Transportados en autobús, en viaje de ida y vuelta, a 111 kilómetros al norte de
Shanghái, llegamos
a la cuna
de la cultura Wu, conocida en la antigüedad como la Gran Ciudad de Helu, hoy Suzhou,
situada en la parte baja del río Yangzi, a orillas del lago Taihu, con una
población de casi 6 millones de habitantes, más de dos millones en la zona
urbana.
Suzhou es una de las ciudades más famosas de toda China por sus jardines clásicos que han sido incluidos
como patrimonio cultural del mundo por la UNESCO, además, por su situación
estratégica en las rutas comerciales del Gran Canal, siendo conocida como el
“paraíso en la tierra”.
La mayoría de los jardines privados de la ciudad se
construyeron durante la dinastía Ming y la dinastía Qing, sin embargo fueron destruidos
parcialmente por desastres, rebeliones y sobre todo por la invasión japonesa de
1938. A principios de los años 50 se inició la restauración, gracias a la cual
pudimos visitar el jardín estancia y el jardín botánico Liu Yuan, con estanques
y pabellones para cada estación del año, admirando su pagoda y las murallas antiguas.
Realizamos un crucero en lancha, por varios canales de la ciudad antigua, justificando porqué Suzhou es conocida también como la "Venecia de Oriente". La red de canales son parte integrante del Gran Canal de China Pekín-Hangzhou, canal o rio artificial más grande del mundo, que inició su construcción el año 605, con el agua de los ríos Yangste y Hual, llegando a cubrir poco más de 1700 kilómetros y actualmente, a catorce siglos de su construcción, dividido en siete subcanales.
Tanto en sus calles peatonales, como en las de tráfico de vehículos se puede observar una multitud de personas, llama la atención los carriles exclusivos para bicicletas y motocicletas que exceden con mucho nuestros cálculos. En la foto, me encuentro en la calle Guanquian Jie. Después de almorzar en un restaurant de tres pisos, en donde impiden al guía comer con los turistas, visitamos el Instituto de Bordados en donde hace trabajos delicados y hermosos de bordado impensable con hilos de seda.
Por la noche regresamos a
Shanghái, vamos al Bund, admiramos nuevamente el skyline de Pudong, cenamos en
lujoso restaurant en un séptimo piso de un edificio muy moderno, culminando en
la Calle comercial Nanjing, una de las más famosas calles comerciales del
mundo, entre miríadas de personas y
grupos musicales.
Por la mañana fuimos trasladados del hotel a la impresionante y majestuosa
Estación de Ferrocarril de Shanghái,
importante centro ferroviario de excelentes conexiones con las urbes más
importantes, abordando el “Tren Bala G12” o tren de travesía rápida, hacía
Beijing, situado a 1463 kilómetros, llegando a la Estación Sur de Trenes de Beijing,
en un sorprendente recorrido de menos de
cinco horas.
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