Hanói, ciudad ubicada a la
orilla del río Rojo, es el centro político y capital de la República Socialista
de Vietnam. Tiene una población de 3400000 habitantes, su nombre significa Ha
Noi (entre ríos). Ocupada por los franceses en 1873 inició una transformación
urbanística de tipo occidental y cambio los ideogramas chinos por las letras
del alfabeto latino. Fue capital de Vietnam del Norte, al final de la guerra
con los Estados Unidos, en 1976 se convirtió en la capital de todo el país.
Tres
cosas me llamaron mucho la atención: El cableado de la ciudad, una maraña
inexpugnable, que reta la imaginación para conducir la electricidad; el parque
vehicular de motocicletas y algunas bicicletas, que se dirigen en todas
direcciones en un cálculo perfecto que evita la siniestralidad esperada según
grado de riesgo y la
tercera, las casas y alguna vez los edificios de frente muy estrecho, al
parecer por el costo del terreno.
Paseo obligado para el
turista es acudir a la plaza de Ba Dinh, en donde se puede visitar la casa del
Presidente, la Sede de la Asamblea Nacional y el Mausoleo en honor de Nguyen
That Thanh, nacido en 1890 y muerto en 1969, que pasó a la posteridad con el
nombre de de Ho Chi Minh (el que ilumina), que fue el impulsor de la revolución
anticolonial francesa en Indochina, que contó con la ayuda de China y la Unión
Soviética, cuyo cuerpo momificado yace
en un cofre de cristal.
El Mausoleo es un lugar casi
faraónico de inspiración soviética, en donde se entra sin cámara fotográfica y
debe guardarse silencio, no llevar ropa indecorosa, y mostrar una actitud
respetuosa. Mucho protocolo y muy breve la visita.
También estuvimos frente a
la Mansión que sirvió de sede al gobernador francés de Indochina y el museo Ho
Chi Minh. Como de costumbre Cucú hizo amistad con los locales.
Una aventura singular es caminar por el Casco Antiguo, las banquetas
están ocupadas por comerciantes o por motos estacionadas, de tal manera que hay
que caminar por el arroyo entre carros y motocicletas. Puedo ver un pollo
adornado con flores a la venta, así como muchísimas cosas que no pude
interpretar. El grupo caminó haciendo una fila protectora.
Estuvimos en el Templo de la
Literatura, que fue construido en 1070 para la adoración de sabios y santos del
Confucianismo; la arquitectura se inspiró en el que existe en Qufu, lugar de
nacimiento de Confucio, en la provincia china de Shandong. Cucú en tanto tuvo
alguna compra traumática.
Al mediodía comimos en un
espléndido restaurant y a decir verdad fue la mejor comida del viaje.
Posteriormente visitamos el
Museo de Etnología de Vietnam y apreciamos algo de su di9versidad cultural. Ya
en la parte moderna de Hanói encontramos que el tráfico es sumamente
complicado.
Ya noche fuimos al teatro a
ver las tradicionales Marionetas de Agua (Thang Long, elaboradas con madera laqueada,
según costumbre originada en las villas del río rojo, en donde se presentaban
en los campos de arroz inundados.
Fiel a su costumbre Cucú
continúo haciendo amistades; al ser nuestro último día en Hanói, y ya con la
mayor parte de los compañeros de viaje fuera, entre ellos los organizadores,
decidimos ser muy conservadores y solo caminar en los alrededores del hotel y
no cruzar calles peligrosas. Llama la atención el uso del sombrero típico en
forma de cono; nos deleitamos con un rico jugo de fruta fresca, en un local
aseado y con atención amable. Para terminar nuestros Dongs entramos a un
supermercado, encontrando una salsda, que a juzgar por su nombre debe ser muy
picante (Chin Su) y como curiosidad semillas de loto.
Por la noche, acompañados de
Trang, la Guía vietnamita, partimos desde el Aeropuerto Internacional de Hanói.
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