Las ciudades medievales europeas fueron el origen de los gremios-asociación económica-que agrupaban a los artesanos que practicaban un mismo oficio. El objetivo era conseguir un equilibrio entre la demanda de obras y el número de talleres activos para garantizar el trabajo, el bienestar económico y los sistemas de aprendizaje de sus asociados, lo que lograban a través de la anulación de la competencia. La escala laboral del gremio se estructuraba en tres niveles: aprendices, oficiales y maestros-al frente del taller-.Estaban excluidos musulmanes y judíos, incluso quienes no pudieran demostrar “limpieza de sangre”-antigüedad generacional como cristiano-.
El surgimiento gradual de ciudades libres y el crecimiento de gremios mercantiles-que incluso tenían prácticas que pudieran considerarse precursoras de la seguridad social-desarrollaron una mayor productividad que excedía las necesidades del mercado local, por lo que se necesitaba la exportación y la comercialización más allá de donde se generaban los bienes. Por esa razón, en 1158, comerciantes del norte de Alemania crean una asociación con el fin de proteger y fomentar los mutuos intereses comerciales. A principios del siglo XIII los mercaderes alemanes se asientan en la isla Gotland, en el mar Báltico, constituyendo una asociación mercantil formada por Colonia y otras veintinueve ciudades, obteniendo importantes privilegios comerciales, especialmente en Inglaterra, Flandes y Rusia.
Pero el comercio en la edad media era un asunto peligroso y arriesgado ya que predominaban piratas y salteadores de caminos a lo largo de las principales rutas comerciales, de modo que la única manera de que los comerciantes podían protegerse era viajar en grupos. En 1241, en pleno apogeo de la asociación de Gotland, la ciudad de Lübeck, un centro mercantil rival, firmó un tratado con Hamburgo por el que se estipulaba el control común de la ruta entre el mar Báltico y el mar Negro. Este fue el origen de una liga de asociaciones mercantiles o gremios comerciales, que comprendía las ciudades del norte de Alemania y el Báltico, y el final gradual de la asociación de Gotland, cuya zona de influencia se redujo drásticamente.
La confederación de ciudades del norte de Alemania y de comunidades de comerciantes alemanes residentes en los Países Bajos, Noruega, Suecia, Polonia, Inglaterra, parte de Finlandia y Dinamarca, así como regiones de Letonia, para luchar contra salteadores y piratas, inicialmente en la “Ruta de la Sal”-entre Hamburgo y Lübeck-fue conocida como “Hansa”-del alemán culto antiguo “liga”-.Atraídas por la creciente influencia de la Liga se sumaron Bremen, Wismar, Rostock, Danzing-Gdansk-y Colonia, hasta alcanzar más de 90 ciudades, que prestaban colaboración y asistencia mutua en el ámbito comercial, así como protección de ataques marinos en el Báltico y el mar Negro. Bergen, Oslo y Estocolmo fueron puertos de grandes transacciones comerciales; la ciudad de Visby en la isla de Gotland, Gante, Ámsterdam, tuvieron importantes tráficos. Esta liga portuaria fue conocida como Liga Hanseática o Hansa Teutónica, que mantuvo un monopolio comercial sobre el Báltico, alcanzando su máximo esplendor en el siglo quince y extinguiéndose en el XVII.
Los trueques eras sencillos; mercancías de occidente por materias primas del oriente y del norte. De la península escandinava se importaban pieles, maderas y salazones de pescado, a cambio recibía sal; de Rusia salían pieles y productos exóticos chinos; de Inglaterra excelentes paños y algunos metales, recibiendo vinos del Rin; de Polonia y Prusia oriental provenían granos y harinas; de Brujas los afamados encajes, recibiendo especies de oriente, lana castellana y hierro de Vizcaya; del norte salía cera, ámbar, cobre, resinas, miel, bacalao seco y cerveza.
La todopoderosa Liga-gobernada democráticamente por una dieta formada por delegados de las ciudades miembros (Hansetag)-,estableció normas de comercio marítimo, perfeccionó un sistema de pesos y medidas; erigió faros, construyó canales y carreteras; estableció una amplia red de factorías para controlar las actividades comerciales de la Hansa, a las que llamó Kontors-Nóvgorod, Brujas, Bergen y Londres-, y fundaron numerosas ciudades hanseáticas como Riga, Dopart-Tartu, antigua capital de Finlandia- y en 1285 Reval, convirtiéndose ésta última ciudad, en el miembro más septentrional de la Liga Hanseática y puerto clave entre Nóvgorod y Occidente.
Conocida desde el siglo XIII por su nombre germánico Reval o por sus variaciones Revel, Revalia, Reveln-por haberse fundado en el sitio del antiguo condado de Rävala que ocupaba el norte de la actual Estonia-; surgió como un puerto comercial en la ruta marítima que unía Europa occidental con Rusia, conoció su máximo apogeo como ciudad hanseática en plena Edad Media, y fue el último rincón de la Europa medieval que fue cristianizado. A pesar de las rebeliones, los barones alemanes locales continuaron gobernando, preservando el compromiso con la reforma protestante, quedando Reval inmerso en el área cultural luterana.
Los Hermanos Livonios de la Espada, llegaron en 1230 provenientes de Visby, ciudad de la isla de Gotland, con un grupo de comerciantes alemanes, de 200 miembros, formaron una colonia en el norte de Estonia: Reval, la ciudad baja que constituía una entidad separada de la ciudad alta o colina de Toompea, la primera fortaleza de piedra construida por los daneses en 1219. Entre 1561 y 1631, el distrito Reval se puso voluntariamente bajo la protección de Suecia; concediendo mayores derechos al campesinado. Este período es conocido como “la antigua buena época sueca”. Tras la Gran Guerra del Norte en el siglo XVIII, pasa a formar parte del Imperio Ruso hasta la primera guerra mundial, manteniendo su independencia económica y cultural como Ducado de Estonia y el alemán como idioma oficial para el comercio, convirtiendo a la ciudad en un importante puerto del imperio ruso. Durante la Primera Guerra Mundial, Tallin fue nombrada capital de la recién creada Gobernatura Autónoma de Estonia.
El puerto marítimo de Reval, ubicado a orillas del Golfo de Finlandia, mantiene su denominación con alemanes y suecos, hasta principios del siglo XX, reemplazando su nombre con el de Tallinna, cuando Estonia logra su independencia. A principios de la década de 1920 ésta denominación fue modificada, pasando a ser Tallin-en estonio Tallinn-la ciudad más poblada de Estonia y su principal puerto, situado en la costa norte del país.
El centro histórico de Tallin ha experimentado un gran auge desde la independencia, de ser un barrio marginal de Tallin se ha convertido en el centro turístico de la capital-El turismo aporta el 7% del Producto Interno Bruto del país-; la joya medieval sorprende a los visitantes por su belleza, el casco antiguo es uno de los más atractivos y completos de Europa y le ha valido el sobrenombre de “Praga en miniatura”. Tiene un tamaño pequeño, por lo que resulta fácil desplazarse por él. En la colina de Trompea se encuentra la impresionante catedral ortodoxa Alexander Nevsky que domina la ciudad con sus cúpulas de color negro. El centro de la ciudad, llamado Vanalinn, se encuentra amurallado. La plaza central o Reacoja Plats, es uno de los lugares más bonitos de Europa.
De mi placentera visita inolvidable, ahora recuerdo haber asistido por primera y única vez a una iglesia luterana, la Catedral de Santa María la Virgen-Toomkirik-, principal iglesia luterana de Estonia y una de las tres medievales que están en funcionamiento; y la espléndida visión del viejo puerto desde la ciudad amurallada. Reval o Tallin, la antigua y la moderna son ampliamente recomendables para una visita ensoñadora.