1.- EL NIVEL LOCAL ES PARTE DE UN TODO.
Aunque el nivel local tenga un grado creciente de autonomía, ésta no puede ser igual a separación o anarquía, ya que la programación local abarca el subsistema donde confluyen y se encuentras las necesidades y los recursos, pero manteniendo la concepción de un sistema como un todo, responsable de la direccionalidad del plan integral.
El nivel local es el espacio de concertación por excelencia, por eso hay que hacerlo preferentemente desde posisiones de prestigio, lo que se traduce en ventajas e incentivos, pues a nadie le interesa concertar con el que no tiene nada que ofrecer.
2.- NO ES POSIBLE HACER TODO EN TODOS.
La desproporción entre las necesidades y las demandas cada vez mayores, ante los recursos limitados, constantes o decrecientes, reta la imaginación de los programadores locales para evitar el derroche en la miseria, a fin de lograr más producto con el menor insumo.
Dado que los recursos son limitados (y siempre lo serán) éstos deben aplicarse con un claro criterio de priorización, identificando los problemas, riesgos y necesidades, dentro de una estrategia de tres categorías: La de ataque, concentrando altos recursos en los problemas principales, la de mantenimiento, disminuyendo recursos en las acciones que alcanzaron a incorporarse en el almacén de rutinas y la de consolidación en la que los problemas que ya pasaron por las categorías anteriores y que por su naturaleza, sólo requieren de un proceso de vigilancia.
3.-EN LA PROGRAMACIÓN DEBEN PARTICIPAR TODOS.
En el ejercicio de la programación nadie puede estar excluido de la participación ni de la responsabilidad. La activación de la participación favorece un grado creciente de compromiso, requiere de estrategias flexibles que vehiculicen la expresión de los grupos formales e informales, garantizando realismo en la programación y un marco de responsabilidad recíproca con el enfoque derecho-deber, donde se apoye vehementemente aquello que esponda a las necesidades sentidas y que necesariamente cuestione, reoriente o elimine, las que no se adecuen a sus aspiraciones.
4.- EL PROGRAMA DEBE CONSIDERAR TODO.
La programación como un acto permanente, coherente, flexible y dinámico, debe reconocer que solo hay un tiempo, un espacio y un recurso, en el cual, donde y con que realizar las actividades, de tal forma que debe ser integradora y con gran capacidad adaptativa a cada momento.
Otro aspecto a considerar es el relativo a la temporalidad con el fin de poder entender la problemática a partir de la cual elaborar el plan de trabajo, estimando escenarios futuros posibles, probables y deseables.
La programación debe ser tan heterogénea como heterogéneos son los problemas a resolver. Los límites de la programación local estarán marcados por el grado de creatividad y entusiasmo del recurso humano local.
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