Llegamos a Corea del Sur a las 4:15 hrs. del miércoles 9 de julio (al cruzar la línea internacional del tiempo se pierde un día) en el vuelo 643 de Korean Airlines, la mayor aerolínea surcoreana, reconocida internacionalmente por su excelencia, que con sus 147 aviones Boing 747, opera más de 400 vuelos por día a 121 ciudades en 41 países de cinco continentes.
Un privilegio disfrutar del Aeropuerto Internacional de Incheon (IIA), el mayor de Corea con sus seis plantas, dos bajo el nivel del suelo, y siempre considerado en los dos primeros lugares del Mundo, ya que además de atender 24 millones de pasajeros anuales, en 150 000 despegues y aterrizajes, sirve 59 aerolíneas y conecta 188 destinos.
El sorprendente aeropuerto de Incheon ofrece todo tipo de facilidades al viajero, por ejemplo en el área de migración dispone de lentes para presbicia, salones VIP con sillones de masaje, comida, bebida, ducha y televisión, como el caso de Enrique que le toco "disfrutar" la goleada de Alemania a Brasil.
Considerado el aeropuerto más avanzado tecnológicamente de todo el continente asiático, ofrece un inodoro de alta tecnología, el inodoro electrónico con bidé incorporado que lava, seca, masajea, calienta el asiento, abre automáticamente la tapa y la cisterna se activa tras su uso.
Para los pasajeros en tránsito, con estancia mayor de cuatro horas, hay una oferta (In transit medical tourism), que conecta a los turistas con servicios de atención médica, estética y dental, para evaluaciones del estado de salud y tratamientos de calidad, que incluyen medicina tradicional coreana.
Otra facilidad es el Incheon Airport Free Transit Tour que se ofrece a viajeros que van a tener mínimo dos horas de espera para hacer su conexión, puede consistir en una visita al puerto de Incheon o bien a Seúl, la capital del país, que se encuentra a 52 kilómetros de distancia. En un cómodo autobús y una autopista moderna, se pueden hacer visitas a templos y/o centros comerciales.
Es increíble la gratuidad, considerando que cada grupo va acompañado de un guía que habla el idioma inglés.
Por nuestra parte tomamos tres tours que sumaron casi 15 horas de paseo, incluso nos llevaron a un restaurante de comida típica coreana.
Finalmente, como todo termina, nos dirigimos a Los Ángeles, no sin antes disfrutar de uno de los espacios verdes y floridos de tan singular aeropuerto.