martes, 27 de noviembre de 2007

ANTAÑO HOGAÑO (21) Ciclo Vital de la Familia


No hay un consenso universal frente al concepto familia, porque la familia nuclear típica es la más atípica.

Pero hay algunos elementos comunes que las distinguen: Ser un grupo primario, con vínculos de parentesco (consanguíneo, matrimonio, adopción), que viven juntos y generalmente tienen descendencia; compartiendo presupuesto, lenguaje y clase social.

La familia es un sistema vivo, que interactúa con el medio constantemente, experimentando cambios y adaptaciones, requiriendo un alto nivel de flexibilidad a fin de aplicar complicados ajustes para mantenerse funcional.


Se pueden distinguir tres grandes tiempos en la vida de una familia: el tiempo de constitución, que abarca cuestiones tales como elección de la pareja, matrimonio y cohabitación sin hijos, el tiempo de expansión, esto es de la llegada de los hijos, que implica la transición a la paternidad y la vida con hijos de edad preescolar y escolar, y por último un tiempo de reducción, cuando los hijos se emancipan, la pareja vuelve a quedar sola y sin actividad laboral.


Las familias se forman, crecen, decrecen y desaparecen en un ciclo de seis fases o etapas altamente significativas: matrimonio, expansión, crecimiento, dispersión, independencia, retiro/ muerte.

Cada etapa es importante para la familia en cuanto a estructura y dinámica familiar, ya que el crecimiento implica cambio y ante nuevas situaciones, prioridades y problemas debe tomar decisiones inéditas.

La transición de una etapa a otra es un momento de crisis y cada familia la vive de manera singular. Es posible que algunas familias no vivan todas las etapas o que otras vivan simultáneamente varias de ellas, sin embargo todos los sistemas familiares encuentran en las etapas del ciclo vital familiar un marco de referencia para su estudio, análisis y comprensión.

Recordemos que una diferencia entre los animales y el hombre, es que éste último tiene parientes políticos, por eso en cada etapa, se involucra la familia extensa.


I FASE DE MATRIMONIO

Inicia con el galanteo, generalmente en la adolescencia, transitando por el noviazgo, la formación de la pareja, la ceremonia matrimonial y el comienzo de la familia sin hijos y termina con el nacimiento del primer hijo.


El noviazgo es la etapa en la cual un hombre y una mujer, que hacen parte respectivamente de otras familias de origen, se disponen a construir un proyecto en el que se da el enamoramiento y expectativa frente al compañero(a) del otro sexo para conformar una relación de pareja.


La pareja conviviente consiste en que dos individualidades (tu y yo) inician la convivencia y dan espacio al nosotros como parte de la interacción bajo el mismo techo.


El acto simbólico de contraer matrimonio, es un acuerdo de compromiso de por vida, que obliga a multitud de acuerdos de cómo manejarse con su familia de origen, de los aspectos prácticos de la vida común y las diferencias sutiles o gruesas entre ellos como individuos, que tendrá un efecto en el resto de la vida de la familia.


La pareja crea formas de comunicación optativas, definiendo estilos de vida y rutinas con interés para ambos. Cada uno de los miembros modifica su propio estilo para lograr una adaptación común, así se comienza a formar un nosotros que implica pensar y actuar de dos.

La tarea central de esta etapa es el establecimiento de un compromiso permanente, que se profundiza con el paso del tiempo, definiendo las relaciones futuras y creando expectativas familiares en común. Cuando se comparten creencias y valores, hay garantía de unión y permanencia.


II FASE DE EXPANSIÓN


Se extiende de la concepción del primer hijo al nacimiento del último hijo de la familia, por tanto casi siempre corresponde a una familia con niños pequeños.


Comprende las experiencias que rodean el embarazo, el parto, el crecimiento y desarrollo del bebé hasta el comienzo de la escolaridad y experimenta cambios en la estructura, dinámica y funcionamiento de la familia y a los múltiples ajustes que se derivan de la situación.


En la etapa de crianza inicial de los hijos, que comienza con el nacimiento del primero, la madre desarrolla mutualidad con su hijo debiendo empatizar con sus necesidades biológicas y sicológicas para poder satisfacerlas, este vínculo es importante para que el niño desarrolle una actitud de confianza básica en el mundo.


La tarea fundamental en esta etapa es crear un espacio al nuevo miembro del grupo familiar, fomentando un ambiente apto para el nuevo ser, como también para los padres y los hijos que ya constituían el grupo familiar.


Al nacimiento del primer hijo, la relación entre dos, que venía planteada en el noviazgo y la unión de la pareja (sistema conyugal) cambia las reglas de la relación y se convierte, al nacer el primer hijo, en una relación triangular que permite a la pareja asumir la parentalidad (padre y madre respectivamente).


Con el nacimiento de los niños, éstos requerirán afecto, cariño y por supuesto ir limitando su comportamiento, de una forma cercana y respetuosa para su autoestima. Si los padres logran una adaptación exitosa desde la etapa de formación de la pareja, les será mucho más fácil ponerse de acuerdo para limitar el comportamiento del infante.


La familia con hijos pre-escolares comienza con la entrada del hijo mayor al jardín infantil, el niño desarrolla mayor dominio sobre su cuerpo, comienza a conocer, explorar su medio ambiente; los padres permiten mayor autonomía y al mismo tiempo protege al niño de los posibles peligros.


El niño se separa parcialmente de la familia para desarrollarse en el ámbito escolar; es una época de prueba para los padres por que el medio escolar y su exigencia evalúan la eficiencia del niño. El escolar va a conocer otras familias con otros estilos de vida lo que le permite hacer comparaciones con su propia familia.


La preocupación por los hijos y el trabajo pueden convertirse en obstáculos de la vida sexual de la pareja, que sufre altos y bajos antes de lograr una adaptación satisfactoria para ambos, ya que cada componente de la familia exige un cuidado individualizado.

III FASE DE CRECIMIENTO

Va del nacimiento del último hijo al desprendimiento del primer hijo, es una etapa de aceptación del crecimiento y desarrollo de los hijos, evidencian do múltiples cambios en la prole, que se aprecian en la transformación física, hormonal, emocional, sexual, intelectual, social, es el paso de la niñez a la adultez, porque la familia tiene hijos adolescentes. El primer hijo tiene una edad comprendida entre los 12 y los 18 años.


Durante esta etapa la familia vive momentos de alta tensión en la medida en que direccione esfuerzos hacia la estabilidad sin reconocer el momento de máxima inestabilidad por la que atraviesa el hijo adolescente.


Requiere la aceptación del crecimiento biológico y en especial del desarrollo sexual de los hijos. La crisis de la adolescencia muchas veces coincide con la edad media por la que pasan los padres lo que hace a esta etapa más conflictiva.


Puede darse conflictos de valores y enfrentamiento con los hijos, con la diferencia que el adolescente tiene tiempo por delante para resolver estos temas, mientras que los padres no.


En esta fase intermedia la relación matrimonial se profundiza, ya que se han forjado relaciones estables con la familia extensa y el círculo de amigos, pero paradójicamente, pueden sobrevenir grandes tensiones y también el divorcio.

IV FASE DE DISPERSIÓN

La fase de dispersión, se inicia cuando sale uno de los hijos y finaliza cuando sale el último de ellos, generalmente para formar su propia familia. La etapa es también conocida como "el destete familiar" lo que pretende describir el momento de emancipación ante la inminente salida de la prole; con sentimientos de pérdida en los padres por no tener ya el control sobre los hijos lo que coincide con la etapa de madurez de la pareja, cuando sus fuerzas empiezan a menguar y justamente cuando los hijos están fortalecidos para producir y ser independientes económicamente.

La partida de los hijos del hogar parental, es también una etapa movilizadora para los padres, porque coincide con la disminución de la potencia en el hombre, la pérdida de la capacidad de reproductora en la mujer y la transición de una vida laboral activa a la jubilación. Esta etapa se vive dependiendo de cuan diferenciados estuvieron los subsistemas parental y conyugal, como para poder permitir al hijo partir sin culpa.


Es también la etapa del ciclo vital que anuncia a la pareja una oportunidad para el reencuentro cuando ya no estén los hijos, lo que estará conectado con la historia que haya vivido la pareja y la interacción que sostuvieron como cónyuges a pesar de las demandas de la crianza.

V FASE DE INDEPENDENCIA

Del desprendimiento del último hijo al retiro laboral. Habiendo atravesado las etapas anteriores, los hijos se hallarán entonces en la adultez temprana, estando listos para iniciar una vida propia, desprendiéndose del hogar paterno. La pareja se vuelve a reencontrar pero en circunstancias muy diferentes; necesitando redefinir roles, actividades y acuerdos.


El matrimonio vuelve a estar solo produciéndose el “síndrome del nido vacío”. Es posible que la familia atraviese por una etapa estable y positiva, esta etapa es especialmente difícil. La tarea fundamental es adaptarse al vacío que han dejado los hijos una vez que abandonan el hogar. La familia que tolera mal el distanciamiento puede presionar a sus hijos para impedir que se alejen.

VI FASE DE RETIRO Y MUERTE DE LA FAMILIA

Se inicia con el retiro de la vida activa y culmina con la muerte de uno o los dos miembros de la pareja, es la terminación de la familia, en ella se suelen invertir los roles, los hijos deben cuidar de sus padres.

Puede complicarse las relaciones familiares, los jubilados suelen sentirse degradados, sin utilidad, la pareja convive 24 horas diarias y se presentan problemas de discapacidad por la edad de los cónyuges.


Los hombres que concentraron su vida en el trabajo toleran mal la jubilación, en cambio para otros es una etapa satisfactoria ya que tiene más tiempo para su familia.


La familia se reduce generalmente a la pareja, en pleno retiro laboral, una pareja envejeciente y envejecida, con los hijos independientes.


Uno de los miembros de la pareja experimenta la viudez, habitualmente la mujer, dada la menor expectativa de vida del sexo masculino.

Las familias en las que se presenta la separación o el divorcio, pasarán por las mismas etapas, con algunas variaciones, en ese caso lo importante es que los padres logren acuerdos que garanticen la seguridad y tranquilidad de los hijos; sin que éstos se vean involucrados en las diferencias de los mayores.

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