Nace Estercita, mi primera hermana, quien un año después fenece víctima de una enfermedad ahora conocida como prevenible. Ella no logró beneficiarsde de las inmunizaciones, pues aunque la vacunación de la tosferina ya existía en nuetro planeta, pues fue probada en las Islas Feroe desde 1925, no se dispuso de vacuna combinada contra la tosferina y la difteria hasta 1948, pero en México no fue sino hasta 1973 cuando se etablece de forma obligatoria, con la aplicación del DPT.
La casa de San Simón 115 solo estaba habitada en la planta baja, un local lo ocupaba Don Rodolfo, que auxiliado por su hermano Ricardo hacían labores de sastrería; otros dos locales eran para Adelita y sus hijos, en una vivían y en la otras establecieron un taller de alquiler de bicicletas, que mi papá ayudo a Román, el hijo mayor, a habilitar.
Cuenta la leyenda que nací en una accesoria que antes había sido pulquería, quizá de ahí mi aversión absoluta a las bebidas alchohólicas, porque no hay duda alguna, que soy un abstemio universalmente conocido.
A finales de ese año se acondiciona la segunda planta de la casa y nos instalamos plenamente en ella.
A finales de ese año se acondiciona la segunda planta de la casa y nos instalamos plenamente en ella.
En ésta foto, además de mi madre, me acompaña mi abuelita paterna, Mamá Rosita, alta y de ojos claros, como correspondía a su origen asturiano.
Se puede apreciar en la foto a mi abuelita materna, Maurita, siempre con su imagen de enferma, pero sumamente cariñosa con mi madre, que era con mucho su hija menor y consentida absoluta. Según mi primo Pepe Luis, que también se aprecia en el grupo, de todos los nietos (33) yo era el "Betito mimado" de la abuela.
Esta foto fue tomada en el jardín de la entrada de la casa de mis abuelos paternos, mi lugar preferido para jugar durante toda mi infancia.