Aunque por nosotros ya es muy bien sabido, nunca dejo de sorprenderme por el grado de hospitalidad superlativa de la querida gente del norte de México. El mejor ejemplo lo acabamos de tener este fin de semana largo, del dos al seis de mayo de 2008, al tener el gusto y el honor de convivir con nuestros entrañables amigos los CUELLAR SOTO de Saltillo, Coahuila y los GARZA VIZCAYA de Monterrey, Nuevo León.
La madrugada del pasado viernes dos de mayo, Cucú y yo iniciamos una maratónica jornada, partiendo de la casa de ustedes, que nosotros habitamos, vía Toluca, con estación intermedia en Santa Fe, hasta el moderno aeropuerto de Monterrey, en cuyo trayecto en avión, se veía un panorama de aridez desoladora, y en autobús suburbano, en donde apreciabamos el chaparral y los matorrales semiáridos, hasta llegar a la capital coahuilense, Saltillo, donde nos esperaba el CP Miguel Cuellar, para llevarnos a un auténtico castillo, que es su mansión familiar, donde aguardaba su querida esposa Carmelita.
Los Cuellar, ejemplo de tesón y paradigma de unidad familiar, nos invitaron para acompañarlos al importante evento que representa el celebrar su 40 aniversario como matrimonio. En esta ocasión disfrutamos la hospitalidad mayúscula que los caracteriza, alojándonos en su señorial mansión y paseandonos en la extensa ciudad de Saltillo, que se ha modernizado sin perder su esencia.
Miguel y Carmela, exultantes de dicha, tuvieron su emotiva acción de gracias en la Parroquia del Sagrado Corazón, con la cercana compañía de sus hijos Enrique Gerardo, Miguel Angel, MariCarmen y Luis Carlos, así como de sus dos nietas de Saltillo y tres nietos de Monterrey.
Complementando la fiesta, procedentes de Querétaro, Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México, numerosos comensales seguimos el festejo en el Club American Sports, en donde se presentó un audiovisual que da cuenta de los últimos cuarenta años, un sentido discurso, baile y partida de pastel.
Al final la tornaboda en casa Cuellar, con asistencia multitudinaria y karaoke para dicha de Cucúabuelita que cantó con mucho sentimiento. Al otro día la ultra torna boda, con salchichas, arracheras y agujas norteñas, lo que hizo de estos dos días una fiesta permanente. Por la tarde nos llevaron a comer helados a Ramos Arizpe y a la plaza principal, donde destaca la cantera de la
Catedral y del Palacio de Gobierno. Además admiramos la modernísima casa nueva de Enrri, de estilo minimalista y gran riqueza arquitectónica.
El lunes temprano transitamos los mas de 300 kilómetros que nos separaban de Mc Allen, Texas, en estupendas autopistas, cruzando por el puente Pharr, visitando en el Condado de Mercedes, uno de los Rio Grande Valley Premium Outlets, cenando y alojándonos en el Hotel Hilton de Mc Allen, Texas.
Finalmente los Cuellar, a quienes les estamos muy agradecidos por todos sus detalles y atenciones, nos dejaron en Monterrey, en donde transbordamos a la Camioneta de Malú Garza Vizcaya, que amablemente fue por nosotros, para que pudieramos visitar a nuestra amada Comadre Elenita Vizcaya de Garza, que como siempre nos recibió con gran ternura y cariño.
En un breve tiempo, pero lleno de afecto, además de admirar las bellas casas de Malú y Diana, compartimos recuerdos añosos, en donde les manifestamos, una vez mas, nuestro infinito agradecimiento por todo lo que hicieron por nosotros, en el momento en que mas lo necesitamos. Vimos fotos de otros cumpleaños de la comadre y el audiovisual que pasaron en la fiesta de ochenta años de la comadre, en el que con gran alegría de nuestra parte, nos percatamos que nos tenían incluidos a Cucú y a mí.
Malú, Diana, su hija Malusita y su esposo Enrique Hernández, hicieron nuestra estancia mas agradable, terminando la visita con veloz viaje al Aeropuerto, con posteriores turbulencias que se acentuaron al llegar a Toluca. Arribamos a casa llenos de buenos recuerdos.
Gracias a los Cuellar, Gracias a los Garza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario