jueves, 19 de noviembre de 2015

Elementos básicos de Gerencia (EBG) 08 DIRECCIÓN

De izq. a derecha Dr. Álvaro Ramírez Galarza, Dra. Melita Morales, Dr. Humberto Jaime Alarid, Dr. Jorge Rivera Villasana y Dr. Homero Carro.

¿Qué les parece el refrán militar “El que manda, manda y si se equivoca: vuelve a mandar”? 

Etimológicamente, la palabra dirección deriva del prefijo intensivo DI y del sánscrito RAJ (Riere), que significa preeminencia o gobernar. Conceptualmente dirección es la cuarta etapa del proceso administrativo, mediante la cual el  líder conduce al grupo a la consecución de los objetivos, aplicando los conocimientos en la toma de decisiones. La dirección es la parte esencial y central de la administración, a la cual deben subordinarse en forma ordenada la planeación y la organización, en beneficio de la mejor ejecución.

Sus elementos básicos son la autoridad y la coordinación; los medios fundamentales son la delegación y la supervisión y por su naturaleza interpersonal, durante su ejercicio se generan procesos psicosociales tales como motivación, comunicación, liderazgo, toma de decisiones y manejos de conflictos.

La autoridad formal es la facultad legal del directivo para dar órdenes y la obligatoriedad de los subordinados para obedecerlas.

La dirección une lo legítimo y lo creador, así como la ciencia y el arte de lo objetivo y lo subjetivo. El directivo aplica las leyes, pero también la intuición, los principios técnicos y la creatividad personal; los procedimientos normativos y las enseñanzas derivadas de la experiencia; los métodos cuantitativos y los cualitativos; la  teoría y la práctica; las mediciones y la apreciación, la generalización y la particularización; la tipificación y la iniciativa. Dirigir implica mandar, influir y motivar.

Cuando el superior jerárquico concede autoridad y transmite responsabilidad está delegando, ya sea en forma general otorgando amplias facultades para todas las funciones o bien en forma específica cuando se limita a determinada actividad o aspecto.

Parte esencial de lo subjetivo de la dirección es el estilo, que puede ser concreto, reconocible, aislable y fuente de éxitos y fracasos. Cada dirigente imprime a su trabajo una manera de guiar y conducir, una forma específica  de vincular la teoría con la práctica y una mayor o menor capacidad creadora como directivo.

De acuerdo con la teoría X-Y de Douglas Mc Gregor, existen dos tipos de individuos: los que deben ser obligados a trabajar (X) y los que pueden ser conducidos en el trabajo (Y). Los X, la mayoría, no les gusta el trabajo, evitan el esfuerzo, no asumen responsabilidades, son pasivos,  y es necesario que estén vigiladas y controladas para lograr los objetivos. Los Y son personas que disfrutan de su trabajo (quizá piensan que no sería necesario que les pagaran), buscan responsabilidades, tienen muy buen desempeño, son creativos y se muestran críticos en sus labores.

William Ouchi, presenta la teoría Z para contrastar la teoría X-Y, sugiriendo que los individuos no disocian su condición de seres humanos de la condición de empleados, por lo que la humanización a la vez que incrementa la productividad, aumenta la autoestima.

Sus tres principios básicos son la confianza, la atención a las relaciones humanas y las relaciones sociales estrechas. Toma la productividad como una cuestión de organización social, se basa en la gestión humana, bajo el patrón cultural y social de su entorno, porque la dirección eficiente es determinante en la moral de los empleados y consecuentemente en la productividad.

Entre los principios de la dirección se encuentran: La armonía del objetivo del dirigente con el objetivo general de la organización; impersonalidad del mando ya que el ejercicio de la autoridad depende de las necesidades institucionales; supervisión directa en donde el dirigente apoya e informa a sus subordinados durante la ejecución de los planes a fin de facilitar los logros; el principio de la vía jerárquica respetando los canales de información establecidos; de la resolución del conflicto, interviniendo precozmente cuando aparezca y surja un conflicto, aprovechando el mismo para visualizar nuevas estrategias y emprender diversas alternativas.



Finalmente es muy importante recordar que el hecho más cotidiano del directivo es la toma de decisiones, tema que merece un espacio específico, que abordaré  en el futuro.

UMF 21 del IMSS en 1981

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