Guadeloupe -Guadalupe en español- comprende dos islas en forma de mariposa, Grande Terre de 218 millas2 y Basse Terre de 312, su capital, curiosamente se llama igual a la de St. Kitts: Basse-Terre, pero nosotros desembarcamos, el tercer día del crucero, en Pointe-à-Pitre que es el municipio más extenso de Guadalupe, de mas de cien mil habitantes, mezcla de antigüedad y modernidad, de lo francés y lo africano, con influencia hindú.
El Departamento de Guadalupe, que se mantiene cálido durante todo el año, tiene una población cercana al medo millón de habitantes, 80% negros y 20% de minorías francesa, caribeña, hindú, libanesa y siria; el idioma oficial es el francés, pero se usa también el dialecto criollo. Predominantemente son de religión católica.
El Departamento de Guadalupe, que se mantiene cálido durante todo el año, tiene una población cercana al medo millón de habitantes, 80% negros y 20% de minorías francesa, caribeña, hindú, libanesa y siria; el idioma oficial es el francés, pero se usa también el dialecto criollo. Predominantemente son de religión católica.
Cuando Cristóbal Colón, la descubrió en 1493, la isla estaba poblada por indios caribes, que la denominaban Karukera, - isla de bellas aguas-. El almirante la bautizó con el nombre de Virgen de Guadalupe, pero los españoles no se asentaron, por la resistencia caribe y la ausencia de oro y plata.
En 1635 treinta colonos franceses reclamaron el archipiélago para Francia, expulsaron a los caribes, plantaron cosechas y establecieron un sistema de plantaciones de caña de azúcar, basado en la esclavitud.
Entre 1759 y 1763 la isla fue ocupada por los ingleses, pero con la firma del tratado de París en 1815 los franceses se comprometían a renunciar a sus aspiraciones en Canadá a cambio de la devolución de Guadalupe.
En la actualidad, permanece un mercado al aire libre en La Darse, el puerto interior. Pueden verse mujeres con turbantes de tela de madrás que venden fruta, verduras, flores, especias picantes, artesanía y ropa mientras los barcos del muelle expenden pescado fresco.
Llama la atención los altos precios, sobre todo de los taxis, que son sumamente caros, pues por ser Guadalupe –junto con Les Saintes, Maria-Galante, La Désirade, St. Maartin y St. Baarthelemy- Región Francesa, desde 1974, y por ende pertenecer a la Comunidad Europea, se utiliza como moneda oficial el Euro,
El eje de la ciudad se encuentra en la Place de la Victoire, una plaza abierta con palmeras y terrazas, donde puede uno escuchar eventualmente ritmos como el zouk, el calypso, el reggae y el beguine.
Un orgullo nacional es Saint-John Perse, pseudónimo de Alexis Saint-Léger quien obtuvo el Premio Nóbel de Literatura de 1960.
Por la tarde, en la cubierta cinco de proa, el Capitán nos dio a todos los pasajeros una recepción y por la noche tuvimos que acudir al restaurante en atuendo formal.
Martinique –Martinica en español- es una nación caribeña con influencia francesa en la que escuchamos con deleite la música Zouk, el cuarto día de crucero, cuando llegamos a su Capital: Fort-de-France.
Este enclave galo, de 100 Km2, presenta signos de progreso, sorprendiéndome sobremanera sus autopistas, pues no las esperaba y la gran cantidad de autos, sobre todo franceses.
Llama la atención los altos precios, sobre todo de los taxis, que son sumamente caros, pues por ser Guadalupe –junto con Les Saintes, Maria-Galante, La Désirade, St. Maartin y St. Baarthelemy- Región Francesa, desde 1974, y por ende pertenecer a la Comunidad Europea, se utiliza como moneda oficial el Euro,
El eje de la ciudad se encuentra en la Place de la Victoire, una plaza abierta con palmeras y terrazas, donde puede uno escuchar eventualmente ritmos como el zouk, el calypso, el reggae y el beguine.
Un orgullo nacional es Saint-John Perse, pseudónimo de Alexis Saint-Léger quien obtuvo el Premio Nóbel de Literatura de 1960.
Por la tarde, en la cubierta cinco de proa, el Capitán nos dio a todos los pasajeros una recepción y por la noche tuvimos que acudir al restaurante en atuendo formal.
Martinique –Martinica en español- es una nación caribeña con influencia francesa en la que escuchamos con deleite la música Zouk, el cuarto día de crucero, cuando llegamos a su Capital: Fort-de-France.
Este enclave galo, de 100 Km2, presenta signos de progreso, sorprendiéndome sobremanera sus autopistas, pues no las esperaba y la gran cantidad de autos, sobre todo franceses.
Esta isla pertenece a las Pequeñas Antillas Francesas del este del Caribe, una de las islas Windward o de Barlovento. Es montañosa y de origen volcánico.
Tiene Martinica 360,000 habitantes, cien mil de ellos en Fort-de-France, todos con el francés como idioma oficial pero suplementado con el Patois.
Martinica también fue descubierta por Cristóbal Colón en 1493 pero el navegante no desembarcó en ella hasta 1502, por supuesto que en otro viaje.
Fue colonizada por normandos franceses en 1635 quienes llevaron esclavos de África para trabajar los campos de azúcar. A partir del SXVIII la lucha francofrancesa por el control del Caribe alcanzo su punto culminante, aunque los ingleses llevaban delantera, dejaron Martinica a cambio de Canadá.
Desde 1946 es un dèpartement francés y desde 1974 es una Región integrada a Francia, disfrutando uno de los estándares más altos en el Caribe.
Entre sus ex residentes más famosos está Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie (1763-1814), la emperatriz Josefina- esposa de Napoleón Bonaparte- y el pintor Paul Gauguin.
Como la moneda oficial es el Euro, nos pareció también todo muy caro, aún así contratamos una camioneta con chofer y visitamos la parte noroeste de la isla. Primero una panorámica de la capital y luego, por una carretera sinuosa llegamos a la iglesia de Balata que la venden al turista como la replica de la Basílica del Sagrado Corazón de París y finalmente quedamos extasiados con Le Jardin de Balata, un parque que ofrece vistas panorámicas y senderos entre plantas y flores.
El Jardín Botánico fue de gusto unánime y queda uno invitado a volver, pero con mas calma.
Ver fotos de Le Jardin de Balata
Martinica también fue descubierta por Cristóbal Colón en 1493 pero el navegante no desembarcó en ella hasta 1502, por supuesto que en otro viaje.
Fue colonizada por normandos franceses en 1635 quienes llevaron esclavos de África para trabajar los campos de azúcar. A partir del SXVIII la lucha francofrancesa por el control del Caribe alcanzo su punto culminante, aunque los ingleses llevaban delantera, dejaron Martinica a cambio de Canadá.
Desde 1946 es un dèpartement francés y desde 1974 es una Región integrada a Francia, disfrutando uno de los estándares más altos en el Caribe.
Entre sus ex residentes más famosos está Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie (1763-1814), la emperatriz Josefina- esposa de Napoleón Bonaparte- y el pintor Paul Gauguin.
Como la moneda oficial es el Euro, nos pareció también todo muy caro, aún así contratamos una camioneta con chofer y visitamos la parte noroeste de la isla. Primero una panorámica de la capital y luego, por una carretera sinuosa llegamos a la iglesia de Balata que la venden al turista como la replica de la Basílica del Sagrado Corazón de París y finalmente quedamos extasiados con Le Jardin de Balata, un parque que ofrece vistas panorámicas y senderos entre plantas y flores.
El Jardín Botánico fue de gusto unánime y queda uno invitado a volver, pero con mas calma.
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