martes, 11 de noviembre de 2008

El Denodado Camino del Éxito 08 FERNANDO DE MAGALLANES BARBOSA: Caballero de la Orden de Santiago y Capitán General de la Armada.

Imagen: proyectosalonhogar.com

«Hay un paso del océano Atlántico al Pacifico. Lo sé; conozco el sitio.
Dadme una escuadra y, en beneficio vuestro, llegaré a él; y, de Este a Oeste,
daré la vuelta a toda la tierra.»

Las Especias-del latín specie, cosa unitaria, bien, mercancía-es el nombre dado a ciertas semillas, flores, frutos o cortezas aromatizantes, de origen vegetal, nativas de las regiones tropicales de Asia y de las Islas Molucas en Indonesia,-también conocidas como islas de Las Especias-que se han usado desde la antigüedad para preservar, modificar o sazonar los alimentos.

A raíz de la toma de Constantinopla por los Otomanos, el comercio en Europa de especias provenientes de Oriente-canela, pimienta, nuez moscada, clavo de olor- se convirtió en uno de los negocios más lucrativos, pues los condimentos alcanzaban precios más altos que la plata y el oro, lo que motivó la búsqueda de rutas marítimas para acceder directamente a la fuente de producción, sin depender de los comerciantes venecianos o genoveses; de los mercaderes árabes o hindúes; de la codicia de los piratas ni de los tributos en rutas de caravana y puertos.

Portugal, rápidamente tomó ventaja gracias a la acertada política de Enrique el Navegante, Monarca de una tierra pequeña y pobre, fatalmente situada en las costas del mare incognitum, la mas desfavorable según la geografía de Ptolomeo, porque era impracticable la navegación. Enrique,-que por cierto solo hizo un viaje en su vida por barco, a Ceuta en el Mare Nostrum (Mediterráneo)- tuvo la idea vital de convertir en estrecho el océano Atlántico, fomentando el estudio de la ciencia marítima y la mejoría tecnológica de las embarcaciones portuguesas. Aunque falleció en 1460, su gestión tuvo como resultado, la expansión marítima, conocida como edad de oro de Portugal, destacando Bartolomé Dias, que dobla el Cabo de Buena Esperanza en 1487; la conquista de las islas Azores y Madeira; el descubrimiento, en 1500, de la Ruta de las Indias por Vasco de Gama, y la toma de posesión de Brasil, en 1505, por P. Alvares Cabral; lo que convierte a Portugal en la primera nación marítima del mundo.

El exitoso viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, obliga a España y Portugal a celebrar en 1494 el Tratado de Tordesillas, que divide al mundo desconocido entre España y Portugal, quedando una línea imaginaria a 330 leguas (antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona o un caballo pueden andar en una hora; 4 a 7 kilómetros) de las Islas de Cabo Verde, lo que quedaba al oriente para Portugal, con lo que ganaron Brasil; y las tierras de occidente para España, incluyendo las Islas Molucas.

En este contexto se desarrolla el dilema de un experimentado navegante; que queriendo cumplir su sueño de hacerse de una fortuna, encontrando una nueva ruta a las Islas de las Especies, navegando hacia occidente, se ve rechazado por su Rey Manuel I, el afortunado; por lo que ofrece sus servicios al recién instaurado nieto de los Reyes Católicos, el Rey de España, Carlos V, hijo de Felipe el Hermoso y Juana La Loca.

El nombre de este personaje es Fernao de Magalhaes, castellanizado como Fernando de Magallanes, nacido en Ponte de Barca, Miño, Portugal, el año de 1480, en las cercanías de Oporto en el seno de una familia solariega; posteriormente Paje de la Reina Leonor, viuda del rey Juan II, en la Corte de Lisboa, donde estudió astronomía y ciencias náuticas, quedando influido por la pasión geográfica descubridora.

Participó ocho años-1505 a 1513- en expediciones comerciales y militares: Establecimiento del virreinato portugués en India, llegando a Goa; conquista portuguesa de Malaca-donde compra un esclavo malayo, que lo acompañaría hasta su muerte-, Borneo, Sumatra y las Islas Fabulosas; y servicios en África en Marruecos, Kenia y Tangañika.

En Marruecos sufre su tercera herida, una lanzada en la rodilla, que le deja la pierna entorpecida para siempre. De sobresaliente pasa a oficial de presas, donde después de un desafortunado incidente, cae en desgracia con su soberano que le niega una merecida pensión, cerrándole la puerta a toda aspiración de llevar a cabo la hazaña de llegar a las Indias por la ruta de Colón, en nombre de Portugal, obligándolo a trasladarse, un año después, a la Corte del monarca vecino, acompañado del cosmógrafo Rui Faleiro, quien erróneamente pensaba, que las islas Molucas se encontraban en la zona española decretada por el Tratado de Tordesillas.

A los 37 años, el 20 de octubre de 1517 llega a Sevilla, acompañado de su esclavo Enrique, que le sigue hace años como su sombra. Su proyecto es rechazado por la Casa de Contratación, pero ayudado por Diego Barbosa-del cual sería yerno-logra que Carlos I de España firme en Valladolid, la capitulación en la cual se compromete a librar cinco navíos con 265 miembros de tripulación y víveres por dos años; el financiamiento corre a cuenta del tesoro español y comerciantes de Amberes. Magallanes recibe el título de Adelantado y Gobernador de las tierras a descubrir, una parte de las riquezas encontradas y un sueldo para gastos personales.

Dejando atrás a su esposa Beatriz y sus dos hijos-uno de ellos en gestación-, parte de Sevilla, por el río Guadalquivir, con unas semanas de estancia en el puerto de Sanlúcar de Barrameda y por fin el 20 de septiembre de 1519 puso rumbo a Sudamérica, tras aprovisionarse en el archipiélago de Las Canarias. La flota de cinco naves, la mayor de 120 toneladas, constituida por la Trinidad-nave capitana-, la Concepción, con Juan Sebastián Elcano como contramaestre, la San Antonio, la Santiago y la Victoria; con tripulación portuguesa, española, francesa, alemana, italiana; negros, vascos, ingleses, chipriotas, corfuenses y genoveses-entre ellos Antonio de Pigaleffa, autor del célebre relato de la travesía- costea África occidental, llegando a Tenerife, entra a la Bahía de Río de Janeiro; llega a Montevideo, explora el estuario del Río de la Plata y en el sur de Argentina, avista huellas enormes de pies, por lo que a esos indígenas, les llama patagones.
El 31 de marzo de 1520, llegaron a la Bahía de San Julián-en la actual Provincia Argentina de Santa Cruz- donde invernaron cerca de cinco meses ya que la tierra que se iba avistando era cada vez más desierta y fría. Allí Magallanes hubo de sofocar, en abril, un motín de oficiales, eliminando a Luis de Mendoza, Capitán del Victoria; decapitando y descuartizando, por homicidio y sedición, al cabecilla Gaspar Quesada y abandonando a su suerte a Juan de Cartagena-primo del Obispo de Burgos- y al fraile Gómez de la Reina.

Cinco meses queda sitiado por el invierno, en este lamentable puerto de las desdichas, abandonando la fatídica bahía de San Julián, llegando por fin al estrecho, que en conmemoración de la festividad bautiza con el nombre de canal de Todos los Santos y que la posteridad denominará de Magallanes. Pierde dos naves: Una se estrella en la costa patagónica, en labores de exploración, la Santiago, la más ligera y la San Antonio, la nave más grande, que desertó liderada por Esteban Gómez, que regresa a España, con la mayoría de las provisiones de la flota.
Agotan los 592 kilómetros de longitud del estrecho-con 6 de ancho- y después de 38 días de trayecto, en los que por las noches veían, llamas en las tinieblas, por lo que Magallanes le dio el nombre de Tierra del Fuego, el 27 de noviembre de 1520, la expedición llega al final del estrecho, al que denominan cabo deseado, encontrando la inmensidad del Mar del Sur, contemplado por primera vez en 1513, por Vasco Núñez de Balboa, que por lo apacible nombraron Mar Pacífico.

Cien días de navegación, buscando el mar de China, sin encontrar ningún indicio de tierra, solo un paisaje monótono, tres veces mas tiempo que el que empleo Colón en su viaje de descubrimiento del Nuevo Mundo. En condiciones extremas, sin provisiones frescas, ni agua y con la tripulación padeciendo escorbuto-avitaminosis producida por el déficit de vitamina C-, disminuyen los víveres de un modo espantoso, se ha agotado el vino, el agua de lluvia pestilente, teniendo como único alimento la galleta de barco que se ha convertido en un polvo sucio lleno de gusanos, que desemboca en comer, las en esos momentos tan codiciadas ratas. Un décimo de la tripulación perece en ese cortejo de hambre.

El hospital flotante, el 24 de enero de 1521, encuentra unas islas muy pobres- las actuales Fakahina y Flint-rocas inhabitadas e inhabitables, por lo que las bautizaron islas Desventuradas. El 6 de marzo de 1521, llegaron a Guam, las Islas Marianas-nombre recibido en 1668 por Mariana de Austria, viuda de Felipe IV de España-que llamaron de los Ladrones- porque indígenas que los abordaron, se llevaron cuanto les venía a mano- donde se aprovisionaron.

El 17 de marzo de 1521 Magallanes descubrió el Archipiélago de San Lázaro, tiempo después llamado las Filipinas. Decidió quedarse aquí durante un tiempo, a salvo de los portugueses, para dejar reposar a sus hombres y reparar las naves, planeando llegar en buenas condiciones a las no distantes Molucas.

Magallanes partió hacia Leyte y Cebú, donde consiguió que el rey se convirtiera al cristianismo y aceptara el vasallaje a la Corona española. Debido al éxito obtenido, el portugués intentó que todas las tribus del archipiélago lo hicieran, por lo que tuvo que enfrentarse con algunas tribus hostiles a la presencia de los extranjeros. En Mactán el jefe Silapulapo, no aceptó la tutela y Magallanes al mando de 60 hombres desembarca en la isla y se enfrentaron a un considerable grupo de indígenas, resultando herido en una pierna, con una saeta envenenada. Ordenó la retirada y murió acribillado en Mactán, frente a las costas de la isla Cebú, cuando intentaba reembarcar. Era el 27 de abril de 1521.

Enrique el Malayo se queda en la Isla filipina; veintinueve españoles, los más expertos guiadores y pilotos son masacrados por el rey de Cebú, la tripulación se reduce solo a ciento quince de los doscientos setenta y cinco que zarparon de Sevilla; por eficiencia náutica se sacrifica cerca de la isla Bohol, una de las tres naves, La Concepción. Medio año pasan entre aquellos laberintos que los llevan a Mindanao y Borneo; tras veintisiete semanas, el 8 de noviembre de 1521 tocan tierra en Tidore, una de las cinco islas Molucas con las cuales Magallanes soñó toda su vida.

Cargados de especias, la nave Victoria, con cuarenta y siete hombres, oficiales y marineros, regresa a través del océano Indico, vía cabo de Buena Esperanza a Sevilla, con una peligrosa estadía en Cabo Verde, con la tripulación azotada nuevamente por el escorbuto. La nave Trinidad, la capitana, tarda en zarpar y lo hará vía Panamá, para evitar inútilmente a los portugueses, que los capturan y horcan como piratas.

El 6 de septiembre de 1522, casi tres años después de haber salido del hogar, con 18 héroes, el Victoria regresa a Sevilla, coronando el hecho más grande de la navegación. Los financistas recuperan con creces los ocho millones de maravedíes-moneda almorávide usada para facilitar el comercio con los musulmanes- desembolsados, pues los quinientos veinte quintales de especias dejan una ganancia limpia de unos quinientos ducados de oro.

Fernando de Magallanes tuvo éxito pues contra la opinión de cosmólogos y teólogos, demostró en su titánica expedición e increíble viaje, que la tierra es esférica.

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