La palabra éxito en inglés es success, en francés succès, en italiano succeso y en portugués sucesso; es decir suceso, hecho que reviste importancia.
Con la misma raíz está éxodo (emigración), hégira (huida de Mahoma) y ejido (terreno comunal en las afueras de un pueblo), porque éxito proviene del Latín exitus, que se refiere a salida; y la salida extrema es el Exitus Letalis cuando desemboca en la muerte.
Éxito es un sustantivo, que para tener sentido debe ser precedido de un adjetivo; sin embargo por antonomasia al utilizar esa palabra tan anhelada, todo mundo entiende que se trata de un buen suceso.
¿Pero un buen resultado se refiere a ser, hacer o tener? ¿O bien es lograr un triunfo que armoniza los tres conceptos?
Ser exitoso tiene que ver con la satisfacción que se deriva del tipo de vida que llevamos en base a los valores en que se sustenta; poder hacer lo que nos gusta, según muestra más sincera vocación es sin duda un éxito envidiable y tener resueltas no solo nuestras necesidades básicas con una remuneración acorde a nuestro esfuerzo y nuestro talento, es lo que más se reconoce socialmente como disfrutar del éxito.
Lograr la gloria de ser global y universalmente exitoso, armonizando el ser, hacer y tener, no es fácil, de tal forma que quien lo consigue es una persona excepcional; por su decisión y esfuerzo sostenido, porque el éxito no es un camino lineal solo de triunfos; es la combinación de triunfos que disfrutamos y de caídas y fracasos, que representan una experiencia dolorosa, pero aleccionadora, en un denodado camino-esforzado, decidido-.
El éxito empresarial, de cumplir con sus metas y sus sueños, está reservado a los que tienen las características del emprendedor persistente: Activo, acometedor, atrevido, decidido, resuelto y audaz, que utiliza modelos de referencia a quien imitar, por ejemplo a John Willard Marriott, que es un clásico de la mercadotecnia:
Segundo de ocho hermanos, de una familia mormona, nació en septiembre del último año del siglo XIX en el rancho propiedad de sus padres, conocido como asentamiento Marriott, cerca de Ogden, Utah, Estados Unidos; pasó su niñez y juventud ayudando en el negocio familiar, sembrar remolacha y criar ovejas; a los 14 años, por encargo de su padre, llevó solo, tres mil ovejas hasta San Francisco, California. Hizo sus primeros dos mil dólares con la producción y venta de lechuga de su propio jardín.
A los 18 años viaja en misión de dos años, para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a los estados de Connecticut y Vermont; retornando a Utah a estudiar al Weber Junior Collage, autofinanciando su educación, con su primera empresa, la venta de ropa de lana.
Asiste a la Universidad de Utah y alcanza en 1926 el grado de bachiller en historia y ciencia política, casándose en 1927 con su compañera de Universidad Alice Sheets, hijastra de un Senador, con la que procreó cuatro hijos.
Deja su estado natal, para con seis mil dólares establecer un negocio en Washington, al comprar la franquicia de la bebida root beer; abriendo en 1928 su primer drive-in en el este de Missisippi. En 1931 acumula su primer millón de dólares de ganancias. Tuvo importantes pérdidas durante la Gran Depresión, siendo diagnosticado de cáncer maligno de los ganglios linfáticos en 1935, al que sobrevivió más de medio siglo.
Además de su cadena de restaurantes, crea su primer motel, inicia el servicio de comidas para las compañías aéreas e incorpora el concepto de comida rápida; observando que la gente viajaba cada vez más en 1957 funda en Arlington, Virginia, el Twin Bridges Motor Hotel, primer hotel de lo que sería la exitosa cadena mundial Marriott; su imperio creció eventualmente hasta incluir cruceros y parques de atracciones.
Para la operación óptima de la cadena, estableció manuales operativos, conocidos al máximo por los empleados, con el propósito que todos los procesos en todos los hoteles fueras iguales, estimulando a sus empleados para que ellos, a su vez, dieran los mejores resultados.
Su compañía siguió creciendo, bajo su control, hasta 1964 cuando delega en su hijo mayor la responsabilidad principal, manteniendo su participación activa como Presidente de la administración.
Sus buenos resultados se basaron en las estrategias mercadológicas, el trabajo y el trato con los empleados. El éxito de J. Willard Marriott deriva de la aplicación de su filosofía “lo primero, el bienestar del empleado” permitiendo la participación activa de todos sus empleados, en especial aquellos que toman decisiones, así como en el valor humano de las empresas, donde se valora a la organización, lo que hizo que los consumidores percibieran un gran equipo de trabajo y un excelente servicio.
En 1985, este trabajador incansable y hombre de éxito indudable, a la edad de 84 años, muere de un ataque al corazón, mientras estaba en su casa de verano de New Hampshire; su visión para los negocios le obtuvo la reputación como uno de los más exitosos hoteleros en la historia de Estados Unidos.