los caballos y el ganado. Los indios viajan en canoas atados con colleras. En 1561, durante el viaje, Aguirre asesina a Ursúa, se nombra “jefe de los “marañones”, y pretende establecer un reino independiente de España. Baja por el río Amazonas hasta la Isla de Margarita, donde Aguirre y sus marañones se entregan al saqueo y el asesinato. Las tropas del Rey derrotan a Lope de Aguirre, quien muere arcabuceado por sus propios hombres. Cuidadosamente descuartizado, la cabeza fue expuesta en una jaula en el pueblo de Tocuyo, la mano izquierda se envió a Valencia y la derecha a Mérida. La expedición para la historia, recibe el nombre de “La Jornada de El Dorado”.

La leyenda-que conoció de un prisionero español, cuando el fue preso en la torre de Londres-impulsa al corsario inglés Walter Raleigh-personaje adorado por el romanticismo inglés y favorito de la reina Isabel-a incursionar en Sudamérica, entre 1595 y 1596, para localizar tan magnífica fuente de riquezas. Al mando de cinco navíos con tripulaciones veteranas y más de cien soldados escogidos personalmente, partió desde el puerto de Plymouth en busca de la Ciudad Dorada; navegó a lo largo del Orinoco, entre vegetación tropical y bandadas de caimanes, al no encontrar nada regresa a Inglaterra derrotado, escribiendo un libro sobre el viaje, titulado “The Discoverie of the Large, Rich, and Beautiful Empire of Guiana, with a Relation of the Great and Golden Citie of Manoa, wich the Spaniards call El Dorado”-abreviado en español como-“El descubrimiento del maravilloso y rico imperio de Guayana”; los maravillosos relatos del explorador inglés contribuyen a propagar el mito entre los siglos XVII y XVIII. A los 64 años de edad convence al rey Jacobo VI de Escocia, saber dónde se encuentra El Dorado, en Manoa, al sur del Orinoco, en la rivera del lago Parima. En 1617, con trece barcos y más de mil hombres, por segunda vez parte de Plymouth, para un segundo fracaso que paga con su cabeza.

Pero ninguno de los aventureros, ansiosos de fama y fortuna, nunca llegaron a la ciudad fantástica más grande de lo que alcanzaba la vista, hecha enteramente de oro, incluso los árboles y llanuras de oro en polvo, donde podían recoger gemas con toda facilidad. Nadie llego a Omagua, la Ciudad de la Laguna, al reino del Gran Paitite, a Manoa, el Gran Mojo, Enim, Tierra Rica-como llegaron a decirle a El Dorado-, No obstante que exploraron La Guayana, el Meta, el Orinoco, Colombia, el Chaco, la selva amazónica y México-lugares en donde se afirmaba que estaba-por una sola razón: La áurea ciudad no existió jamás. Lástima, merecería ser verdad.

jueves, 29 de enero de 2009

Merecería ser Verdad XVII Lluvia de peces en Yoro, Honduras


Imagen: Pintura de Roque Zelaya

Yoro-palabra que quiere decir “corazón, centro-”, con su medio millón de habitantes, es uno de los 18 departamentos de la República de Honduras; localizado en la región centro-norte del país, entre Tegucigalpa, Morazán-la capital-y La Ceiba, Atlántida-puerto en el océano Atlántico-. El departamento de Yoro es atravesado por el río Aguán-uno de los más largos y caudalosos de ese país centroamericano-; desde el punto de vista de división territorial, está constituido por once municipalidades, destacando Olanchito-la ciudad cívica-, Progreso-la más populosa del departamento- y Yoro-la cabecera departamental- en donde se da un hecho curioso: la llamada lluvia de peces, identificada por los lugareños como “el aguacero de pescados”, que es ya toda una leyenda en el país, al grado que todos los años, al comienzo de la estación lluviosa, los habitantes del municipio preparan cubetas, barriles, palanganas y redes para recogen los peces que van a caer del cielo.

El fenómeno climatológico, meteorológico o natural, es real, no es ninguna quimera ni ningún cuento, como piensan algunos incrédulos. Según el folclore popular, la lluvia de peces que ha hecho famosa a la ciudad de Yoro, es un fenómeno meteorológico extraordinario que tiene lugar en los alrededores de la capital departamental, consistente en una “lluvia” anual de pececillos, que se sucede entre los meses de mayo y julio. Según los yoreños, este fenómeno ha venido ocurriendo en la zona desde hace más de un siglo, comienza con un oscurecimiento del cielo causado por nubes densas, seguido por relámpagos y truenos, vientos fuertes, y una copiosa lluvia de dura de dos a tres horas. Una vez que la lluvia ha cesado, los pobladores encuentran cientos de peces esparcidos por el suelo, aún vivos. Los pobladores los recogen y transportan a sus casas para cocinarlos y comerlos posteriormente. Los peces son de agua dulce, siempre los encuentran vivos, y según los pobladores no son del tipo de peces que se encuentran en áreas cercanas.

Este singular fenómeno es característico, se verifica anualmente, por una sola vez, en los meses de mayo o junio-algunas veces en julio-, al principiar la estación lluviosa en esa pintoresca región. El “aguacero de pescados” se inicia generalmente a las cuatro o cinco de la tarde, con una nube negra, seguida de fuertes descargas eléctricas y terribles vientos huracanados, que aparece en el cerro de Mata Agua. Al noreste del lado atlántico, que es, de donde proceden los vientos alisios de esa zona. La lluvia de peces tiene lugar en las cercanías de la ciudad de Yoro, a un kilómetro de distancia hacia el suroeste de la población, en la llanura llamada “El Pantano”, que limita al oeste con el cerrito de “El Mal Nombre”-volcán apagado, que hizo erupción en época remota, según lo atestiguan las muchas piedras de sulfuro de hierro que en las expresadas llanuras se hallan dispersas-; ahora también caen los peces en otros sitios inhabitados, pero circundantes al municipio.

Terminada la tormenta, los peces-parecidos a sardinas-, de tres a cuatro pulgadas de largo, quedan saltando, vivas aún, sobre la verde sabana de “El Pantano”, dispersándose, a veces, en torno de un lagunato, que existe en la base noreste del cerrito de de “El Mal Nombre”, depósito de agua que se seca totalmente en verano. Los testimonios sobre ésta rareza se multiplican, muchos afirman entre la población, que una vez pasada la tempestad, han recogido personalmente los pececillos, y que al regresar a sus hogares, han gozado las delicias de una suculenta cena, pues los peces les han parecido sabrosos. Los animales acuáticos apenas sobreviven un par de horas y nadie ha podido mantenerlos vivos en una pecera.

Muchas personas consideran la lluvia de peces cual un milagro celestial y así se expresa en una canción popular; achacan el hecho a un sacerdote católico español-Manuel de Jesús Subirana-, que visitó Honduras entre 1856 y 1864, el cual al encontrar mucha gente pobre y hambrienta, entre los indígenas Xicaque, oró durante tres días y tres noches pidiendo a Dios que ayudara a los pobres a conseguir alimento, el otorgamiento de esa gracia es conocido coloquialmente como el “Milagro del padre Subirana”.

Envuelta en un manto mágico en el que la realidad se mezcla con el mito, para algunos habitantes del lugar, los peces caen del cielo, aunque la mayoría asegura que es un evento verídico, nadie los has visto caer. Se han formulado varias teorías para explicar científicamente este aparente prodigio; entre ellas la que lo atribuye a una tromba marina procedente del Atlántico, por la constante dirección de donde la nube procede, por ir el aguacero acompañado de frecuentes y formidables descargas eléctricas y por caer invariablemente en la planicie de “El Pantano”, en donde debido a la existencia de minerales de hierro, hay quizá, un polo que atrae a la tromba, en la cual vienen los misteriosos pececillos. Por el momento no se poseen pruebas que puedan explicar científicamente este hecho. Algunos expertos creen que la lluvia de peces podría deberse a un fenómeno meteorológico.

Dado que los peces no caen en los techos de las casas, se confirma que no provienen del cielo, por lo que se postula que estos peces de agua dulce vienen nadando en algún río subterráneo, al abandonar la corriente, atraviesan el suelo por agujeros imperceptibles y aparecen sobre el suelo.

Al buscar una explicación lógica se manejaron tres hipótesis: Qué los peces caían debido a una tromba (torbellino); que era fauna de ríos subterráneos y que aparecían cuando la lluvia aflojaba la tierra; que los peces nadaban contra la corriente de los ríos, y que al suceder una tormenta producida por la nube cumulonimbus mammatus lograban salir del afluente y llegar con el curso del agua a la vaguada de El Pantano. La mayoría de los investigadores se inclinan sobre ésta última-que se presenta en el gráfico inferior-.

En 1962 el servicio Meteorológico Nacional de Honduras con el auxilio de climatólogos estadounidenses, se dieron a la tarea de esclarecer este fenómeno, emitiendo las siguientes observaciones:

La altura con respecto al mar y las montañas que circundan el valle de Yoro impiden que se formen trombas marinas. Si fuese así, el evento yoreño también estaría acompañado por altas temperaturas.

Los peces caídos son de la misma especie y casi del mismo tamaño-según los investigadores estos pescados son identificados como una variedad de sardina- esto deduce que no están conectados a trombas marinas, si así fuese, los peces serían de diferentes tipos y tamaños.

No hay pistas que muestren el paso de tornados anteriores. Tampoco existe documentación alguna sobre la trayectoria de nubes de tormentas pasadas. La fuerza del viento no alcanza velocidades mayores de 40 nudos-un nudo es igual a una milla náutica o 1852 m x hora-.
Las nubes que causan este fenómeno se les conoce como cumuloninbus mammatus, su inestabilidad atmosférica le da esa apariencia de mamas con un color violeta oscuro, acompañado de intenso ruido provocado por los vientos. Este tipo de nube se ha presentado en otros lugares del mundo, pero se repite con mayor frecuencia en el poblado de Yoro.

Los peces caídos existen en los diferentes ríos de la región, los yoreños los conocen como pez lancha y su tamaño no excede de 11 centímetros.

Al caer, los peces aprovechan el agua de lluvia para movilizarse hasta los riachuelos Machigua y Jalegua, tributarios del río Agúan.

Ningún vecino del lugar ha visto caer un pez del cielo, tampoco caen sobre el tejado de las casas y todo ocurre a menos de dos kilómetros de la cabecera municipal.

Sin importar ninguna explicación, desde 1998, cada año se celebra en la ciudad de Yoro, un festival conocido como Festival de la Lluvia de Peces.

El fenómeno de la “lluvia de peces”, es un evento que la ciencia ha documentado desde la antigüedad en otras partes del mundo. Una de las primeras referencias a una lluvia de peces se encuentra en el texto griego Deipnosophistai-the Gastronomers-, compilado a fines del siglo II por el escritor Ateneo. El naturalista francés François de Castinau informó haber visto en Singapur, el año 1861, la recolección de peces, después de la lluvia. El biólogo marino estadounidense, A.D, Bajkov, notó en Marksville, Lousiana, Estados Unidos en 1947, peces tirados después de la lluvia Recientemente se reportó el fenómeno en la parroquia de Moncelos, en la provincia de Lugo, Galicia-en este caso los peces eran jureles, pez marino muy común en las rías gallegas-; en la misma España, también se ha visto el hecho en Extremadura y Andalucía.

Aunque la población se aferra a que los pescados caen del cielo, lástima merecería ser verdad, los meteorólogos dicen lo contrario y nosotros confiamos en ellos.


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domingo, 25 de enero de 2009

Merecería ser Verdad XVI DEJAR EL “CUMPLIDO” ¿Etiqueta obligada?

Imagen: www.eph.es

La “buena educación”, esa rara especie, aquella forma de mostrar amor y respeto a los demás, es algo pasado de moda, que se está extinguiendo o de plano ya no existe más; ya nos hemos acostumbrado a que nadie pida las cosas por favor y mucho menos que de las gracias por el favor recibido, lo que si nunca, pero nunca sucede, es que haya un humano en nuestro medio capaz de pedir perdón, lo más que hacen es decir “me disculpo”, forma soberbia de decir “yo cometo la falta, pido perdón y me lo concedo”, cuando en realidad lo que procedería sería “solicitar disculpas”; de hecho la última vez que oí “por favor y gracias” fue cuando tuve la oportunidad de escuchar una melodía de Barney-Tyranosario Rex antropomorfo, creado en 1987 en Dallas, Texas; show televisivo dirigido a pre-escolares-, quien a mi nieta deleitaba, y que por cierto debería ser una canción muy educativa, pues dice: “hay dos palabras que no debes olvidar, pues hacen la vida agradable son: POR FAVOR y GRACIAS, palabras de poder”. Parece que si se dan las gracias o se pide perdón las personas quedan humilladas. Pedir por favor y dar las gracias era lo primero que se enseñaba a los niños.

La buena educación se manifiesta con buenos modales, urbanidad, civilidad y cortesía, pero esta última ha caído en desgracia porque inexplicablemente se le asocia al servilismo. Hoy en plena decadencia de los buenos modales, como la cortesía y el respeto por las personas mayores y niños, obedecer o respetar una orden, no contestar a los padres, es mejor ser altanero y grosero, que atento y humilde; nadie cede el asiento en el metro o en los autobuses a los ancianos o mujeres embarazadas, la gente tira la basura en las calles, se pintan las fachadas de las casas con graffiti-pintada de letreros sin o con permiso del dueño del inmueble- y se hace gala del mal gusto y de la pésima educación.

Portarse con educación significa marcar los vínculos entre las personas, vale para reconocer que las otras personas existen, tienen sentimientos y sufren necesidades; con los buenos modales concedemos peso, dimensión, volumen a los demás, a través de nuestro respeto. La buena conducta es fundamental para una buena convivencia, porque convivir es compartir las normas de comportamiento, expresadas la mayoría de las veces con las llamadas fórmulas de cortesía-pequeñas frases hechas, acompañadas de gestos amistosos, algún saludo y por la infaltable sonrisa-(si, por favor; no, muchas gracias; perdón y disculpe; encantado, es un placer, tanto gusto.

Los buenos modales son el toque distintivo de la personalidad; son la expresión de lo mejor que cada uno tiene para dar a los otros. Los buenos modales traducen el nivel de conciencia que tenemos hacia la dignidad de los demás; por eso es importante aprender a sonreír, tener el hábito de saludar, vigilar el tono de las palabras, cuidar de no ofender con malas palabras, evitar los gritos y saber comportarse al tomar los alimentos.

A la hora de educar y orientar a sus hijos, la lectura obligada de los padres era el “Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos en el cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales”, texto clásico de etiqueta y buenas maneras que en forma abreviada fue mejor conocido como “El Manual de Carreño, publicado por primera vez por el músico, pedagogo y diplomático venezolano Manuel Antonio Carreño en 1853, el cual regia a la sociedad entera por sus preceptos. Después de más de 150 años continúa el interés por conocer y aprender los secretos del más refinado arte de vivir en sociedad, aunque algunos lo objetan porque lo consideran anacrónico, obsoleto y desusado.

Los buenos modales en la mesa tienen como marco de referencia cualquier acto importante de nuestra vida, alrededor de la mesa es nuestra primera cita, la boda, los bautizos, fiestas de cumpleaños, los negocios, entre otros muchos eventos trascendentes de nuestra existencia. En todas las culturas la alimentación va asociada a un acto social, a un ritual que integra la nutrición y el mantenimiento de vínculos afectivos; pero ningún acto tan cotidiano como las comidas en familia, en donde tampoco debe faltar nuestro esmero en avanzar en nuestros hábitos.

Las normas de comportamiento abarcan numerosos temas, entre ellos: Los Temas de conversación al sentarnos a la mesa-esquivando temas que puedan ser polémicos como política, religión, sexo y deportes, prohibido hablar de enfermedades y temas escatológicos-; la Colocación de los Comensales-tomando en cuenta que las parejas no se sientan juntas y que debe alternarse hombre y mujer--primero se sentarán las señoras y después los caballeros-; el Uso de los Cubiertos y Copas-colocados en orden de utilización , la cuchara y el cuchillo a la derecha del plato y el tenedor a la izquierda- -se lleva la cuchara a la boca y no la boca a la cuchara- -tomar el contenido sin ningún tipo de ruido-; la colocación de las Servilletas-doblada por la mitad, encima de las rodillas-; la forma de sentarse-adoptando la forma de 4, los dos pies en el suelo, piernas sin cruzar, espalda recta y cabeza alta-; levantarse de la Mesa-no levantarse si no es para ayudar en las tareas-.

Las Normas básica del buen comer son:

No beber ningún líquido mientras tenga todavía comida en la boca
No escupir los fragmentos no comestibles-huesos, espinas-
No masticar con la boca abierta
No meter en la boca una nueva cucharada de alimento antes de deglutir el que está masticando
No hablar mientras tenga comida en la boca
No utilizar el mantel, la servilleta o cualquier otra tela para limpiar los cubiertos
No jugar con los cubiertos
No mantener la cucharilla en la taza mientras bebe café
No tratar de alcanzar con las manos todo lo que hay sobre la mesa
No producir chasquidos con los labios
No probar la comida de otro invitado
No desmigajar el pan sobre la salsa
No pintarse en la mesa
No bascular la silla sobre las dos patas traseras
No empezar a comer hasta que todo el mundo esté servido
Comenzar a comer cuando lo hace el Anfitrión
No se sirve un nuevo, plato hasta que todos los comensales hayan terminado el primero y les hayan retirado los platos y los cubiertos.
Dar las gracias cuando le sirvan, solicitar por favor cualquier cosa
La comida se sirve por la izquierda del comensal
El vino se sirve por la derecha del comensal
La comida se retira por la derecha del comensal
Los alimentos no se tocan, si los toca debe servírselos para usted
Las manos y los labios siempre limpios
Si un plato no le gusta, no lo “desarme”, puede probar un poco y dejar el resto tal y como se lo sirvieron.

Pero el mayor reto se presenta cuando nos sentamos a una mesa multicultural en donde debemos respetar y entender los hábitos de los demás, un ejemplo personal es el dilema que nos plantea que unos comensales encuentran como cortés y elegante terminar toda la comida que se les ha ofrecido, en tanto que otros piensan y están convencidos, que una norma que dicta que hay que dejar un poco de comida en el plato al terminar de comer es etiqueta obligada. ¿Qué hacer en éstos casos, en donde se manifiesta una contradicción casi insalvable?

Por lo pronto, lo primero es entender el origen de estas costumbres; la de dejar al terminar de comer, una fracción minúscula de la comida en el plato, como muestra de que es esta bien educado y no se padece gula se conoce como “dejar el cumplido”-acción obsequiosa como muestra de urbanidad para con los otros-, que se practica en Cuba y República Dominicana, también en Yucatán, México, donde el pequeño residuo de comida que se deja en el plato se llama “el xix”-se pronuncia shish-, muestra de buena educación, ya que “solo los muertos de hambre no dejan cumplido”. Pero en Japón no haga eso por nada del mundo. En el tazón no se debe dejar comida, pues sería una ofensa, debe servirse la cantidad de arroz que se va a consumir y no dejar ni un solo grano. Los rusos, que insisten como anfitriones que se repita el plato, entienden, cuando una persona deja una porción de comida, que el invitado ya ha comido lo suficiente, sin embargo es mal visto dejar comida en el plato. Lo que es un hecho indiscutible, en casi todas las culturas no es muy bien visto que se “rebañe”-recoger o apurar los restos de comida-el plato hasta dejarlo limpio. No debe dejarse comida en el plato, pero es de buen tono que no se termine toda, como si limpiara el plato.

Les confieso que lo de “dejar el cumplido” no lo encontré en el Manual de Carreño, pero según opiniones de expertos, “al terminar de comer, cuando nos vamos a levantar de la mesa, ya no es necesario dejar un poquito de comida en el plato por cumplido. Sírvase sólo lo que pueda ingerir y consúmalo todo[1]. Lástima merecería ser verdad que dejar el cumplido fuera etiqueta obligada.
Pero también es cierto que no hay necesidad de comer todo lo que le sirvan, ya que sólo puede ser responsable de aquello que usted se sirve y que supone hace de acuerdo con su apetito[2].

[1] Etiqueta para profesionales. Mc Closley Colón, 2002, Psychology.
[2] Etiqueta en la Mesa Kasthinir. Blogspot.es

lunes, 19 de enero de 2009

Merecería ser Verdad XV HIPOCORÍSTICOS: Sustantivos Diminutivos Cariñosos

Imagen: mundocatólico.com

Los sustantivos-del latín substantvus-relativo a la sustancia, en gramática se refieren al objeto de una oración; son el núcleo del sujeto, que identifican objetos, animales o personas.

Sintácticamente funcionan como argumento de algún tipo de predicado o complemento de un verbo. Las clases de sustantivos son: contables e incontables; individuales y colectivos; concretos y abstractos; masculinos y femeninos; singulares y plurales.

Según la estructura, el sustantivo, puede ser común o propio. Los sustantivos comunes permiten nombrar a todas las personas, animales o cosas de la misma clase o especie, sin particularizar su significado como hombre, caballo, casa. Agrupan los objetos que denominan por sus características, sin expresar rasgos distintivos. Por eso, se consideran sustantivos genéricos. Los sustantivos comunes señalan las cosas en general, nombran a cualquier ser u objeto sin diferenciarlo de otros de su misma clase. A grandes rasgos, se distinguen de los nombres propios porque: Se escriben con minúscula, son variables, tienen significado léxico, pueden llevar determinantes y suelen tener traducción.

Los sustantivos propios distinguen o particularizan a cada individuo de los demás de una misma clase, especie o género. Se aplican a un solo ser, persona, animal o cosa. Por eso, se consideran sustantivos individuales. Los nombres de las personas y de los países son nombres propios. Los sustantivos propios nombran e identifican a un ser, distinguiéndolo de los demás de la misma clase. Generalmente, presentan estas características: Se escriben siempre con mayúscula, son invariables, son monorreferenciales-es decir se refieren a una única realidad- no tienen significado léxico-no se opone a otro por sus propiedades o rasgos semánticos-, no llevan determinantes y no tienen traducción.

Se suelen distinguir dos tipos de sustantivos propios: Los antropónimos-correspondientes a nombres de personas- y los topónimos-nombres propios de lugares y accidentes geográficos-.

La antroponimia u onomástica antropológica es la rama de la onomástica que estudia el origen y significado de los nombres propios, incluyendo los apellidos. La antroponimia incluye los nombres de pila, los apellidos, los hipocorísticos, los apodos y los pseudónimos. El ser humano siente la necesidad de identificarse con un antropónimo o nombre propio. En las sociedades preestatales-sociedades que no han alcanzado la configuración de sociedad política, conformada por cazadores y recolectores, anteriores a la aparición del Estado; sociedades humanas naturales, agrarias simples, como bandas, hordas y tribus-el antropónimo está formado por un único nombre, muchas veces con algún significado descriptivo o simbólico. En las sociedades sedentarias el antropónimo consta al menos de un nombre de pila, propio del individuo y algún tipo de nombre familiar.

La inmensa mayoría de los antropónimos derivan de nombres comunes, su significado original ha dejado de ser transparentes y generalmente es desconocido; es solo un designador. Los hebreos daban el nombre según la primera cosa que decía el padre al verlos; los romanos tenían tan pocos nombres propios, que daban a sus hijos nombres de números; el cristianismo extendió la costumbre de usar nombres hebreos bíblicos; los pueblos celtas y germánicos señalaban en sus nombres las virtudes relacionadas con el mérito guerrero; el Concilio de Trento en el siglo XVI consagró la costumbre de adoptar nombres de santos. Hasta la edad media se usaban únicamente nombres de pila, haciendo la diferencia, con un homónimo, al agregar el lugar donde vivía, el trabajo que realizaba o cualquier otro rasgo característico.

El nombre de una persona consta de un nombre de pila y de uno o varios apellidos. El nombre de pila lo dan los padres a los hijos cuando nacen o en el bautizo, según las costumbres de cada idioma y país, en tanto que el apellido o nombre familiar, pasa de una generación a otra. En nuestro país se hereda en primera instancia el apellido paterno en primer lugar, seguido del materno; en otros países-como Brasil-se invierte el orden. Los antroponímicos del español tienen principalmente cuatro orígenes: romanos, hebreos y arameos, griegos y germánicos-ligados a los visigodos-. En México algunos nombres son de origen indígena-maya, náhuatl, etc.- El inventario de antropónimos está constituido primordialmente por los nombres de pila y los apellidos; nombres de santos y vírgenes; los apodos y sobrenombres; así como los nombres de pluma o artísticos.

Según el origen de los sustantivos, los nombres se clasifican en sustantivos gentilicios-derivados del lugar de nacimiento-patronímicos-derivados de algún nombre propio- y sustantivos hipocorísticos-sustantivos propios que hacen una abreviación o modificación familiar del antropónimo-. Hipocorístico, del griego hypokoristikós “acariciador”, “que habla como los niños”, “que usa nombres entrañables; son vocablos usados con intención afectuosa, sometidos a cierta deformación y abreviación, usados comúnmente en el lenguaje coloquial familiar. Los hipocorísticos son nombres que en forma diminutiva, abreviada o infantil se usan como denominaciones cariñosas, familiares o eufemísticas.

Llamamos Toño a los Antonio; Beto a los Roberto, Gilberto, Alberto o Humberto; Rosita a las Rosa María; Quique a los Enrique; Lalo a los Eduardo; Memo a los Guillermo; Rudy a los Rodolfo; Pati a las Patricias; Pili a las Pilar; Poncho a los Alfonso; Gaby a las Gabriela; Goyo a los Gregorio; Chucho a los Jesús; Coque a los Jorge; Marce a las Marcela; Tete a las Ester; Manolo a los Manuel; Angie a las Angélicas; Chelo a las Consuelo; Marucha a las María; Tavo a los Octavio; Moncho a los Ramón; Dany a los Daniel; Fallo a los Rafael; Vero a las Verónica; Chela a las Graciela; Raulito a los Raúl; Mundo a los Raymundo; Chelino a los Marcelino; Lupita a las Guadalupe; Chava a los Salvador; Eli a Elías; Chente a los Vicente; Toña a las Antonia; Lola a las Dolores; Lulú a las Lourdes; Maribel a las María Isabel; Betty a las Beatriz; Concha a las Concepción; Cristo a las Cristinas; Lety a las Leticia; Lizther a las Laura Esther; y Tamy a las Tamaras, o en mi caso a mi querida hija Rosa María y muchos hipocorísticos mas, imposibles de listar en publicación tan sucinta. Pero ningunos tan populares y frecuentes como Paco y Pepe.

Francisco-catalán: Francesc, francés: François, Francis, ingles: Francis, italiano: Francesco, Franco, alemán: Frank-, nombre masculino de origen germano, que significa “el abanderado”, ha merecido muchos hipocorísticos: Pancho, Curro, Chisco, Frasco, Cisco, Quico, Chencho, Patxi, Fran, Xico, Xicón, Pachu, Pache, Pachuca, Pachín, Pachón, Francis, Franché, Franchón, Chico y el popular Paco, que según algunos cronistas nace en la Edad Media, cuando los copistas catedralicios empezaron a escribir Phranciscus en forma reducida Phco. y Pco.

Pero otros afirman que el origen de Paco se remonta al siglo XII, haciendo referencia a Giovanni Francesco Bernadone, San Francisco de Asís, fundador de la orden Franciscana y primer abad, que ellos llamaban “Pater Comunitatis”, es decir, el padre de la comunidad de hermanos o prior, por tanto, Paco es el acrónico de PAter Comunitas.

José-catalán: Josep, francés e inglés: Joseph, italiano: Giuseppe-nombre masculino de origen hebreo-Yosefyah-que significa “añade Yahvé” o “el añadirá”, “al que Dios engrandece” hijo decimoprimero de Jacob; siempre ha gozado de multitud de hipocorísticos como: Pep, Joel, Joe, Josip, Beppe, Geppe, Che y por supuesto, el más frecuente y representativo, Pepe, que algunos enterados dicen que antes de 1400, no existía el nombre de José, como tal, en España, los llamaban “Josepe” , por lo que primero les decían “Jepe” y luego evolucionaron al actual y cariñoso “Pepe”. Además a los Giuseppe, ya les decían Peppe en Italia. Todas están elucubraciones merecerían ser verdad, pero nos quedamos con la versión más erudita: Los copistas medievales, acompañaban a los santos con sus títulos-bautista, mártir, apóstol- por lo que para publicitar el milagro, a San José, padre adoptivo de Jesús de Nazaret, le escribían P.P. En los antiguos conventos, durante la lectura de las Sagradas Escrituras, al referirse a San José, esposo de la Virgen María, decían siempre “Pater Putatibus del Niño Jesús”-padre putativo- y por simplificar P.P. Así, en honor del patrono de la Iglesia Universal, nació la costumbre de llamar Pepe a quienes llevan el nombre José.

lunes, 5 de enero de 2009

Merecería ser Verdad XIV LEVIATÁN: ¿Bestia mitológica o animal conocido?

Imagen: “La destrucción de Leviatán” Grabado de Gustave Doré

Los Fenicios, pueblo semita cananeo-procedente del Mar Eritreo (Mar de Omán)-, establecidos en el país de Canaán en el siglo XXIII a.C. y radicados posteriormente en la Región de Asia comprendida entre la costa occidental de Siria, hasta el monte Carmelo-al sur, entre el Líbano y las orillas del mar Mediterráneo-; concentrados en la actividad marina y famosos como comerciantes y exploradores, fueron capaces no solo de fundar numerosos puertos como Tiro, Trípoli, Arad, Beirut, Acca, Smyrna, Ugarit, Biblos y Sidón, sino también de crear, a partir de las creencias de la épica babilónica, el mito del enorme monstruo marino Leviatán, derivado de la fábula de la terrible dragona marina Tiamat, diosa-monstruo, que era el principio caótico del mar; que al ser asesinada por su hijo Marduk, el dios tormenta, crea la tierra y los cielos de las dos mitades de su cuerpo.

El gigantesco monstruo acuático, toma el nombre de Leviatán-liwyathan-del hebreo, enrollado; su raíz da la idea de algo sinuoso o que forma pliegues como si fuera una guirnalda. En el judaísmo, Leviatán simboliza las potencias malignas, a menudo asociadas a Satanás. La bestia es mencionada en el Antiguo Testamento como la encarnación de la fuerzas del mal y del caos. Hay referencias de este esperpento marino tanto en el Génesis, en el libro de Isaías, como en los Salmos y en el libro de Job. En el Génesis (1:21) se afirma que Dios creo a Taninim-monstruo marino en hebreo-y su pareja, matando a la hembra para que los leviatanes no procrearan y se extinguieran. Isaías profetiza que “Yavé castigará con su espada a la serpiente Leviatán y matará al dragón del mar”. Los Salmos confirman su existencia y el Libro de Job que describe lo difícil que es combatir a la bestia, relacionándola con seres acuáticos de grandes proporciones que serpenteaban en las aguas donde navegaban los barcos. Los hebreos también hacen mención de Leviatán en el Talmud.

La Biblia hebrea dice que "El Leviatán era un pez monstruoso creado por Dios en el quinto día de la creación. Las tradiciones judías narran que de su boca salía fuego y que su nariz humeaba. Sus ojos irradiaban luz brillante y vagaba a voluntad sobre la superficie del mar, dejando una estela resplandeciente a su paso. Ninguna de las armas del arsenal humano podría traspasar sus gruesas escamas. El Leviatán de los textos religiosos hebreos simbolizaba originalmente las aguas primordiales, es el surgimiento del lado endemoniado es este mundo, por lo que Leviatán habita en la oscuridad y confinado a las profundidades marinas.

El Leviatán también puede ser interpretado como el mar en si mismo, con sus contrapartes, Behemoth que es la tierra y el Ziz que es el aire y el espacio. El Buey Behemoth, animal terrestre terrible, que pastaba en el país de las mil montañas y bebía en el río Edén, destinado a enfrentarse al pez Leviatán, momento en el que Dios su creador, con su espada poderosa los matará a ambos, junto con el ave Ziz, pájaro gigante que puede bloquear el sol con sus alas, que servirán como comida en el banquete después del Armagedon- Apocalipsis o desastre fatal-.

El cristianismo consideró a menudo a Leviatán como un demonio asociado con Satán o el Diablo; algunos eruditos bíblicos lo consideran una representación de las fuerzas persistentes al caos.

Para Santo Tomás de Aquino, el Leviatán es el demonio de la envidia y el primer diablo destinado a castigar a los pecadores correspondientes. En tanto que otros consideran que éste es un símbolo de la humanidad en oposición a Dios. En la demonología medieval el Leviatán intenta devorar a las personas causando terror. Los grandes viajeros marinos vieron al Leviatán-nombre genérico para monstruo marino-devorando naves enteras y creando torbellinos por su nado veloz alrededor de los cascos.

El Leviatán, sin duda la versión mediterránea de la gran serpiente marina, según la “criptozoología”, palabra ausente en el diccionario, podría corresponder a un animal verdadero, como el extinto Mosasaurus-del género saurópsidos mosasáuridos-que viviera en el Cretácico superior en lo que hoy es África, Europa, Norteamérica y Nueva Zelanda, estrechamente relacionado con otros reptiles marinos, cuyas dimensiones descomunales-hasta 20 metros-los convertían en los segundos depredadores más grandes, solo superados por el liopleurodon, pero quizá el mito de este gran monstruo marino, pudiera relacionarse con animales menos alejados a nuestra realidad histórica, como serpientes o cocodrilos.

También el Leviatán pudo haber sido asociado a la presencia de hipopótamos, cachalotes, ballenas o tiburones, pero una teoría que toma fuerza es que el Leviatán pudo ser confundido con el Calamar Gigante, animal que puede medir más de 20 metros y pesa cerca de 1000 kilos, y del que sólo se tienen algunos restos pues hasta el momento no se ha podido filmar ni obtener imágenes de este tipo de animales para conocer su estilo y costumbres de vida. La versión del Calamar Gigante coincide con la leyenda de la mitología escandinava y finlandesa del Kraken.

El monstruo de los mares que, según la leyenda, aparecía junto a las costas de Noruega e Islandia “cuando dormía parecía una isla y los marinos que desembarcaban, encontraban una terrible muerte acuática”, se trata del kraken o craken, conocido por los pescadores noruegos del siglo XVI y que aparece en versión escrita en la Historia de Noruega de 1752, que cuando emerja totalmente, será una señal de que se acerca la batalla del fin del mundo de la mitología nórdica o Ragnarök-destino de los dioses-liderada por Odín.

El Kraken es una criatura comúnmente descrita como un tipo de pulpo o calamar gigante, que emergiendo de las profundidades ataca barcos y devora a los marinos. Los pescadores enmudecen de pavor cuando aparece este “leviatán”. El escepticismo moderno no se aviene a la existencia de «krakens» y afirma que son los calamares gigantes, los que confunden a los observadores. Lástima, merecería ser verdad la existencia de tan colosal monstruo marino, independientemente de las confusiones que se hayan tenido con algunos animales, que sorprendían a quienes los veían por primera vez, en realidad Leviatán es solo una metáfora que simboliza el paganismo o si acaso, aunque interesante, una leyenda mas.

jueves, 1 de enero de 2009

Merecería ser Verdad XIII CHILANGOS ¿Oriundos o asimilados?


Imagen: Foto Notimex

Un Diario de circulación nacional en México, publicó en enero de 2007, una noticia acerca de un inmigrante mexicano a los Estados Unidos, miembro del Proyecto California-México, que al sentir nostalgia de la Ciudad de México y por los recuerdos de su infancia, se convirtió en el motor del México City Day en Los Ángeles, mejor conocido como “Día del Chilango” previsto para celebrarse cada 24 de febrero, día de la bandera, en la Plaza México, ubicada en la ciudad de Lynwood, pequeña comunidad, 25 kilómetros al sur del centro de los Ángeles; convocando a toda la comunidad defeña, la cual se encuentra dispersa, carente de organización y de vínculos con el gobierno y organismos que los ayuden en los Estados Unidos, a diferencia de los oriundos de Zacatecas, Michoacán, Puebla o Jalisco que si tienen redes de apoyo. Datos del Consejo Nacional de Población (CONAPO) indican que 450 000 personas nacidas en el Distrito Federal viven en el extranjero, 97% de ellas radican en Estados Unidos.

No hay acuerdo unánime sobre qué es un chilango: El Larrouse dice que un chilango es una persona originaria de la Ciudad de México; el Gran Diccionario Enciclopédico Ilustrado menciona que es un apodo popular que se da en México al habitante del interior; el Diccionario Chileno de Etimologías afirma que se trata de un adjetivo con el que se refieren los mexicanos de provincia a los mexicanos que hoy habitan el Valle de México; en tanto que la Real Academia Española sentencia que chilango (a) es un adjetivo coloquial que se le asigna al natural de México o bien se refiere a perteneciente o relativo al Distrito Federal, en México, definiciones todas que paradójicamente, por un lado se contradicen, pero por otro se complementan.

Tampoco está totalmente dilucidado el origen del término chilango, al respecto hay múltiples versiones, desde las más simples e inocentes, hasta las más elaboradas; por ejemplo, el recién fallecido escritor oaxaqueño Andrés Henestrosa, mencionaba que chilango deriva del náhuatl "huachinango", nombre de un pez pargo, caracterizado por su color rojo, “como el de la tez del capitalino” ¿?, agregando que en el puerto de Acapulco, en la época de pesca de este pez era cuando más gente del Distrito Federal llegaba a vacacionar, entonces las vacaciones quedaron como temporada de huauchinangos o “temporada de chilangos”. Se dice también que el término fue utilizado por primera vez en Veracruz, cuando los delincuentes condenados eran enviados a la Cárcel de San Juan de Ulúa en Veracruz. Al llegar al puerto, los presos eran atados de manos y formados en hilera en forma similar, decían ellos, a una “chilanga”, conocida en ese entonces, como un atado de chiles. De ahí que el chilango se asocie con aquellos "delincuentes" provenientes del Distrito Federal.

La tradicional rivalidad de la capital de la República con, Guadalajara, segunda ciudad del país, explica porque allá popularizaron que chilango era una palabra compuesta por “chile” y “chango” para hacer referencia a la frase “cuerpo de chile y cara de chango” que nos atribuyen a los habitantes del altiplano y para popularizar la frase demencial “haz patria, mata a un chilango”, cuya originalidad es muy discutible, pues en Colombia, desde hace mucho tiempo circula la frase “haz patria, mata a un costeño”. No falta quien adjudica al vocablo un origen maya, de xilaan, que significa pelo revuelto o encrespado, pasando posteriormente a shilango; otros creen que se genera del náhuatl chilan-co que significa “en donde están los colorados” aludiendo la piel de los aztecas enrojecida por el frío o bien de Cilanco, Chilango “el que vive a las orillas del río o lago desecado”. Otros afirman que el término, data de la Nueva España, donde la gente que llegaba desde las provincias, viviendo en condiciones muy precarias, se dedicaba al cultivo y comercio de una variedad de chile que se llama chilaca, por extensión se les llamó chilangos ¿?, como sinónimo de clase baja e inculta.

El notable ensayista mexicano Gabriel Zaid, haciendo eco de la Real Academia Española, propone el termino Chilango como gentilicio-adjetivo o sustantivo que indica el origen o nacionalidad de las personas-coloquial, “no es el nombre más adecuado, pero no hay otro”. Personalmente creo que mas bien nos encontramos ante un apodo malintencionado, de connotación despectiva, discriminatorio y estigmatizante, que refleja rencores históricos y prejuicos hostiles, de los provincianos a los capitalinos, tal como sucede con los norteamericanos a los que llamamos gringos; los porteños argentinos, llaman a los del interior del país, “cabecitas negras”; la xenofobia antibogotana, al ser llamados rolos o cachacos, por los paísas y costeños de Colombia; o los caraqueños que no son bien vistos por los gochos, portus, negros y chinos en Venezuela. O al menos se trata de un término folklórico, como Gaucho-Argentina-, Charrúa-Uruguay-Guanaco-El Salvador- Catracho-Honduras-Tico-Costa Rica-Nica-Nicaragua-Carioca-Brasil-Chapín-Guatemala- o Tapatío, Jarocho, Norteño y Yuca en México.

Chilango no tiene ni la fuerza ni la categoría para ser un gentilicio aceptable, como si lo son, reynosense-Reynosa-emeritense-Mérida-jalapeño-Xalapa-. Nosotros los nacidos en la ciudad capital de la República Mexicana no tenemos un gentilicio oficial aunque festivamente no tenemos inconveniente, quizá hasta sintamos cierto orgullo, en que coloquialmente, nos digan chilangos, no obstante que sabemos de la intención peyorativa, en lugar de los términos evidentemente erróneos de “capitalino” o “defeño”.

Los habitantes del centro del Valle de México pasamos históricamente de Tenochcas a Chilangos, con un amplio espacio intermedio en el que no tuvimos ningún gentilicio propio; hemos sido mal llamados capitalinos, porque cualquier persona alrededor del mundo que haya nacido en cualquier capital lo es o bien defeños, pero el Distrito Federal se creo el 20 de noviembre de 1824 como residencia de los Poderes de la Federación, por su ubicación geográfica lo lógico era que quedara en la ciudad de Querétaro, el punto medio del país, pero los intereses personales y de grupo, cabildearon para que el Distrito Federal se estableciera en la Ciudad de México “en un círculo cuyo centro fuera la plaza mayor, (Zócalo) y su radio de dos leguas” “en caso de que los poderes Federales se trasladen a otro lugar, se erigirá en el Estado del Valle de México”, con lo que dejaríamos de ser defeños para trocarnos quizá en vallunos mexiquenses.

Originalmente “chilango” se utilizaba para designar a las personas que habiendo nacido en cualquier otro lugar del país, emigraban a la Ciudad de México, seguramente en búsqueda de mejor calidad de vida, asentándose en el Distrito Federal. Este término se extendió aplicándoseles a sus hijos nacidos aquí, tal como a mediados del siglo XX se llamaban “pochos” a los hijos de mexicanos nacidos en territorio norteamericano. Los chilangos eran, por decirlo de alguna forma, aquellos que llegaban a vivir y se asimilaban a la ciudad capital.

Posteriormente cualquier persona que naciera en la bella Ciudad de México, era sujeto de ser motejado como chilango, casi como un apodo exclusivo de los oriundos del Distrito Federal. Más recientemente se considera chilango a toda persona que habita en el Distrito Federal, sin importar el lugar de nacimiento.

Un internauta simplificó el asunto en los siguientes términos: chilango es un provinciano que radica en el D.F.; Defeño es el nacido y crecido en el D.F. y capitalinos son los chilangos y defeños por igual.

Lástima, merecería ser verdad, pero la versión moderna de chilango, incluye a las personas que han emigrado a cualquier ciudad no conurbada, provenientes del Distrito Federal y a los habitantes, tanto del Distrito Federal, como de los municipios conurbados del Área Metropolitana de los estados de México e Hidalgo. Cada vez hay más chilangos fuera del Distrito Federal.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Merecería ser Verdad XII MITOLOGÍA DE PARAGUAY



Imagen: alparaguay.com
La República del Paraguay, país de América del Sur conocido como el “Corazón de América”, no posee costas marítimas, pero si fluviales de dos ríos importantes, el Paraná y el Paraguay, afluentes del río de la Plata que sirven como vías de salida al Océano Atlántico. Asunción, su capital es la ciudad más poblada, seguida de Ciudad del Este y San Lorenzo, En sus 406.752 Km2, habitan casi cinco millones y medio de habitantes, resultado principalmente del mestizaje de dos tipos étnicos y culturales diferentes, uno americano y otro europeo: guaraníes y españoles.

Paraguay es un Estado Unitario que propende a la descentralización, su estructura política y administrativa divide el territorio en 17 departamentos; y éstos a la vez en municipios-uno de ellos totalmente autónomo, la capital- y distritos. Lo que ahora es el Paraguay oriental consistía en numerosas tribus amerindias seminómadas hablantes principalmente del idioma avañeé o guaraní, dejando rastro cultural indeleble. Importantes grupos de descendientes de indígenas conservan la mayoría de sus rasgos raciales y culturales originarios. El guaraní-lengua de la familia tupí-guaraní hablada por unos cuatro millones de personas- conjuntamente con el castellano son los idiomas oficiales.

Los guaraníes vivían en aldeas, en los claros que formaba naturalmente la selva y constituían una verdadera unidad tribal; sus viviendas estaban dispuestas en torno a una plaza grande de forma cuadrangular, con casas grandes llamadas maloca individualmente y en conjunto taba, albergando a toda la familia extensa presidida por un jefe; a su vez la aldea estaba dirigida por un jefe político llamado mburuvuchá y un jefe religioso llamado payé. Su organización social estaba encabezada por un cacique (tuvichá) cuyo liderazgo era hereditario.

La mitología indígena, además de ser una forma de lenguaje es una forma de vida que han creado ciertos grupos sociales, manejando unas formas de ver el mundo, con experiencias inexplicables a los ojos de la ciencia, pero explicables ante la experiencia, de ahí nacen los diferentes arquetipos mitológicos.

El Paraguay no solo es un país rico en fauna, flora, artesanía y música, es además exquisito en el ámbito cultural y profuso en mitos y leyendas, que giran alrededor de historias que pueden ser adaptadas a la vida cotidiana, como por ejemplo la leyenda de Tau y Kerana, de la que nacen los siete mitos, que eran sus hijos: Kerana-que significa dormilona-, era una bella mujer que se pasaba el día durmiendo, Tau-que era un espíritu malo-se enamoró perdidamente de Kerana, transformándose en un joven para poder estar junto a ella; Katupyry-el espíritu del bien-, se interpuso para defenderla, combatiendo siete dias y siete noches hasta que vence a Tau, por lo que éste último es exiliado por Pytajova'i-dios de valor y de la guerra-; en su desesperación Tau rapta a Keraná, por lo que Arasy-la madre del cielo- lo maldice y como resultado, los siete hijos que tienen Tau y Kerana, son seres horripilantes. De esa unión nacen siete mitos, que eran sus hijos: Teju Jagua, Mbói Tu`i, Moñai, Jasy Jatere, Kurupi, Ao Ao y Luison:

1 TEJU JAGUA
Primer engendro del maldecido vínculo de Tau y Kerana, tenía la forma de lagarto colosal, con siete cabezas de perro, la versión popular solo habla de una, de allí deriva su nombre-teju: lagarto, jagua: perro-; fue considerado como el dominador de las cavernas y protector de las frutas; merodeaba en torno al cerro Yaguarón, estando su guarida y merendero en uno de los abismos del lugar; su piel adquirió brillo revolcándose en el oro y las piedras preciosas de Itape. Se alimentaba de frutos y miel y no pudo hacer uso de sus fuerzas sobrenaturales, debido a la pesadez de su cuerpo.

2 MBOÍ TU`I
Fue el segundo hijo de Tau y Kerana. Serpiente de colosal tamaño con pico de loro. De esas características proviene su nombre-mbói: víbora y tu`i: loro-.Su dominio se extendía por los grandes esteros. Fue respetado por considerarlo dios de los anfibios, de los animales acuáticos, de la humedad, del rocío y de las flores.
3 MOÑAI
Fue el tercer mito engendrado por Tau y Kerana, es el dios de los campos, los aires y las aves. Tiene la forma de una serpiente corta, menos de un metro de largo, con el grosor de un tronco. Vive en pantanos y esteros del Paraguay, es el protector de los robos y las picardías. Es un mito de apariencia horrible que asusta a la gente. Fue incinerado por Arave-Tume en la gruta de lioñaikue (Dpto. de Yaguarón) juntamente con los siete hermanos suyos y con ellos, Porâsy (hija de Rupavê), la hermosa doncella que se sacrificó por redimir a su pueblo de la maldición de aquellos siete fenómenos maléficos. Algunos afirman que ver el Moñai produce la muerte.

4 JASY JATERE
Cuarto hijo de Tau y Kerana, su nombre significa fragmento de lunas, era el señor de las siestas, y protector de la hierba, se trataba de un hombrecito pequeño de cabellos dorados y ondulados, poseedor de un bastoncito de oro, una especie de varita mágica, con la que atrae a su víctima, para llevarle junto con su hermano Ao Ao que era caníbal, otra manera de atraerlos es el silbido que produce imitando el canto de un pájaro. Se cree que vive en huecos de troncos de grandes árboles del bosque y vaga desnudo por las plantaciones del campo en horas de la siesta. Es considerado el cupido guaraní y portador de la fecundidad. Rapta niños, los alimenta con frutas, miel y gusanos, pero los niños quedan tontos, idiotas o sordomudos, por esto, las madres paraguayas advierten y prohíben a sus hijos salir a jugar en horas de la siesta. Para ganar su amistad se le puede brindar tabaco. Si se le embriaga pierde su bastón y por ende su poder.

5 KURUPI
Quinto hijo de Tau y Kerana, dios de la sexualidad, dominador de las selvas y duende protector de los animales silvestres, especialmente sementales. Es un hombre pequeño, de orejas en punta, provisto de un largo falo, que le da varias vueltas a la cintura. Tiene la particularidad de tener los pies hacia atrás, de modo que cuando camina parece que retrocede. Es el sátiro del mundo guaraní pues con su miembro viril enlaza a mujeres que rapta, sobre todo a las que a la hora de la siesta van a buscar leña, pudiéndolas embarazar desde la distancia. A veces roba criaturas o se ensaña con aquellos cazadores que no le deja su caza, matándolos. El término kurupi se aplica como mote a los individuos lujuriosos.

6 AO AO
Sexto hijo del espíritu maligno de Tau y Kerana, que era el dios de la fecundidad ya que procreó de tal modo que sus descendientes eran numerosísimos. Considerado el dominador de los cerros y montañas, los Ao Ao vivían como los jabalíes en grandes manadas, su nombre, de origen onomatopéyico, se debe a la manera en que se llaman unos a otros:”ao ao”. Es un monstruo de aspecto terrorífico, de cuatro patas, de gran parecido a las ovejas, pero más grande y cruel, cabeza de oso y patas terminadas en grandes y potentes garras. Como eran caníbales perseguían con toda furia a las personas, que al subir a un árbol corpulento, los Ao Ao cavaban las raíces y volteaban el árbol, excepto los que subían a un pindo, árbol sagrado, dado por Tupâ Rupa‚ para nutrición y auxilio de la gran familia guaraní.

7 LUISON
El séptimo y último hijo de la pareja sobre el que cayó la mayor maldición que pesaba sobre sus progenitores; es uno de los mitos más terroríficos del folklore guaraní, pues es el señor de las noches y compañero inseparable de la muerte; su solo nombre aterroriza, porque este ser espeluznante se halla ubicado en la encrucijada de los caminos de la vida y la muerte. Tiene gusto por rondar cementerios y alimentarse de la carne de los cadáveres. Los martes y viernes pierde la forma humana y se convierte en un perro horrible, de apariencia lúgubre, con grandes colmillos y olor fétido muy desagradable. Su fealdad, su cabellera larga y sucia y el dolor fétido que despedía, causaba repugnancia y terror.

8 POMBERO
Existen otros mitos muy notables del Paraguay que son como otros rastros de la antigua religión guaraní, que se mantienen y dan materia a conversaciones y obras de arte. Ellos son: Pombero, Ka'aguy Pora, Mboi Tata, Pira Un y Pora. El Pombero es un personaje multifacético de la mitología guaraní, es el más comentado y el más temido; se le conoce también como pies desnudos, dueño del sol y señor de la noche. Es un hombre bajo, fornido, feo, luce andrajoso, de piel muy morena, manos y pies peludos y brazos tan largos que los arrastra, de boca grande y alargadas y los dientes muy blancos, los ojos chatos y mirada fija, lleva un enorme sombrero de paja, y una larga vara en la mano; es considerado como el protector de las aves de la selva. Habita en el bosque o en casas abandonadas, y vaga durante las noches, sin que se sientan sus pisadas. Anuncia su presencia por un silbido agudo y a los niños les está prohibido decir pombero, sobre todo por la noche, hora propicia en que él vigila, escucha y escudriña con ojos avizores, mimetizado en cualquier rincón oscuro. Si se habla de él hay que hacerlo en voz baja para no ofenderlo, y ofrendarle de noche, dejando fuera del rancho tabaco o miel.

No cabe duda que merecería ser verdad, por ahora está en la leyenda y en el Museo Mitológico de Capiatá.




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