miércoles, 14 de mayo de 2008

ANTAÑO HOGAÑO (46) Seis mujeres memorables

1 MARIE ANNE CHARLOTTE CORDAY D'ARMONT
"l'ange de l'assassinat"


El ángel del asesinato, personaje importante de la Revolución francesa, famosa por ultimar al médico veterinario jacobino Jean-Paul Marat, a quien consideraba un tirano; nace en Saint-Saturnin-des-Ligneries, Normandía, el 27 de julio de 1768.

Ingresó a un monasterio de Caen a los 13 años de edad, abandonándolo a los 19 por supresión de los monasterios, inclinándose ante las nuevas ideas de los girondinos que luchaban contra sus radicales enemigos en la Convención.

Marie Anne Charoltte era una muchacha de bello rostro, cabellos castaños, ojos azules, nariz aguileña y finos labios, alta y de hermoso cuerpo.
En julio de 1793 decidida a salvar a la república, se dirige a París, comprando un cuchillo, escribiéndole dos cartas sin respuesta a Marat por lo que se presentó en su domicilio en la rue des Cordeliers, en donde fue forzadamente recibida por “el amigo del pueblo” que tomaba un baño prolongado de agua sulfurosa para curar el eczema de su piel. Creyendo que Charlotte develaría un complot y delataría a los confabulados, le preguntó nombres de los conspiradores, garabateo una lista y aseguró: “Antes de ocho días, todos serán guillotinados”.

Esas palabras convencen a la Corday de hundir el cuchillo hasta el mango en el corazón del demagogo, expirando irremediablemente la “fiera del terror”, que utilizaba las masacres, como un recurso sumario de “justicia popular”.

Charlotte Corday, que no trató de huir ni de oponer resistencia, fue detenida, protegida de la furia de la turba, y transportada a la Abbaye, la prisión más cercana a la residencia de Marat, para indagación e interrogatorio; finalmente fue condenada por un tribunal revolucionario a morir en la guillotina.

Antes de su ejecución, dijo: ¡Yo he cumplido mi tarea! ¡Ahora los otros harán lo demás!

Mientras era conducida a su muerte ocurre una de las historias de amor más hermosas del mundo: El alemán Adam Lux, entusiasta de la revolución, al verla caminar orgullosa de su acción, se enamoró de Carlota, demostrando su amor con diversos escritos y panfletos que exaltaban las cualidades de la rea, lo que le causó ser condenado también a la pena de muerte.

Con sangre fría, ella misma introduce su cabeza a la guillotina el 25 de julio de 1993.


2 CATALINA DE LOS RÍOS Y LISPERGUER
“LA QUINTRALA”

La “Mesalina indoalemana del Mapocho” nace en 1604 en Santiago de la Nueva Extremadura, fue una famosa terrateniente chilena de la época colonial que destacaba por su belleza y crueldad, llegando a ser epítome de la mujer perversa y abusadora.

Era muy hermosa; alta de ojos verdes y cabello rojo como el muérdago quintral, de ahí su apodo La Quintrala.

Descendía del Inca Tala Canta llave, alta nobleza del Cuzco y mapuche, tenía origen judío polaco, noble alemán y noble español, se sabe poco de su educación, pero consta en su testamento que no sabía leer.

Catalina era amada y deseada por los hombres, pues era considerada una beldad por su elevada estatura y su combinación genética que le había otorgado notables atributos físicos de magnetismo salvaje; pero también odiada y resistida por su impetuosa y sorprendente personalidad.

Cuando apenas tenía 18 años fue acusada de asesinar a su padre Gonzalo de los Ríos, con un pollo envenenado.

A la edad de 22 años la casaron con Alonso de Campofrío y Carvajal, soldado español de poca fortuna, que recibió cuantiosa dote, con el que tuvo un hijo, Gonzalo, que murió antes de cumplir 10 años. Este matrimonio de conveniencia le aportó, en la persona de su marido, un cómplice de sus crueldades.

Entre sus muchos amantes, tuvo gran amor por Enrique Enríquez de la Orden de Malta, joven comerciante a quien mandó matar.

Catalina rica hacendada y ganadera, intentó y consumó varios asesinatos, sin recibir castigo alguno, se le atribuye la autoría de unos cuarenta crímenes; además trataba con crueldad despiadada a sus esclavos de la Hacienda de La Ligua, donde ocurrían los hechos más horribles.

El episodio más legendario de su biografía, se refiere al momento en que azotando a un peón, en la parte exterior de la iglesia de los Agustinos, creyó que la imagen del Cristo la reprochaba, y “como no soportaba que los hombres le pusieran mala cara en su propia casa”, ordenó que la imagen fuera retirada de su vista y lanzada por una ventana.

Años después, en mayo de 1647, un violento terremoto nocturno obligó a Catalina a refugiarse en la iglesia de los Agustinos, propiedad de los Lisperguer, presenció, que el Cristo que ella había rechazado, se le cayó la corona al cuello, de tal forma que el mito urbano, dice que cada vez que se intenta mover la corona de espinas, tiembla en Santiago.

Arrepentida La Quintrala, a la edad de 61 años, en su lecho de muerte testó un suma destinada al ícono católico de adoración popular, del ahora conocido y venerado Cristo de Mayo.



3 CONSUELO SUNCÍN- SANDOVAL ZECEÑA
DE SAINT-EXUPÉRY

Artista y escritora de vida novelesca y esplendorosa, nacida en 1901, en el seno de una familia de ricos terratenientes y aristócratas de Armenia, Sonsonate, República de El Salvador.

Esta Sherezada tropical, comenzó a ser una leyenda a pocos años de su juventud, salió de su tierra natal en busca de fortuna, a la Ciudad de México, donde alterna con escritores e intelectuales de renombre, particularmente el escritor José Vasconcelos, quien queda encantado de esta salvadoreña.

Para cumplir su sueño de conocer al rey de Hollywood Rodolfo Valentino consigue una beca para estudiar inglés en los Estados Unidos, llegando a la edad de 19 años a San Francisco, donde conoce a su primer marido, el oficial de la armada mexicana Ricardo Cárdenas, quien a los pocos meses, muere en un accidente de ferrocarril.

Se traslada a París, donde brilla como estrella de primera magnitud, como parte de “la belle époque”; durante su estancia contrae matrimonio con el diplomático, escritor y periodista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien a once meses de la boda muere de un derrame cerebral, pasando la riqueza del malogrado, a Consuelo Suncín, que inmediatamente fue asediada Gabriel D'Annunzio, el autor de Gog y Magog, y de otros hombres de letras de su tiempo.

Consuelo nuevamente viuda y dueña de una gran fortuna, es invitada en 1930, por el presidente de Argentina Hipólito Yrigoyén al homenaje póstumo a Gómez Carrillo y asegurarse una pensión como viuda de quien fue cónsul honorario de Argentina en París.

Establece su residencia en Buenos Aires, donde conoce al arquitecto y pionero francés de la aviación comercial, el conde Antoine de Saint-Exupéry, con quien, flechazo inmediato de por medio, contrajo matrimonio por tercera vez, trasladándose a Francia con su marido, con el que vivió durante trece años, ya con el título de Condesa de Saint-Exupéry.

Antoine, noble, diplomático y escritor, creador de El Principito, en homenaje a la inagotable vitalidad de su esposa, la asocia en su obra, con el personaje de la rosa, como su flor que creció en su planeta y que él protege bajo una campana de cristal.

La relación intelectual y sentimental entre la salvadoreña Consuelo y el galo Antoine, se prolonga en un romance, hasta que en 1944 queda viuda, pues el héroe de la resistencia francesa fallece cuando piloteaba un avión en misión militar durante la Segunda Guerra Mundial, desapareciendo entre la isla de Córcega y Francia.

Consuelo se retiró a Val de Grace, donde se dedico a la pintura con gran éxito y como escritora, crea la obra Oppede. Ya millonaria, afrancesada y heredera de los derechos y las propiedades del autor francés, pasó los últimos años de ancianidad en París convertida en centro de amistades y admiración, hasta que a su vez se enamoró de su jardinero y chofer, José Martínez-Fructuoso,un español simple y joven que tras la muerte de la anciana en 1979, heredó toda la fortuna del guatemalteco y los derechos editoriales del francés, cosa que jamás perdonaron ni la familia de este último ni los medios intelectuales de Francia.

4 CATALINA DE ERAUSO PÉREZ DE GALARRAGA

“LA MONJA ALFÉREZ”

Desorbitada donostiarra –de Donostia, San Sebastián en Euskera- que encarna un curiosísimo personaje de los primeros años del siglo XVII en la América española, que se hizo famosa como hombre pendenciero y jugador. Todo, en él o ella es novelístico.

Nace como mujer el año de 1585 en la Villa de Guipúzcoa en el seno de una familia acomodada. A la corta edad de cuatro años, por rebelde, fue internada en el convento dominico de San Sebastián; una reyerta con una monja profesa la motivó a huir en 1600, siendo aún novicia; estuvo en varias poblaciones, donde desempeñó oficios varoniles, oculta bajo el nombre de Francisco Loyola.

En 1603 cuando se hacía llamar Antonio, por su espíritu revoltoso y aventurero, se enlistó en Sanlúcar de Barrameda, en un barco que partía para Perú en América, del que era capitán su tío Esteban Eguiño, quien no la reconoció por el disfraz de grumete y aparentar mayor edad.

Al llegar a Panamá roba dinero, se emplea con un mercader de Trujillo, en donde mata en duelo a un hombre, radicando primero en Lima, donde trabajó de tendero y meses después se enrola como soldado en Chile, combatiendo a los indómitos araucanos, ganando el grado de alférez-oficial de menor rango-.

Estuvo tres años en Concepción, alojado en casa de Miguel Erauso, secretario del Gobernador, quien así lo había solicitado al conocer su lugar de procedencia, sin embargo nunca reconoció en Antonio a su propia hermana. Dio muerte en medio de una pendencia al Auditor General y como acto trágico, en una incursión nocturna, se enfrenta en duelo con un desconocido a quien mata, el cual resultó ser su hermano.

Parte errante hacia Tucumán, donde también tuvo que escapar a la carrera por darles palabra de matrimonio a dos mujeres. Tres meses de camino lo llevan a Potosí –hoy Bolivia-, donde fue ayudante de sargento mayor. Después la Plata, Charcas, comerciando con trigo y ganado, y La Paz, en medio de toda clase de bribonadas, que lleva a cabo con los nombres de Pedro de Orive y Alonso Díaz Ramírez de Guzmán.

Lo condenan a muerte en La Paz por sus reyertas de gran calibre, huyendo a Cuzco, donde es malherido, en una de tantas riñas, la lesión es tan grave que pidió confesión, revelándole al sacerdote su condición de mujer.

El secretario del Obispo le ayuda a trasladarse a Guamanga, Perú, en donde públicamente, revela su identidad de mujer y su nombre real al Obispo Fray Agustín de Carvajal, quien la hace examinar por dos matronas de su confianza , quienes no sólo certifican el sexo de la monja, sino su condición virginal. Procede entonces el Obispo a instalarla en el Convento de Santa Clara con el hábito correspondiente; entre tanto, la noticia se propagó por la ciudad, cuyos habitantes no tardaron en llenar las calles adyacentes al convento, con la esperanza de conocer a tan extraordinario personaje.

El Arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero, ordena su traslado de Guamanga a Lima, donde la monja es agasajada por el Virrey Francisco de Borja; viviendo dos años y medio en el Convento de la Santísima Trinidad, cruzando el Atlántico en sentido contrario, llegando a Cádiz, España en 1624, no sin antes participar en otro lance de cuchillo, por rivalidades originadas en el juego.

Ya en España escribe sus memorias, una autobiografía que al parecer le sirvió de catarsis y le hizo arrepentirse de su pasado sangriento.

A petición de la interesada, Felipe IV de Austria (o Habsburgo), Rey de España le concede una pensión de ochocientos escudos de renta; Catalina/Antonio parte para Roma, donde es recibida en Audiencia por el Papa Urbano VIII, quien le concede licencia para proseguir su vida en hábito de hombre, siempre y cuando no retomara las andadas de espadachín y pendenciero.

Fue larga y tranquila su vida en Europa, pero al no poder olvidar América, se embarca como hombre de paz, con rumbo a México en donde vive sus últimos años, dedicándose al transporte, con el nombre de Antonio de Erauso. Muere cristianamente, en el pueblo de Cotaxtla, Veracruz, el año de 1650.


5 MARÍA IGNACIA JAVIERA AGUSTINA RAFAELA FELICIANA RODRÍGUEZ DE VELASCO Y OSORIO BARBA JIMÉNEZ BELLO DE PEREYRA HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA SOLANO SALAS Y GARFIAS

“LA GÜERA RODRÍGUEZ”


Singular mujer de los últimos tiempos de la colonia y primeros años del México independiente; de belleza y gracia cautivante; personaje fascinante de nuestra historia; amiga de políticos y compañera amorosa de varios hombres de resonancia pública.

Nació en la Ciudad de México, el 20 de noviembre de 1778, hija de una familia de escaso caudal, pero sus tres matrimonios, con dos viudeces, la hicieron heredera de considerable fortuna.

De ella dice Artemio de Valle Arizpe:

Por donde iba doña María Ignacia alzaba in­citaciones, pues no era posible de ninguna manera que pasase inadvertida para nadie su muy gentil presen­cia, así fuese en la iglesia como en el paseo; por más aglomeración de gente que hubiera, ella sobresalía. Entre millares se diferenciaba. Echábase de ver y des­cubría. Era dechado de toda beldad, pues su belleza tenía excelencia, no como quiera, sino absoluta. Era telenda la Güera Rodríguez, es decir, viva, airosa, ga­llarda. Llevaba todo el rostro siempre lleno de son­risas y siempre, también, andaba compuesta como una novia, con refulgencias de joyas y rumorosa de seda, la más fina".


María Ignacia, de origen español, tenía los cabellos rubios, los ojos azules, el talle fino, las formas opulentas y una gran simpatía, sus malquerientes le acusaban de llevar una vida disipada y de liviandad.

A la edad de 16 años, se casó con José Jerónimo López de Peralta, un militar de alcurnia. La familia de este último no deseaba la unión matrimonial porque sabía de las coqueterías de la muchacha. Durante algunos años el matrimonio parecía funcionar. Sin embargo, llegó el momento en que salieron a relucir todas las diferencias entre los esposos, desesperado de celos, el esposo intentó matarla con una pistola pero erró el tiro, fue llevado a prisión y murió en 1805.

Se afirma que entre sus amores se contaron el Barón de Humboldt, el joven Simón Bolívar Palacios y Agustín de Iturbide y Arámburo.

Cuando el prócer Simón Bolívar estuvo de paso en México, ella lo llamaba el caraqueñito, tanto por la simpatía que generó en su visita a nuestro país, como por su estatura y edad; mantuvo una estrecha relación con el Barón Alejandro de Humboldt, ya que fue su acompañante asidua durante los dos años y medio que éste vivió en nuestro país, lo que le otorgó una preparación privilegiada; y por su inteligencia, ambición, suspicacia y poder de seducción, logró influir en las acciones del emperador Agustín de Iturbide, con el que se cuenta, cuando la guerra de independencia llegaba a su fin, esta hermosa mujer, que logró cautivar a propios y extraños, llegaba a encontrase con él en la Casa de los Perros en Apaseo, en la región del Bajío en Guanajuato.

Fue partidaria de la independencia y compareció ante el tribunal de la Santa inquisición, después de cuyo proceso el virrey Lizana y Beaumont la desterró por un corto plazo a Querétaro.

Ya viuda, se casó con Mariano Briones, un hombre de setenta años, con el objetivo de quedarse con su fortuna. La unión no duró más de tres meses pues Mariano murió, pero ése fue tiempo suficiente para que ella quedara embarazada y tuviera el derecho de reclamar el dinero del difunto.

María Ignacia y sus hijas, eran tan hermosas, que se les conocía coloquialmente como las tres gracias. La imagen de la Virgen, a la derecha del altar principal de la iglesia de La Profesa, fue esculpida por el famoso artista Manuel Tolsá, inspirado en la Rodríguez.

La Güera tuvo un tercer matrimonio en el que vivió sin sobresaltos. Se casó con Juan Manuel Elizalde, un anciano afable y amistoso que le dio la paz que ella buscaba.

En sus últimos años, ella, arrepentida de su conducta juvenil, se unió a la tercera orden de las religiosas de San Francisco. Arropada con esos hábitos cafés, murió en 1850 a los 71 años. Después de su muerte, el viudo Elizalde se convirtió en sacerdote.


6 MARÍA MICAELA VILLEGAS HURTADO

“LA PERRICHOLI”

Célebre actriz, cantante y bailarina peruana muy popular del siglo XVIII, cuya vida está muy ligada al Virrey don Manuel Cayetano de Amat y Juient Aimerich Planella y Santa Pau, quien era muy aficionado a reuniones y tertulias.

La mestiza Micaela nació en 1748 en Tomayquichua, en la noble ciudad de los Caballeros del León de Huánuco, situada en la zona centro oriental del Perú, perteneciendo a una familia de condición económica modesta; su infancia la pasó despreocupadamente hasta que de adolescente fue enviada al Convento de las Nazarenas, para que ahí estudiara y acaso se convirtiera en novicia que abrazase la vida religiosa y se dedicara a la enseñanza.

Sin embargo, Miquita, que era inquieta, inteligente y desinhibida, deseaba ser actriz y se fugó de la institución conventual, permaneciendo con su galán durante dos años, hasta que se unió a una compañía teatral ambulante, hechizando al público con su simpatía, encanto y privilegiada voz.

Tenía talento dramático, estaba dotada de imaginación ardiente y de fácil memoria; tañía con habilidad el arpa, tocaba la vihuela, bailaba con castañuelas y cantaba con donaire. Sabía leer y escribir, cosa poco usual para una mujer de su época, por lo que leía autores clásicos, recitando romances caballerescos y escenas cómicas. Con sólo dieciocho años, se convirtió en la actriz más mimada de entonces.

De piel bronceada, rostro oval, ojos negros y animados, cabellera profusa, nariz ñata-corta y aplastada-, caderas ondulantes y senos turgentes; además vestía con elegancia extrema y refinado gusto.

En 1762, cuando recién se encargaba del gobierno Amat, conoció en el teatro a la Villegas, que se hallaba en el apogeo de su juventud y belleza. El sexagenario virrey cayó de hinojos ante las plantas de la huanuqueña, en un romance que duraría catorce años, despertando envidias y murmuraciones en la mojigata aristocracia limeña.

No obstante ser la amante del virrey, Micaela no dejó el teatro porque era su pasión y deleite; en una ocasión a mitad del parlamento, el empresario y actor, le espetó que otra actriz lo haría mejor, desencadenando su ira, cruzando la cara del impertinente, suspendiéndose la obra para vergüenza del virrey, que estaba en un palco, dando por terminada su relación con la cómica, diciéndole ¡Adiós Perri-choli! (perra chola (india) con acento catalán), dando origen al célebre apodo.

Con los días se aquietaron las aguas, al grado que alentó a la Perricholi para volver a las tablas en donde el público prorrumpió en vítores hacia su favorita. La amante ya no se conformaba con pasear en la Alameda como amazona, ahora quería que la sacara en la carroza virreinal, cosa que no logró, ya que el virrey no quería retar a la inquisición o al rey, en cambio, Amat le regaló la más preciosa carroza que vieron los limeños.

Micaela Villegas, “La Perricholi” indirectamente propició muchas de las obras que el Virrey mandara erigir en Lima como La Alameda de los Descalzos y El Paseo de Aguas, en el Rímac, que mando hacer específicamente en honor de la diva.

De la relación nació un hijo, Manuel de Amat Villegas, que fue reconocido por el virrey, y que sería uno de los firmantes del Acta de Independencia del Perú.

Relevado en 1776, Amat terminó sus relaciones con Micaela Villegas, regresando a Cataluña, España. Dos años después Micaela se despide de los escenarios, mas no del teatro, pues continuó en él, pero laborando en la parte empresarial.La Perricholi, ingresó a un convento de Monjas Carmelitas en Lima, donde falleció en mayo de 1819.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Micaela Villegas, La Perricholi nacio en Lima, estan ahi su partida de nacimiento y su testamento donde ella misma dice que es de Lima, lo de Huanuco es parte de la tradicion de Ricardo Palma, pero no es historico, saludos interesante informacion