Hangzhou capital y ciudad
más grande la provincia de Zhejiang, esta Gran Metrópoli yace en el Delta del
río Yangtsé, cerca de la desembocadura, en el extremo sur del Gran Canal
Beijing-Hangzhou., estando situada en la orillas del Río Qiantang, que la divide
en norte y sur, siendo el norte el de mayor población.
Tiene 16847Km2 y la
población total del área urbana y rural es cercana a los 9 millones de
habitantes. De 2100 año de antigüedad, en el SXIII, refiriéndose a ella Marco
Polo dijo que era “una ciudad magnífica, la más elegante y suntuosa del mundo”.
Famosa por la producción de
té verde de gran calidad, productos de seda, textiles, maquinaria y últimamente
se ha convertido en uno de los destinos turísticos más visitados, lo que la ha
convertido en una de las urbes más prósperas de todo el país.
Se conecta
directamente con Shanghái por la vía del Metro Shanghái-Hangzhou de 200 km de
largo y próximamente por medio del Maglev.
Arribamos sin contratiempos
a la estación de ferrocarril de Hanzhou, como era de esperarse nos agobiaba el
calor. Para empezar, por haber llegado tarde, el hotel no tenía ya desayuno por
lo que nos compensó económicamente; en tanto se ajustaba el programa nos dieron
el día libre, cada uno de los grupo decidió que hacer, nosotros fuimos
conservadores, primero fuimos al banco a cambiar dólares por yuanes y la
operación de verdad “estaba en chino”, de todos modos fue exitosa.
Caminamos por los
alrededores y apreciamos las calles muy limpias, muy arboladas, con canales de
agua limpia, adornadas con estatuas, pero un tráfico intenso de motos, bicicletas y automóviles.
Comimos en Subway y
compramos mangostinos, duraznos, pitayas y unos logan (frutas esféricas con
semilla grande y pulpa jugosa agridulce, casi como un un litchi).
Bajo el liderazgo de “Tony”
(el guía), el grupo inicia, por supuesto, visitando el famoso Lago Oeste (Xi
Hu), punto central de la identidad de Hangzhou y principal atracción turística,
que cubre un área de 5.6 km2, un lugar de tranquilidad con hermosos paisajes,
símbolo de la ciudad. Comprobamos que los billetes de un yuan tienen la imagen
del lago impresa.
Disfrutamos de un
crucero por el lago en una barca tradicional, tenemos contacto con algunos
habitantes que resultan ser muy hospitalarios; desembarcamos en una de las
cuatro islas del lago, nos retratamos
junto a la flor de loto, en sus jardines, pagodas, estatuas y pabellones.
Accedimos a una de las más antiguas pagodas de China (Liu He), construida
en el año 970 en la dinastía Song del norte: la Pagoda de las Seis Armonías, nombre
que se refiere a las seis ordenanzas budistas (norte, sur, este, oeste, cielo y
tierra), asumiendo el reto de subir los siete pisos (60 metros de altura) desde
donde tuvimos una espléndida vista de la ciudad a la orilla del río Qiantang a su
paso hacia el mar de China Oriental, como terminal sur del Gran canal de China.
Visita al Templo Lingyin, uno de los 10 templos
budistas más antiguos de toda China, que logró persistir ante los embates
fanáticos de la “revolución cultural”. Alberga escrituras budistas y tesoros
situados en el frente del templo, y es famoso por sus más de 470 esculturas
talladas budistas, que datan de los siglos 10 al 14.
Estuvimos en el Museo de Medicina Herbolaria
Tradicional China de Hanhzhou, único en su tipo, que muestra la riqueza milenaria del
conocimiento empírico. También acudimos a la calle peatonal Quinghefang, de
estilo tradicional chino, con abundantes casas de té y farmacias que conservan
su estilo milenario, ahí practique con relativo éxito el arte del regateo, se
puede observar el desenlace de la negociación con una comerciante china. Finalmente
abordamos el lento tren nocturno T77, que en 17 horas recorrió los 1335 km. a Guilin.
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