miércoles, 8 de mayo de 2019

Apuntes de Oceanía: 08 POTUHUKAWA: “El Árbol de Navidad Maorí”.


Nueva Zelanda se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, se asienta en la falla que converge entre las placas tectónicas de Oceanía y del Pacífico, muy cercana a otras islas con fuerte actividad sísmica, donde en la última década se ha registrado sismos de hasta magnitud 8.0, como Vanuatu y las Islas Salomón, entre otras. Este fenómeno de subducción, donde en algunos puntos el deslizamiento de las placas alcanza los 240mm por año, da como resultado, una zona sumamente sísmica. En el país de los Kiwis, cada año se registran 14,000 movimientos telúricos, de los que entre 100 y 150 tienen la suficiente potencia para ser percibidos.
La Isla Sur no tiene actualmente volcanes activos, sin embargo, a finales del Cretácico (100 a 65 millones de años) hubo actividad volcánica generalizada, particularmente en la Costa Oeste y en la zona de las actuales regiones de Canterbury y Otago. Los centros volcánicos más conocidos del Mioceno fueron las penínsulas de Otago y Banks, esta última, cerca de la actual  Chistchurch, la ciudad más sísmica, en donde han ocurrido tres de los cinco terremotos más fuertes del país, entre ellos uno de los terremotos más destructores de Nueva Zelanda, que la dejó en escombros, con daños materiales generalizados,  amén de causar víctimas mortales.
Desde 1850  un grupo de los primeros europeos que se establecieron en la Isla Sur crean la Región de Canterbury, actualmente, con una superficie de 42,220Km2 (equivalente a Suiza), es la región más grande de las 16 que existen en el país. Su principal ciudad y capital es  Christchurch.
En esta región se encuentra la península de Banks, un  promontorio de 1000 Km2 y 8000 habitantes, que se constituyó a partir de dos volcanes intraplaca principalmente basálticos, correspondientes  a los puertos de Littleton y Akaroa. Ubicada en la Isla Sur de Nueva Zelanda, se extiende por alrededor de 55 km al interior del océano Pacífico y es adyacente a la ciudad más grande de la Isla Sur, Christchurch. Desde lo alto, mirando el mapa de Nueva Zelanda, la Península de Banks llama mucho la atención por su forma, un montículo que se eleva sobre el océano y agrietado por una zanja enorme en el centro, su origen volcánico es el origen de su forma caprichosa. Nombrada en honor del explorador, botánico y naturalista autodidacta inglés, barón Joseph Banks que acompañó, como tripulación supernumeraria,  de pasajeros civiles como equipo científico de la expedición en la nave Endeavur, el Primer Viaje expedición de James Cook en 1768-1771, circunnavegando el mundo a partir del Puerto de Plymouth.
Si bien la planta más emblemática de Nueva Zelanda, que aparece en su escudo y es el logo de los All Blacks, Selección de Rugby, es el helecho plateado, especie endémica arborescente, de coloración blanco plateada en el envés, conocido también por los nombres comunes silver tree fern, kaponga en idioma maorí, y el nombre científico de Cyathea dealbata, hay un árbol de flor carmesí que se ha convertido en un símbolo importante para los neozelandeses en casa y en el extranjero: El árbol endémico con vocación marina, el Pohutukawa, que Daniel Solander, botánico sueco, discípulo de Linneo, que trabajaba en el Museo Británico cuando fue contratado por Joseph Banks, nombró Metrosideros excelsa, de “metra” interior del tronco y “sideros” hierro, por el duramen (parte del tronco que constituye el tejido leñoso o xilema) con la dureza y el color del hierro. 
El Pohutukawa que en maorí significa “árbol con adornos rojos que crece junto al mar”, es una de las doce especies de Metrosideros endémicas de Nueva Zelanda, un árbol perennifolio, de la familia de los mirtos, que crece hasta 20 metros de altura, con una copa extensa en forma de domo con una extensión de follaje de 38 metros de anchura; vive cerca de mil años ya que es resistente a la fuerte concentración de salinidad. Tiene la reputación de ser un habitante de los riscos, capaz de mantener un agarre en precarias y casi verticales situaciones, lo que le permite colonizar las rocas desnudas de la costa.
Su rango natural son las regiones costeras y la orilla de los lagos, desde la Tierra del norte (Northland) hasta el final de la Bahía de Plenty. Hay otra variedad: el árbol rata del sur, de la lengua maorí rātā, que es un poco más chico nombrado Metrosideros umbrellata. 
El Pohutukawa ha sido aprovechado por los nativos maoríes por su madera y sus propiedades medicinales, ese pueblo lo incorporó a sus leyendas y tradiciones, porque tenía un gran significado simbólico, era el primer árbol que veían al llegar y el último en las despedidas. 
Produce un conjunto de llamativas flores carmesí, brillosas, compuestas de estambres, que cubren el árbol, floreciendo de noviembre a enero con un pico en el medio del final de diciembre (el verano del hemisferio sur),  por lo tanto tiene el sobrenombre de árbol de Navidad de Nueva Zelanda, (New Zeland Christmas Tree). 
Los colonos europeos con sus ramas siempre verdes adornaban las casas e iglesias durante la Navidad y le llamaron “acebo de las antípodas”. Desde el SXIX se celebró la Navidad con una amplia difusión del Pohutukawa. En la actualidad el hermoso árbol es considerado como el árbol emblemático de Navidad de Nueva Zelanda, de tal manera que como símbolo del cambio de mentalidad ahora se enorgullecen de que en las tarjetas navideñas de Nueva Zelanda cada vez se ven menos muñecos de nieve y en cambio más flores rojas de Pohutukawa.  
Este bello árbol, también es considerado un árbol sagrado para los maoríes, en el extremo distal de la isla norte, en el cabo Reinga (que significa inframundo), un viejo Pohutukawa de unos 800 años es venerado por los maorís como el lugar donde los espíritus de los muertos llegan desde todos los lugares de la isla como puerta del más allá, para encontrar la paz y el descanso eternos. Al lugar se le conoce con un segundo nombre muy significativo: Te Rerenga wairua, lugar donde despegan los espíritus. 
Aunque no se puede considerar una planta amenazada, sus bosques han sufrido una gran merma, porque además de la ocupación de las zonas costeras por residencias y granjas, el efecto del fuego y la introducción de herbívoros como la zarigüeya australiana (Trichosurus vulpécula), incluida en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, que mordisquea y consume sus hojas, por eso desde hace 25 años comenzó una iniciativa conservacionista llamada Proyecto Carmesí (Project Crimson) el cual afortunadamente ha logrado un éxito notable en el propósito de  conservar la especie.  
Si bien el Pohutukawa es originario de la isla norte, yo tuve mi primer contacto con este atractivo árbol en el tranquilo pueblo de Akaroa, la ciudad más grande de la península de Bank, isla sur, con una localización privilegiada en una estrecha bahía rodeada de colinas volcánicas, a solo 82 km, una hora y media en coche desde Christchurch. Antes de 1840 el área actual del poblado Akaroa fue conocido como Wangaloa. 
El centro histórico en el corazón de un volcán antiguo alberga a pequeños pingüinos, sus espectaculares alrededores ofrecen muchas actividades tanto en la zona marítima como en la tierra, hay oferta de diversos cafés y boutiques exquisitas y galerías que ofrecen extraordinarios productos locales. 
La riqueza en nutrientes de la tierra volcánica hace que su flora y sus hábitats submarinos sean de gran belleza, con jardines frondosos frente a sus puertas repletos de arbustos y flores.
La riqueza en nutrientes de la tierra volcánica hace que su flora y sus hábitats submarinos sean de gran belleza, con jardines frondosos frente a sus puertas repletos de arbustos y flores. En 1836, los occidentales todavía no han tomado el control de Nueva Zelanda. Las hostilidades entre tribus maoríes comenzaron de nuevo y la península de Banks es despoblada por sangrientas batallas, en este lugar se estableció una base de balleneros franceses, entre ellos un  aventurero normando, nacido en 1808 en La Luzerne, Francia, llamado Jean François Langlois, que habiendo sido marinero llegó a capitán de barco, decidiendo transformarse en colonizador, negoció la compra y adquirió por la insignificante suma de 1000 francos, con la tribu maorí, 12,000 hectáreas de tierra en nombre de su Nación, iniciando un programa a gran escala de asentamientos de colonos.
En mayo de 1839 Langlois retorna a Francia para tramitar los permisos de la corona lo cual le hizo perder tiempo muy valioso, tratando de convencer al rey Luis Felpe de apoyar la formación de la Compañía Nanto-burdalesa.  En enero de 1840, 53 reclutados, entre franceses y alemanes, parten a la fundación de Port  Louis-Philippe, nombrado en homenaje al rey francés de esa época, llegando en julio de ese mismo año, fundando los colonos franceses Akaroa, (cuyo nombre significa "bahía larga" en maorí) la ciudad más antigua de la región de Canterbury. Pero llegan cuando el Tratado de Waitagi ha sido firmado y ya se había plantado la bandera británica. 
Obligados a desembarcar, los colonos franceses no tienen otra opción que vender sus tierras a la corona británica. La mayoría decidió quedarse y fundaron Akaroa, que se convirtió en un pueblo francés en una colonia inglesa. Ellos serán naturalizados en 1850, Muchos  de los comercios actuales, del paseo marítimo y el casco antiguo, tienen una bandera ondeando en el frente de los negocios, efectuando Cucú un exitoso examen de francés en el sector francófono de Akaroa.
Akaroa ofrece muchos lugares de interés para visitar, tanto marítimos como terrestres, entre ellos ocupa un lugar muy destacado la interesante Casa del Gigante, parte única de la historia de esa ciudad, fue construida en 1880 por el gerente  del primer banco de Akaroa, la casa es de reminiscencias francesas con el estilo típico del lugar.
 Los jardines de la Casa del Gigante son obra de la pintora, escultora, viajera y horticultora Josie Martin, constituidos en una galería donde se exhiben diversas obras de arte, de  exuberante y romántico colorido, que hacen de la visita una experiencia inolvidable.


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