“Soy un constructor, lo importante y definitorio en las obras
son la función, el material y la situación”
son la función, el material y la situación”
Jørn Utzon, Arquitecto danés que armonizando la construcción y el paisaje, incorpora los hallazgos formales y constructivos de las plataformas masivas, que según el mismo confesó, en su artículo “Plataforma y Mesetas”, su uso como elemento arquitectónico, lo cautivó, por primera vez en 1949, tanto por su tamaño como por su concepción durante un viaje de estudios a México, porque las plataformas mexicanas “fueron ubicadas y construidas por artistas que hicieron gala de una gran sensibilidad en su apreciación del entorno natural y de una gran profundidad en su concepción del diseño”. En su período de esplendor desarrolla la arquitectura aditiva, síntesis de geometría, modulación y producción estandarizada.
Utzon, hijo de un ingeniero naval, nació en 1918 en Copenhague, Dinamarca; en 1937 emprende sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de esa ciudad, licenciándose en 1942 de Arquitecto. Pasó los años de la Segunda Guerra Mundial estudiando con Erik Gunnar Asplund y Alvar Aalto; viajando a Europa y Marruecos donde se ve influido por los métodos y las técnicas constructivas islámicas; en 1947-48 vive en París. Después de la conflagración viajó por Europa, Estados Unidos y México. En 1950 abre su propio estudio profesional en Dinamarca.
Sus primeras obras fueron pequeñas viviendas, entre ellas su casa. En 1957 viaja a China, Japón y Nepal en donde estudia las formas de la arquitectura tradicional oriental; recibe la medalla Eckensberg de arquitectura y gana el concurso para construir el edificio para la Ópera Nacional en Sydney, Australia. Su proyecto resultó espectacular, tanto desde el punto de vista de diseño como desde el punto de vista técnico. Utzon tardó varios años en desarrollar, en colaboración con el ingeniero británico Ove Arup, los métodos para construir las grandes bóvedas, en forma de conchas marinas, autoportantes del edificio. Estas bóvedas, altas y con vértices, recuerdan inequívocamente a las velas de los barcos, y constituyen símbolos muy adecuados teniendo en cuenta que el edificio está situado junto al agua, en la entrada del puerto.
A la hora de presentar su propuesta a la par de otros miles de arquitectos lo más interesante y realmente impactante es que Utzon envió solamente un dibujo de la obra. Esto fue algo fuera de lo que el concurso establecía ya que debían de mandarse con el diseño medidas exactas para que en caso de ganar inmediatamente empezar con la obra. Por la belleza y extraordinaria forma la obra de Utzon gana dicho premio. Pasaron muchos problemas de tipo estructural ya que del punto de vista arquitectónico es sumamente bella, pero del punto de vista de la ingeniería era prácticamente imposible. Con mucho esfuerzo y cálculos perfectos se logró construir esta majestuosa obra, que se inauguró en 1973, aunque Utzon ya había abandonado el proyecto en 1966 entre diversas controversias, debido a la gran cantidad de interferencias que encontraba.
En el proyecto para la Ópera de Sydney, un impresionante edificio situado en un islote de la bahía, enfrente de la ciudad, la idea rectora fue hacer que la plataforma cortara el edificio como un cuchillo separando completamente las funciones primarias de las secundarias. Este edificio se ha convertido en uno de los monumentos más indiscutibles de la arquitectura moderna, símbolo incuestionable de la ciudad de Sydney e incluso de todo el estado australiano. En 1965 diseña el collar presidencial por lo que lo hacen miembro honorario del Royal Australian Institute of Architects; recibe en 1966 la mención y el diploma de honor de la Bund Deutscher Architecten y después de conflictos, por presupuesto y calendario, con el gobierno australiano, dimite del cargo en la Opera House, dejando Australia para no volver nunca jamás. El impresionante edificio fue incluido en 2007 en la lista de patrimonio cultural de la humanidad elaborada por la UNESCO y es considerado por muchos como una de las maravillas modernas.
Utzon recibió numerosos premios y condecoraciones durante su vida, entre ellos la medalla Hansen de arquitectura, la medalla de oro del Royal Australian Institute of Architects en 1973, la medalla Princesa Eugenia de Suecia de arquitectura en 1978, la medalla de oro del Royal Institute of British Architects en 1979, la medalla Alvar Aalto de Finlandia en 1985 y la medalla de oro de la Académie de 'Architecture de París en 1994. Pero ninguno tan importante para él, como el esquivo Premio Pritzker, considerado el “Premio Nobel" de la arquitectura, que por fin con justicia a su genialidad, recibe a través de su hijo Jan, en el 2003, en un acto presidido por los Reyes de España, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid.
Éste premio internacional, creado por la familia Pritzker de Chicago-fundado por Jay A. Pritzker y su esposa Cindy- a través de su fundación Hyatt, se concede cada año, desde 1979, a un arquitecto, que ha aportado “consistentes y significativas contribuciones a la humanidad y al entorno, a través del arte de la arquitectura”, con el fin de estimular y fomentar la creatividad. Es el mas alto honor para los profesionales de la arquitectura, que demuestren una combinación de talento visión y compromiso. El premio consiste en cien mil dólares de Estados Unidos y un medallón de bronce basado en los diseños de Louis Sullivan, el famoso arquitecto de Chicago generalmente reconocido como el padre de los rascacielos. El premio se confiere a los galardonados en una ceremonia celebrada en un importante sitio de arquitectura, generalmente en mayo.
Para gloria de nuestro país, el premio 1980 le fue adjudicado al ingeniero y arquitecto autodidacta nativo de Guadalajara, Jalisco, Luis Barragán, fallecido en 1988. Barragán, a fines de 1920 se asocia a la Escuela Tapatía, movimiento que propugna la adhesión a las tradiciones regionales. Trabajó en la capital de Jalisco y en la Ciudad de México hasta su muerte. Su trabajo, llamado minimalista es suntuoso en color y textura. Se llamó a si mismo un arquitecto paisajista.
Volviendo a Utzon, su obra es muy extensa, se inicia en su patria natal Dinamarca, transita por Marruecos, Noruega, Suecia, Suiza, Arabia Saudita, Líbano, Kuwait, Irán, Alemania, Inglaterra y por supuesto el edificio emblemático de Australia, concluyendo en España con realizaciones en Málaga, Madrid y Mallorca, en donde residió desde 1983, construyendo su última obra, un espacio utilitario que representa un manifiesto de estética y sencillez, la residencia “Can Feliz””, que habitó desde 1994, con su esposa Lis Fenger, que es escultora, su hija ceramista y pintora, dos de sus hijos y dos nietos son arquitectos. La casa ubicada en una colina, tiene mucho sol en invierno y sombra en verano.
Jørn Utzon murió en la misma ciudad en que nació, Copenhague, el 28 de noviembre de 2008, a los 90 años de edad, como consecuencia de un paro cardíaco, en una larga vida, de éxitos concatenados.
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