sábado, 17 de enero de 2009

El Denodado Camino del Éxito 16 François Marie Arouet VOLTAIRE

Imagen: Collage de casadellibrocom y www.eluniverso.com
"No estoy de acuerdo con lo que usted dice,
pero defendería hasta la muerte su derecho a decirlo"


Escritor, filósofo y político francés, autodenominado poeta, uno de los que más influyeron en la Revolución Francesa y de los principales representantes de La Ilustración-período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad-; poseedor de una inmensa cultura, legó a la humanidad una obra gigantesca e inigualable, en todas las expresiones literarias: cultivo la novela, el cuento, la crítica, el teatro, el drama y las obras históricas y filosóficas; desde que estrenó la obra Edipo a los veinticuatros años, hasta la publicación de su Historia Universal en 1756, escribió más de 100 obras de todos los géneros.

Miembro de una familia noble de la provincia de Poitou-Charentes; último de los cinco hijos de un Notario, nace en París en 1694, estudia con los Jesuitas en el Colegio Louis-le-Grand de París (1704-1711) en donde aprende latín y griego; posteriormente estudia Derecho de 1711 a 1713. Estuvo en La Haya en 1713 como secretario de embajada. Viaja a Berlín, donde es nombrado académico, historiógrafo y Caballero de la Cámara Real.

Enemigo del abuso y del atropello-lucho por abolir el tormento y las prisiones arbitrarias-estuvo dos veces preso en La Bastilla. La primera reclusión (1717-18) por haber elaborado una sátira con versos irrespetuosos, dirigidos contra el regente, el Duque de Orleáns-que asumió la regencia a la muerte de Luis XIV en 1715-, lo que provocó su encarcelamiento, tiempo que dedicó a estudiar literatura; una vez liberado, fue desterrado a Châtenay, donde adoptó el seudónimo de Voltaire, anagrama de Árouet le Jeune-Arouet el Joven-. Volvió a La Bastilla tras un altercado, a la salida del teatro, con el Caballero de Rohan-Chabot, quien lo mandó encarcelar, previa paliza inflingida por sus lacayos; cinco meses después se exilió en Londres (1726-1729) considerando a Inglaterra como el país de la libertad; la influencia británica empezó a orientar su pensamiento.

En la corte de Londres y en los medios literarios y comerciales británicos fue acogido calurosamente; vivió desterrado, elogio su sistema político con la Obra “Cartas Filosóficas sobre Inglaterra” (1734) lo que conmovió los cimientos de la Sociedad Francesa y mereció la condena del parlamento de París, porque se consideró una acerba crítica del régimen francés y una sátira de las costumbres y las instituciones francesas. El escándalo lo obligó a un nuevo destierro, refugiándose en el castillo de la duquesa madame Émilie, Del Châtelet, en Cirey-Sur-Braise (en la Lorena), en donde pudo llevar una vida acorde con sus gustos de trabajo y de trato social, entre 1734 y 1749. A la muerte de la duquesa en 1749, accede a la invitación de unos de sus admiradores, Federico II de Prusia, volviendo a Berlín, en donde a instancias de su nuevo protector se incorpora en Postdam, en cuya corte residió, de 1750 a 1753, dedicándose a la corrección de los versos de su anfitrión y a la escritura de “El Siglo de Luis XIV (1751) y el cuento filosófico Micromegas (1752). De 1744 a 1747 disfrutó de un breve indulto concedido por Luis XV, por lo que en 1746 fue elegido miembro en la Academia Francesa y obtuvo los cargos de Historiador del reino y Gentilhombre.

Polemista brillante, tuvo algunas disputas con el monarca Federico II, por lo que fue expulsado de Alemania y debido a la negativa de Francia de aceptar su residencia, Voltaire se refugió en Ginebra, Suiza, lugar en el que chocó con la mentalidad calvinista. Su afición al teatro y el capítulo dedicado a Miguel Servet en su Ensayo sobre las costumbres (1756) escandalizaron a los ginebrinos.

Regreso a Francia, pero no a París. En busca de una Residencia tranquila compró en 1759 la Finca de Ferney-inicialmente Fernex-donde pasó sus últimos años, los más fecundos, viviendo ahí durante dieciocho años. Desde 1878, en homenaje a Voltaire, este municipio francés de los Alpes, situado en el departamento de Ain, en la frontera con Suiza, tomó el nombre de Ferney-Voltaire y forma parte de la aglomeración de Ginebra. En ese lugar Voltaire recibió a la élite de los principales países de Europa, pues su personalidad se constituyó en magnético centro de atracción y peregrinación cultural. Desde allí mantuvo copiosa correspondencia con príncipes y nobles europeos, literatos y filósofos (mas de 10000 cartas con si firma).

Su lucha incesante contra todo tipo de restricción de la libertad individual le dio en el seno de una burguesía liberal, una inmensa popularidad. Promotor de la tolerancia religiosa y con el objetivo de contrariar el fanatismo, multiplicó polémicos y subversivos escritos anticlericales. Expresó sus ideas liberales, racionalistas u anticlericales a través de poemas: Poema sobre el Desastre de Lisboa (1756) Representante del Deísmo-intentar basar la creencia en Dios a través de la razón- crítico mordazmente la Iglesia Católica. Escribió una críticas a los dogmas del Cristianismo (Epístola a Urania) (1733). Su Poema cómico heroico La Doncella (1755) escandalizó a los católicos y su ensayo sobre Las Costumbres (1756) provocó las iras de los protestantes.
Racionalista y combativo, atacó el pasado, el fanatismo y la intolerancia. Su poema sobre el Desastre de Lisboa (1756), amargo ensayo contra las ideas optimistas de Gottfried Wilhelm Leibnitz-filósofo, matemático, jurista y político alemán-, le trajo la enemistad con Jean-Jacques Rousseau-escritor, filósofo y músico nacido en Ginebra, Suiza-. Voltaire, defensor de la civilización y del progreso, no dejó nunca de luchar por la libertad, la tolerancia y la justicia.

En 1778 regresa a París y recibe apoteósico recibimiento Las emociones y el intenso trabajo contribuyeron a su rápido fin. Cuando fue a París para asistir a la representación de su obra Irène (1778) se le tributó un gran homenaje, muriendo a los dos meses, el 30 de mayo, a la edad de 84 años. En 1791 sus restos fueron trasladados con honores, al Panteón. Voltaire murió siendo inmensamente rico, fue uno de los mayores rentistas de Francia, el origen de su fortuna se encuentra sin duda en su prolija pluma, los mecenazgos-entre ellos de Jorge I de Gran Bretaña, Luis XV de Francia y Catalina II de Rusia-; las rentas de los habitantes de Ferney, en donde construyó su Castillo; loterías, préstamos a la aristocracia e inversiones marítimas.

Voltaire sin duda recorrió el denodado camino del éxito, pues toda su obra literaria contiene pasajes memorables que se distinguen por su elegancia, perspicacia e ingenio; adepto a una filosofía más práctica que metafísica, fue vivaz, mordiente y cáustico, denunciando la corrupción de las costumbres políticas, satirizando a los nuevos ricos, criticando la violencia, principalmente la guerra. En suma fue la figura dominante de su siglo, inclusive como abogado, pues siendo ya un personaje famoso e influyente en la vida pública, intervino en casos judiciales defendiendo la libertad de pensamiento y el respeto a todos los individuos. Su credo laico orientó a los teóricos de la Revolución Francesa y su moral convirtieron a Voltaire en una figura clave del movimiento filosófico del siglo XVIII, ejemplificado en los escritores de la famosa Enciclopedia Francesa.

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