domingo, 25 de enero de 2009

Merecería ser Verdad XVI DEJAR EL “CUMPLIDO” ¿Etiqueta obligada?

Imagen: www.eph.es

La “buena educación”, esa rara especie, aquella forma de mostrar amor y respeto a los demás, es algo pasado de moda, que se está extinguiendo o de plano ya no existe más; ya nos hemos acostumbrado a que nadie pida las cosas por favor y mucho menos que de las gracias por el favor recibido, lo que si nunca, pero nunca sucede, es que haya un humano en nuestro medio capaz de pedir perdón, lo más que hacen es decir “me disculpo”, forma soberbia de decir “yo cometo la falta, pido perdón y me lo concedo”, cuando en realidad lo que procedería sería “solicitar disculpas”; de hecho la última vez que oí “por favor y gracias” fue cuando tuve la oportunidad de escuchar una melodía de Barney-Tyranosario Rex antropomorfo, creado en 1987 en Dallas, Texas; show televisivo dirigido a pre-escolares-, quien a mi nieta deleitaba, y que por cierto debería ser una canción muy educativa, pues dice: “hay dos palabras que no debes olvidar, pues hacen la vida agradable son: POR FAVOR y GRACIAS, palabras de poder”. Parece que si se dan las gracias o se pide perdón las personas quedan humilladas. Pedir por favor y dar las gracias era lo primero que se enseñaba a los niños.

La buena educación se manifiesta con buenos modales, urbanidad, civilidad y cortesía, pero esta última ha caído en desgracia porque inexplicablemente se le asocia al servilismo. Hoy en plena decadencia de los buenos modales, como la cortesía y el respeto por las personas mayores y niños, obedecer o respetar una orden, no contestar a los padres, es mejor ser altanero y grosero, que atento y humilde; nadie cede el asiento en el metro o en los autobuses a los ancianos o mujeres embarazadas, la gente tira la basura en las calles, se pintan las fachadas de las casas con graffiti-pintada de letreros sin o con permiso del dueño del inmueble- y se hace gala del mal gusto y de la pésima educación.

Portarse con educación significa marcar los vínculos entre las personas, vale para reconocer que las otras personas existen, tienen sentimientos y sufren necesidades; con los buenos modales concedemos peso, dimensión, volumen a los demás, a través de nuestro respeto. La buena conducta es fundamental para una buena convivencia, porque convivir es compartir las normas de comportamiento, expresadas la mayoría de las veces con las llamadas fórmulas de cortesía-pequeñas frases hechas, acompañadas de gestos amistosos, algún saludo y por la infaltable sonrisa-(si, por favor; no, muchas gracias; perdón y disculpe; encantado, es un placer, tanto gusto.

Los buenos modales son el toque distintivo de la personalidad; son la expresión de lo mejor que cada uno tiene para dar a los otros. Los buenos modales traducen el nivel de conciencia que tenemos hacia la dignidad de los demás; por eso es importante aprender a sonreír, tener el hábito de saludar, vigilar el tono de las palabras, cuidar de no ofender con malas palabras, evitar los gritos y saber comportarse al tomar los alimentos.

A la hora de educar y orientar a sus hijos, la lectura obligada de los padres era el “Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos en el cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales”, texto clásico de etiqueta y buenas maneras que en forma abreviada fue mejor conocido como “El Manual de Carreño, publicado por primera vez por el músico, pedagogo y diplomático venezolano Manuel Antonio Carreño en 1853, el cual regia a la sociedad entera por sus preceptos. Después de más de 150 años continúa el interés por conocer y aprender los secretos del más refinado arte de vivir en sociedad, aunque algunos lo objetan porque lo consideran anacrónico, obsoleto y desusado.

Los buenos modales en la mesa tienen como marco de referencia cualquier acto importante de nuestra vida, alrededor de la mesa es nuestra primera cita, la boda, los bautizos, fiestas de cumpleaños, los negocios, entre otros muchos eventos trascendentes de nuestra existencia. En todas las culturas la alimentación va asociada a un acto social, a un ritual que integra la nutrición y el mantenimiento de vínculos afectivos; pero ningún acto tan cotidiano como las comidas en familia, en donde tampoco debe faltar nuestro esmero en avanzar en nuestros hábitos.

Las normas de comportamiento abarcan numerosos temas, entre ellos: Los Temas de conversación al sentarnos a la mesa-esquivando temas que puedan ser polémicos como política, religión, sexo y deportes, prohibido hablar de enfermedades y temas escatológicos-; la Colocación de los Comensales-tomando en cuenta que las parejas no se sientan juntas y que debe alternarse hombre y mujer--primero se sentarán las señoras y después los caballeros-; el Uso de los Cubiertos y Copas-colocados en orden de utilización , la cuchara y el cuchillo a la derecha del plato y el tenedor a la izquierda- -se lleva la cuchara a la boca y no la boca a la cuchara- -tomar el contenido sin ningún tipo de ruido-; la colocación de las Servilletas-doblada por la mitad, encima de las rodillas-; la forma de sentarse-adoptando la forma de 4, los dos pies en el suelo, piernas sin cruzar, espalda recta y cabeza alta-; levantarse de la Mesa-no levantarse si no es para ayudar en las tareas-.

Las Normas básica del buen comer son:

No beber ningún líquido mientras tenga todavía comida en la boca
No escupir los fragmentos no comestibles-huesos, espinas-
No masticar con la boca abierta
No meter en la boca una nueva cucharada de alimento antes de deglutir el que está masticando
No hablar mientras tenga comida en la boca
No utilizar el mantel, la servilleta o cualquier otra tela para limpiar los cubiertos
No jugar con los cubiertos
No mantener la cucharilla en la taza mientras bebe café
No tratar de alcanzar con las manos todo lo que hay sobre la mesa
No producir chasquidos con los labios
No probar la comida de otro invitado
No desmigajar el pan sobre la salsa
No pintarse en la mesa
No bascular la silla sobre las dos patas traseras
No empezar a comer hasta que todo el mundo esté servido
Comenzar a comer cuando lo hace el Anfitrión
No se sirve un nuevo, plato hasta que todos los comensales hayan terminado el primero y les hayan retirado los platos y los cubiertos.
Dar las gracias cuando le sirvan, solicitar por favor cualquier cosa
La comida se sirve por la izquierda del comensal
El vino se sirve por la derecha del comensal
La comida se retira por la derecha del comensal
Los alimentos no se tocan, si los toca debe servírselos para usted
Las manos y los labios siempre limpios
Si un plato no le gusta, no lo “desarme”, puede probar un poco y dejar el resto tal y como se lo sirvieron.

Pero el mayor reto se presenta cuando nos sentamos a una mesa multicultural en donde debemos respetar y entender los hábitos de los demás, un ejemplo personal es el dilema que nos plantea que unos comensales encuentran como cortés y elegante terminar toda la comida que se les ha ofrecido, en tanto que otros piensan y están convencidos, que una norma que dicta que hay que dejar un poco de comida en el plato al terminar de comer es etiqueta obligada. ¿Qué hacer en éstos casos, en donde se manifiesta una contradicción casi insalvable?

Por lo pronto, lo primero es entender el origen de estas costumbres; la de dejar al terminar de comer, una fracción minúscula de la comida en el plato, como muestra de que es esta bien educado y no se padece gula se conoce como “dejar el cumplido”-acción obsequiosa como muestra de urbanidad para con los otros-, que se practica en Cuba y República Dominicana, también en Yucatán, México, donde el pequeño residuo de comida que se deja en el plato se llama “el xix”-se pronuncia shish-, muestra de buena educación, ya que “solo los muertos de hambre no dejan cumplido”. Pero en Japón no haga eso por nada del mundo. En el tazón no se debe dejar comida, pues sería una ofensa, debe servirse la cantidad de arroz que se va a consumir y no dejar ni un solo grano. Los rusos, que insisten como anfitriones que se repita el plato, entienden, cuando una persona deja una porción de comida, que el invitado ya ha comido lo suficiente, sin embargo es mal visto dejar comida en el plato. Lo que es un hecho indiscutible, en casi todas las culturas no es muy bien visto que se “rebañe”-recoger o apurar los restos de comida-el plato hasta dejarlo limpio. No debe dejarse comida en el plato, pero es de buen tono que no se termine toda, como si limpiara el plato.

Les confieso que lo de “dejar el cumplido” no lo encontré en el Manual de Carreño, pero según opiniones de expertos, “al terminar de comer, cuando nos vamos a levantar de la mesa, ya no es necesario dejar un poquito de comida en el plato por cumplido. Sírvase sólo lo que pueda ingerir y consúmalo todo[1]. Lástima merecería ser verdad que dejar el cumplido fuera etiqueta obligada.
Pero también es cierto que no hay necesidad de comer todo lo que le sirvan, ya que sólo puede ser responsable de aquello que usted se sirve y que supone hace de acuerdo con su apetito[2].

[1] Etiqueta para profesionales. Mc Closley Colón, 2002, Psychology.
[2] Etiqueta en la Mesa Kasthinir. Blogspot.es

No hay comentarios: