Llegamos la noche del viernes 11 de Julio al principal Aeropuerto Internacional de Malasia, ahí Ricardo hizo un nombramiento sumarísimo ascendiendo a un corpulento taxista de origen hindú a guía del grupo. En rápido viaje por eficiente autopista de concreto, con un desnivel que impedía el reflejo de la luz entre los sentidos de ida y vuelta, pronto estuvimos en la modernísima ciudad de Kuala Lumpur.
Su sistema de vías rápidas combinadas con el monorriel permiten rápido desplazamiento a lo lago y ancho de esa ciudad capital.
La zona más antigua es de fácil acceso. Los Malasios en general no saben mucho de México, si acaso tienen presente a los tres mexicanos pendientes de ser ahorcados por supuesto tráfico de drogas.
Abundan los espacios verdes en esta ciudad muy limpia y tranquila.
Istana Negara es la Residencia oficial de este Reino. Amplios espacios, tranquilidad absoluta en este Estado musulmán.
Nuestro guía "habilitado" pronto mostró que no estaba acreditado para el cargo, no obstante aprovechó para llevarnos, por su iniciativa, a una fábrica de relojes, una peletería súper cara y a una distribuidora de chocolates, todo eso para cobrar las respectivas comisiones.
Pero también nos llevó a un templo hindú dedicado a Murugan, dios de la guerra y la victoria, con su estatua de 42 metros de altura, sus 272 escalones y sus monos amenazantes, que te arrebatan las bolsas, en la Cueva de Batu.
El platillo fuerte: las Torres Gemelas Petronas, pero el ingenio y olfato de Lizther y Enrique los llevó a la Torre KL, de lujo exhorbitante que les permitió disfrutar del paísaje nocturno de KL.
En menos de 24 hrs. tuvimos dos vivencias extremas: Experimentar el sabor del durian, el peor que hemos probado en la vida, aunque paradójicamente para muchos es la reina de las frutas; y, gracias a la generosidad de Elvia, que compartió con todo el grupo su compra, la experiencia positiva de probar el jackfruit, que pronto se convirtió en la favorita de Enrique.
Nos dirigimos para alojarnos, a Highlans Genting, en Pehang, el estado más grande de Malasia Peninsular, en las montañas de Titiwangsa, casi estado de Selangor, en donde literalmente llegamos a la punta de la montaña y en donde está el único casino de Malasia.
En el hotel había una concentración extraordinaria de Lamborghini de la que Enrique no podía ser ajeno.
Esta Ciudad de la diversión encima de la nube, cuenta con cinco hoteles, alojándonos en el First World Hotel que ingresó al record Guinnes por sus 6118 habitaciones.
Esta Ciudad de la diversión encima de la nube, cuenta con cinco hoteles, alojándonos en el First World Hotel que ingresó al record Guinnes por sus 6118 habitaciones.
Visitamos la capital administrativa de Malasia, Putrajaya, fundada en 1995, tercer territorio federal del país.
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