Una señorita, ya añosa, habló con mi Mamá indicándole que si llevaba una sillita a su casa, ella me enseñaría a leer y lo cumplió, pues antes de cumplir cinco años yo ya lo hacía con fluidez. Con esa acción Lucesita inaugura un kinder para la zona, del que fui fundador.
La foto muestra como es el local en la actualidad, pues la escuelita murió en el mismo tiempo que su creadora: la Srita. Lucesita, quien con el silabario de San Miguel y el método onomatopéyico nos introdujo en las letras y saturó con la doctrina católica, religión de la que era muy devota.
Una tarde de la temporada de lluvias, por la ventana del segundo piso, puede percatarme que una señora anciana (mucho más joven de lo que soy yo ahora) caminaba trabajosamente contra el frío viento y en medio del aguacero; me causó un sentimiento tan lastimero que llorando les pedí a mis padres que la pasaran a la casa, lo cual hicieron prestamente. Al asistir a tan desvalido personaje, una de las acciones fue tratar de frotarla con alcohol para que recuperara el calor corporal, pero ante la sorpresa de todos, la venerable y vetusta mujer, solicitó sin vacilar: "mejor dénmelo a tomar".
En la foto mi madre con Rudy en brazos, estamos acompañados por mi padre.
Todos los sábados visitábamos a mi abuelita Maurita quien vivía en la Colonia Álamos, esa era una oportunidad para encontrarnos con algunos de los 33 primos hermanos.
De izquierda a derecha Lalito, Maurita, HJA, Cristi, Rodolfo y Ninina, sin duda entre los primos más cercanos en mi infancia.
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