sábado, 16 de abril de 2016

TRAZOS AUTOBIOGRÁFICOS 14 1957


Aunque tenía ya mucho tiempo de haber hecho la primera comunión, seguí asistiendo a la doctrina en la iglesia de San Antonio, pues al terminar la prédica nos prestaban guantes, bates y pelotas para practicar béisbol.  Jugábamos hermanos y amigos en el llano de la XEQ o en el llanito de La Campana. Que seguridad, que tranquilidad, toda la belleza de los alrededores la incorporábamos a nuestro espíritu.

Todos los días usaba mi bicicleta cuadro 28 para ir por el pan blanco para la comida, cada pequeño bolillo costaba cinco centavos, compraba veinte por un peso; también me daba la vuela por Ciudad Jardín, El Rosario y Xotepingo.  
Pelé era el referente mundial, pero el Necaxa logró vencer al Santos, esa noche yo estaba como testigo en el estadio rebosante de Ciudad Universitaria.

Mi abuelo, severo y austero, cae de un camión en movimiento y se fractura un pie, cuando se recupera y puede dejar el bastón, en un gesto de agradecimiento a la vida, nos lleva a sus nietos mayores, a  un paseo por el Zarco (criadero de truchas en La Marquesa)

Uno de los paseos en el Pedregal, todavía no muy habitado, era la laguna de Guayamilpa, con sus grandes pirúes y la visita anual de parvadas de patos.
Termino sexto año de primaria, hacemos la fiesta de graduación en el Club España y obtengo el correspondiente certificado.

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