sábado, 14 de marzo de 2020

TRAZOS AUTOBIOGRÁFICOS II 62 2003 (Honduras)

Éramos muchos..y llegó Michelle.
Decidimos llevarnos a Daniel a México para facilitar a Lizther su tercer parto; de regreso de República Dominicana pierdo su pasaporte en Cancún, aunque encuentro sus papeles, es tanto el estrés que me brota un herpes zoster.
Después de dolorosa caída de Lizther, se acelera en la Clínica Guadalupe de Moca, República Dominicana, el nacimiento en mayo 9 de mi nieta más pequeña, la chispeante y ocurrente Michelle, quien hasta la fecha es la más irreverente conmigo.
Michelle acompañada por Daniel y Cucú.
Michelle con su Mami en su bautizo.
Cucú abuelita con Michelle, la nieta menor.
Ese año 2203, bien pudo ser el último de mi vida. Había presentado el tema "referencia y contrareferencia" en la Región Sanitaria No.6, en La Ceiba, departamento Atlántida, después de descansar, apenas salió el sol me fui al aeropuerto, pero encontré que ni llegaban ni salían vuelos; tras una larga espera anunciaron el vuelo a Tegucigalpa, capital del país y del departamento Francisco Morazán. Abordé un pequeño avión con aspecto de ataúd, nos elevamos en medio de una gran tormenta, los ocho pasajeros íbamos mudos por la tensión, el piloto anunció que nos dirigíamos a San Pedro Sula, departamento Cortés, por el mal tiempo, después de muchas vueltas no pudimos descender, por lo que el piloto desistió y apunto hacia Tegucigalpa; cuando llegamos sobre la ciudad, ninguno podíamos ver el aeropuerto, primero el piloto ascendió hasta por arriba de las nubes de la tormenta y en medio del terror colectivo parecíamos un papalote tripulado. Un nuevo intento fallido de aterrizaje fue suficiente para que el piloto claudicara y nos regresara a La Ceiba ¡el aeropuerto del que habíamos salido casi tres horas atrás!
Aterrizamos bien, pero yo regresé a Tegucigalpa en un viaje de más de más de 12 horas en camión.

Irrumpe en el firmamento la legendaria Michelle.
En lo laboral voy ganando prestigio y mi agenda esta llena de compromisos, la mayoría de los cuales me obligan a preparar algún documento de temas variados, sobre todo de reforma sectorial de salud y de calidad en los servicios de salud.

Además de mi labor en la OPS, me invitan a participar como observador electoral como delegado de la Organización de Estados Americanos (OEA) con motivo de la elección del Presidente Maduro (favor de no confundir con el inmaduro venezolano).

Nos cambiamos a un edificio nuevo más cerca de la ONU; como parte del acoso laboral que ejercía en mi el anencéfalo chapín, ordenó que me dieran una oficina sin ventanas, que mas bien parecía el cuarto obscuro de rayos X, sarcásticamente la denominé el castillo de IF, que fue de donde huyó el Conde de Montecristo.
Congelado laboralmente "desestiman" las invitaciones que recibí para viajes internacionales,fue tanta la tensión, que una noche veía fuegos artificiales por todas partes, me dijeron que podía ser el principio de un desprendimiento de retina.
Desafiando el bloqueo, unas secretarias encabezadas por Marlín me celebran el cumpleaños 58.
Con mucha gratitud acepte la invitación y disfruté de su amabilidad.
Colaboro con el Colegio Médico en una propuesta para resolver el desempleo médico; en la evaluación de las Funciones Esenciales de la Salud Pública en Tela, departamento Atlántida; con el Instituto Hondureño de Seguridad Social en Calidad y en el departamento Ocotepeque observo el fenómeno del polo magnético.
Las actividades familiares más gratificantes fue llevarlos a algún parque o bien desplazarnos hasta Huitzilac, Morelos para disfrutar de la tan apreciada huerta.
Con Yiyo y Janet en un parque de Tlalpan.
Muy escasa mi presencia internacional, estaba vetado por siniestro personaje, aun así puede ir a San Salvador y acompañado por amistades visité Usulután, la tierra que vio nacer al padre de Cucúabuelita.
En Usulután, República de El Salvador.
Muy concentrado en Honduras pude conocer los 18 departamentos que tiene el país, estuve en Juticalpa, capital del departamento Olancho, el más grande, y accedí  incluso al departamento "olvidado" el más pobre y de difícil acceso, a Gracias a Dios, territorio conocido coloquialmente como La Mosquitia. 
Ocioso es señalar que también estuve en Comayagua, Choluteca, El Paraíso, Intibucá, La Paz, Lempira y Valle.
Mis visitas y actividades frecuentes se dieron en el Hospital Escuela de Tegucigalpa.
Un evento importante del Ministerio de Salud.

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