sábado, 4 de mayo de 2019

Apuntes de Oceanía: 05 LA EMBLEMÁTICA AMAPOLA DE LA MEMORIA.




Melbourne, Australia, es fascinante, suele gustarles a todos, es sin duda prestante y destacada, una de las ciudades más importantes del orbe; lo tiene todo, desde 2011 se le considera como la mejor ciudad del mundo para vivir. La capital del estado Victoria, conocida como la ciudad jardín, lo fue de toda la nación, durante el periodo 1901-1927.
Diversa y multicultural, un crisol de culturas, además un polo turístico, ha sido reconocida como la capital del deporte y la cultura de Australia.
Varios eventos de renombre internacional han tenido lugar ahí, entre ellos, en 1956, los Juegos de la XVI Olimpiada, los primeros llevados a cabo en un país del hemisferio sur, que aumentaron su gran prestigio y fueron de especial memoria para mí, porque en este evento, un mexicano, Joaquín Capilla, ganó la medalla de oro en clavados, naciendo en mi un sueño en la categoría de imposible: algún día conocer la majestuosa Melbourne.
Entre muchos edificios notables, como el Eureka Tower, uno de los rascacielos más altos de Australia, se encuentra un santuario, emblemático para Melbourne, de arquitectura clásica, el monumento de guerra Shrine of Remembrance, importante memorial construido en 1934 e inaugurado el 11 de noviembre, para recordar a los combatientes australianos de la Primera Guerra Mundial, y que ahora se dedica en honor a todos los australianos que han servido en la guerra.
Este imponente memorial, se encuentra próximo al centro de Melbourne, en la margen sur del río Yarra, en un parque de 38 hectáreas de extensión, inaugurado en 1846, correspondientes al Real Jardín Botánico y Arboreto de Melbourne (Royal Botanic Gardens) .
No es casual que el Shrine of Remembrance se inaugurara en 1934, el decimoprimer día, del décimo primer mes, pues coincide cuando de manera formal, se acabaron las hostilidades con la firma alemana del Armisticio (rendición incondicional) a las 11 horas, del día 11 del mes 11 del año 1918 (huso horario británico).
En 1919, el propio monarca, Jorge V, declaró oficialmente, que este día (11 de noviembre), debería estar reservado en países de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) para recordar los sacrificios en tiempos de guerra, de los miembros de las fuerzas armadas y los civiles, específicamente durante la Primera Guerra Mundial.
Esta celebración, Remembrance Day, es conocida como el Memorial Day (Día del Recuerdo), Día del Armisticio, Día de los Caídos,  o Día de los Veteranos para honrar a todos aquellos que participaron en tan cruenta batalla y encontraron la muerte.
El Día del Recuerdo, también es conocido bajo la denominación de “Poppy Day” (Día de la Amapola) por ser el signo más visible, una amapola prendida en la solapa, que simboliza el final de la guerra y el regreso de la paz.


La costumbre de relacionar las amapolas con la guerra viene de la época napoleónica, cuando un escritor se percató de que el territorio anegado tras un conflicto bélico se cubría de estas flores en primavera. La floración de las amapolas entre trincheras la han convertido en un símbolo de paz en varios países,  para recordar la I Guerra Mundial. Durante la Gran Guerra, el teniente coronel John McRae, médico canadiense, escribió el poema, In Flanders Fields (En los campos de Flandes), en el que establecía la misma relación: “En los campos de Flandes las amapolas se funden entre las cruces,  hilera tras hilera”. La composición se hizo célebre y la amapola se convirtió en el emblema de los fallecidos en combate. La tradición incluye uno o dos minutos de silencio a la última hora del undécimo mes, el correspondiente servicio religioso, el último mensaje, seguido por un momento de silencio, un toque de corneta y al último una Oda a la memoria. Además en 1922 el Mayor George Howson creó en Inglaterra una fábrica dedicada a producir amapolas para la Legión Británica y en la cual tan solo trabajaban excombatientes: el dinero que se generaba con la venta iba en buena parte destinado a ayudar a los veteranos de guerra y a sus familias.
El 11 de noviembre, los británicos rememoran el conflicto con amapolas de papel. La flor también sirve para homenajear a los fallecidos en guerras posteriores. Asimismo, cerca del río Somme (Francia), escenario de una de las batallas más sangrientas de la I Guerra Mundial, se arrojan amapolas a un foso que creó una mina.
La amapola silvestre, especie Papaver rhoeas, ampliamente extendida en Eurasia y el norte de África, con flores de color escarlata intenso, cuatro pétalos y dos sépalos vellosos, numerosas semillas infra milimétricas inofensivas que se usan a menudo como condimento y en bollería, lo que me hizo recordar con nostalgia el pastel de agraz de la pastelería Cascabel de Bogotá.
Su hermana, la dormidera u opio, Papaver somniferum,  es mucho más potente. De ahí que produzca el opio que contiene la droga narcótica morfina. En otras zonas del mundo, las amapolas más extendidas son de otros colores. Por ejemplo, en California son amarillas.
La amapola, una mala hierba por bonita que sea, la flor que molesta a los agricultores y que adoran las redes sociales, son muy negativas para los cultivos, pero hay que reconocer su importancia paisajística y su capacidad evocadora, así en el aniversario del armisticio, los británicos, canadienses, sudafricanos, australianos y neozelandeses, se colocan una amapola-poppy-de papel, con ella también conmemoran a otros soldados que perdieron la vida en conflictos posteriores, como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de las Malvinas o la Guerra del Golfo.
La amapola del recuerdo es una flor artificial que se usa desde 1921 para conmemorar al personal militar que murió en la guerra.  Hoy en día se utilizan principalmente en el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda para conmemorar a sus hombres y mujeres muertos en todos los conflictos. 
Amapolas en Napier, NZ 

En Australia y Nueva Zelanda, también se usan las amapolas del recuerdo el Día ANZAC, festividad nacional de Australia y Nueva Zelanda que se celebra cada 25 de abril en honor a los soldados de las Fuerzas Armadas australianas y neozelandesas (ANZAC) que conjuntamente con Gran Bretaña desembarcaron en Galípoli en 1915 en la costa de Turquía, para luchar contra el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial, después de ocho meses de confrontaciones, los aliados se retiraron dejando 10000 muertos entre las fuerzas de ANZAC y más de 33000 entre los británicos. El Día de ANZAC también es festivo en las Islas Cook, Niue, Islas Pitcairn y en Tonga.
La conmemoración se hace extensiva a todos los australianos y neozelandeses que sirvieron y murieron en todas las guerras, conflictos y misiones de paz y en memoria de la contribución y el sufrimiento de cuantos han servido.
Los principales desfiles se realizan en Canberra, capital de Australia y en Auckland, la ciudad más grande de Nueva Zelanda. 
Invitación a no olvidar.


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