viernes, 28 de noviembre de 2008

Sucesos de Otros Lares 13 Las dos Murallas Australianas: Valladar del dingo y los conejos

Imagen: bbs.keyhole.com


Con una extensión territorial de 7 686 850 km2-sexto mundial- y casi 21 millones de habitantes-la mayor parte descendientes de inmigrantes que llegaron durante los siglos XIX y XX-, Australia es uno de los países con menor densidad poblacional en el mundo (2.5 por km2), concentrando a sus habitantes principalmente en las grandes ciudades costeras: Sydney-la más poblada-, Melbourne, Brisbane, Perth, Adelaida y en menor cuantía su capital Canberra.

Desde hace más de 42000 años llegaron desde el sudeste asiático, los primeros seres humanos a Australia, que fueron los ancestros de los aborígenes australianos; los asiáticos que comerciaban con los aborígenes de la costa norte de la enorme isla, introdujeron hacia el 4000 a.C. un perro probablemente descendiente del lobo, el dingo (Canis lupus dingo), que cazando en pequeñas manadas han sido considerados una amenaza, dada su condición de perros salvajes carnívoros.

Los primeros avistamientos europeos de Australia, se inician en 1906, sin embargo no fue hasta que James Cook, al mando de la expedición Endeavour, en 1770 llega a la costa oriental australiana, que llama Nueva Gales del Sur, con lo que se propicia que en 1788, procedentes de Portsmuth, llegaran once barcos, con 1500 personas y 772 vacas, al actual emplazamiento de Sydney, fundando el primer asentamiento europeo, que tuvo por objeto paliar el problema de la superpoblación penal británica, comenzando un transporte de convictos-que se abolió hasta 1864-; otras colonias fundadas fueron pobladas por “libres”.

Entre 1809 y 1821 el Gobernador Lachlan Macquarie inicia la ganadería de ovinos, introduciendo la oveja Merina, siendo Australia actualmente el país con más ovejas y primer productor mundial de lana. No obstante que Australia es el país habitado más seco y llano, y el que menos suelos fértiles posee, ha sido tradicionalmente agrícola. En la década de 1850, con el descubrimiento de minas de oro, se acelera la migración británica.

En 1859, Thomas Austin, granjero inglés, afincado en Winchelsea, en el estado Victoria, llevó dos docenas de conejos a Australia, diez años después los roedores se habían convertido en la peor plaga que había padecido el continente en toda su historia, multiplicando su población hasta extremos insoportables. Semejante cantidad de conejos devoraba miles de hectáreas de cosechas en los estados de Victoria, Australia Meridional, Queensland y Nueva Gales del Sur. La ganadería también se vio rápidamente afectada, al comerse los pastos y hierbas que alimentaban al ganado.

A finales de los años noventa del siglo XIX la peste había alcanzado también el occidente de Australia, pese a la protección que le brindaba el desierto, y la plaga había alcanzado proporciones bíblicas, planteándose la posibilidad de levantar una barrera que impidiera a los conejos acceder a los pastos y granjas del estado de Australia Occidental, por lo que en 1901 se inició la construcción de la “Rabbit Proof Fence” (verja a prueba de conejos).

La primera de las tres vallas que se construyeron recorre mas de 1800 kilómetros-la distancia que hay entre la Ciudad de México y Ciudad Juárez, Chihuahua- entre las costas norte y sur del estado de Australia Occidental, que dicho sea de paso el estado tiene mayor extensión territorial que la República Mexicana; su construcción fue complicada, ya que cuza cientos de kilómetros de zonas deshabitadas, y la logística necesaria para transportar el material desde las costas al interior fue muy compleja. Se utilizaron 8000 toneladas de material, que se trasladó en barcos, ferrocarriles, caballos, burros y camellos, hasta el desierto en donde se edificó.

Cuando se llevaba mas de la mitad de la verja construida se descubrió que los conejos ha habían cruzado al oeste, por lo que en 1904 comenzó la construcción de la valla número dos, unos cien kilómetros al oeste de la primera, con una longitud de 1100 kilómetros de largo-un poco más que la distancia entre la Ciudad de México y el Puerto de Mazatlán, Sinaloa-. Antes de que estuviera terminada, ya habían aparecido conejos casi en la costa, así que en 1906 se construye el tercer tramo, el más corto, buscando dejar libre la esquina noroeste del estado.

El mantenimiento de la reja en las décadas siguientes se realizaba viajando a lo largo de la línea con una carreta tirada por camellos. Los conejos cavaron bajo la reja, los granjeros dejaban las puertas abiertas, lo que hizo fracasar la verja a prueba de conejos, pero funcionando con canguros, emúes y dingos a los que mantenían lejos de las cosechas y del ganado. En 1950 como control biológico, el gobierno introdujo la mixomatosis, enfermedad que provocó la muerte de más de tres cuartas partes de los seiscientos millones de conejos que se calcula había en el país. La verja se remodeló, aumentando la altura y reforzándola a lo largo de todo su recorrido, cambiando el nombre de esta “muralla” a State Barrier Fence (verja estatal de contención).

La “otra muralla”, originada a finales del siglo XIX, en Australia Meridional y Nueva Gales del Sur, por la necesidad de los granjeros de proteger a sus ovejas de los perros salvajes dingos, es la verja más larga del mundo, conocida como “Wild Dog Barrier Fence” o simplemente “Dingo Barrier Fence”, de dos metros de altura, que abarca tres estados y no se detiene ante montañas, ríos o carreteras. Se calcula que su longitud es de cerca de los 5 000 kilómetros-equivalente a levantar una barda, que inicie en Caracas y termine en Buenos Aires-.

Comienza en el estado de Australia Meridional, en la Península de Eyre, y continúa a lo largo de más de dos mil kilómetros hasta la frontera con Nueva Gales del Sur. La verja discurre por casi quinientos kilómetros sobre la frontera, hasta Cameron Corner, donde gira noventa grados y continúa sobre la línea entre Nueva Gales y Queensland durante seiscientos kilómetros más. Tras abandonar la frontera, continua durante otros dos mil kilómetros hasta terminar cerca de un pueblo llamado Jimbour, Queensland, a poco menos de doscientos kilómetros de la costa del Pacífico.

Su construcción completa llevó varias décadas. Las primeras secciones de la valla se levantaron a finales del siglo XIX en Australia Meridional, y las últimas, en los años 50 en Queensland. Su mantenimiento también tiene bemoles. Las patrullas de control de la verja recorren unos trescientos kilómetros cada semana buscando agujeros, roturas o trozos caídos, y reparándolos. El mantenimiento de la verja le cuesta a cada uno de los estados implicados cosa de un millón de dólares australianos al año. Cada diez millas (unos dieciséis kilómetros) hay una puerta. A lo largo de la verja se instalan trampas y venenos -uso exitoso del monofluoroacetato como cebo-para aumentar su efectividad contra los dingos, medida muy polémica y protestada por las organizaciones de defensa de los animales. El éxito de la verja ha sido parcial. Si bien los dingos no suelen atravesarla, aún se encuentran perros salvajes al sur de ella.

Hoy en día el Dingo está bajo amenaza de extinción debido a una razón fundamental. En muchos poblados de la costa Australiana y incrementándose también en el interior del continente, las barreras entre el perro domestico y el Dingo están siendo rápidamente derribadas. Debido a que la cruza de sangres es muy común la integridad genética del Dingo esta siendo destruida. Ya en las tierras altas del sudeste aproximadamente un tercio de la población total de Dingos tiene cruzas con perros domésticos, y a menos que haya un cambio radical en la actitud de la gente, la extinción del Dingo puro parece inevitable.

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